Se acabó el misterio: resuelven por fin el enigma del fósil que ha desconcertado a los científicos durante 50 años

Fósil
Janire Manzanas
  • Janire Manzanas
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Durante más de medio siglo, un fósil vegetal hallado en el sur de Brasil ha sido un completo misterio para la comunidad científica. En un principio, fue clasificado bajo un género amplio y poco específico, ya que no era posible observar con detalle sus estructuras internas ni confirmar la presencia de esporas. Ahora, un equipo de paleobotánicos brasileños ha desentrañado este enigma gracias a la aplicación de técnicas modernas de microscopía. El resultado ha sido la creación de un nuevo género de planta fósil: Franscinella, cuya especie tipo ha sido bautizada como Franscinella riograndensis.

Este hallazgo, publicado recientemente en la revista Review of Palaeobotany and Palynology, aporta pruebas de esporas preservadas en su posición original, algo extremadamente raro en el registro geológico del período Pérmico. El Pérmico fue un período crucial en la historia del planeta Tierra. En aquella época, los continentes estaban agrupados en el supercontinente Pangea, y Gondwana (que incluía a Sudamérica, África, la Antártida, Australia e India), albergaba ecosistemas vegetales muy distintos a los actuales. Los licopodios, grupo al que pertenece Franscinella, formaban parte de la vegetación dominante en ciertas áreas.

Un género de fósiles completamente nuevo

«El descubrimiento reclasifica su taxonomía original y presenta una posible resolución a un desafío científico que había persistido durante más de 50 años: encontrar esporas vegetales in situ conservadas en rocas clásticas del Paleozoico Superior (entre 298,9 millones y 252,17 millones de años) en Brasil. La hazaña fue posible gracias a la forma en que se conservó el material fósil, un conjunto de metodologías de vanguardia que combinaban técnicas avanzadas de microscopía y una colaboración interdisciplinaria entre instituciones líderes en Brasil», recoge Phys.

El ejemplar que hoy conocemos como Franscinella riograndensis fue descrito décadas atrás bajo el nombre de Lycopodites riograndensis. Aquella primera clasificación se basaba únicamente en la morfología externa: la forma de los tallos, su disposición y otros rasgos generales. Sin embargo, en aquel momento no era posible observar con detalle sus estructuras internas ni mucho menos confirmar la presencia de esporas.

Los investigadores de la Universidad del Valle de Taquari (Univates) decidieron retomar el estudio a partir del material original conservado en la colección paleontológica de la institución. El proyecto formó parte de la tesis de de Júlia Siqueira Carniere, estudiante de doctorado en el Programa de Posgrado en Medio Ambiente y Desarrollo (PPGAD). Junto con un equipo interdisciplinar, Carniere aplicó técnicas de vanguardia que permitieron acceder a información inédita.

«El trabajo utilizó microscopía electrónica de escaneo (SEM), moldura de silicona poliloxano de vinilo (VPS) y microscopía de luz transmitida, recursos que permiten visualizar superficies y estructuras internas con gran aumento y detalle. Este enfoque reveló elementos clave que justificaban la redefinición taxonómica, incluyendo: ramificación isotómica en los tallos, una característica típica de algunos licúcidos fósiles; traqueides del cilindro vascular con estructura preservada, importante para identificar grupos de plantas extintos; y esporaciones trilétrices con escultura verrucate preservada in situ, es decir, todavía dentro de las estructuras reproductivas de la planta».

La obtención de estas microestructuras fue posible gracias a la colaboración con el Instituto Tecnológico itt Oceaneon de la Universidad del Valle del Río de los Sinos (Unisinos), especializado en la recuperación de microfósiles. Allí se aplicó un protocolo específico que permitió liberar y observar las esporas sin dañarlas, algo que había resultado infructuoso en intentos anteriores.

De lo microscópico a lo macroscópico

«Las esporas encontradas en Franscinella riograndensis muestran morfología compatible con el género palinológico Converrucosisporites, común en depósitos pérmicos en la Cuenca de Paraná. Esta correspondencia es relevante porque vincula directamente el registro macrofósil (partes visibles de la planta) con el registro microfósil (esporas y granos de polen), ampliando nuestra comprensión de la vegetación y los ecosistemas pasados»

«En la práctica, esto significa que los investigadores ahora pueden hacer interpretaciones más completas de las comunidades de plantas pérmicas, integrando información de diferentes líneas de evidencia. Además, esta correlación contribuye a los estudios de bioestratigrafía, que utilizan fósiles para datar y correlacionar capas rocosas».

Al establecer este vínculo, los científicos pueden reconstruir con mayor precisión los ecosistemas vegetales del Pérmico y comprender cómo se distribuían las comunidades de plantas en el supercontinente Gondwana. Además, esta información amplía las herramientas para los estudios de bioestratigrafía, que utilizan fósiles como marcadores para fechar y correlacionar capas de roca en distintas regiones.

«La redefinición de Franscinella riograndensis muestra cómo revisitar los fósiles conocidos con nuevas herramientas puede generar descubrimientos innovadores. Muchos grupos fósiles, como los licopodoides, han sido clasificados históricamente bajo géneros amplios y genéricos; en este caso, los licopoditas. Este tipo de clasificación general era una solución práctica en ausencia de información más detallada, pero tiende a revisarse cuando se dispone de nuevos datos. Además, permite comparaciones con registros similares en otras regiones del mundo, ofreciendo nuevos datos sobre la evolución y ecología de estos grupos vegetales en el Paleozoico».

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