Verano y niños: como proteger a los niños de las medusas, los insectos y las infecciones bacterianas

Ahora que estamos en vacaciones de verano, una de las mejores ideas que podemos tener para distraer y hacer que los niños se diviertan es llevarlos al aire libre, ya sea el mar o la montaña, pero tenemos también que procurar protegerlos de diversas «amenazas» habituales durante esta época del año. Veamos a continuación cómo proteger a los niños de las picaduras de medusas, de infecciones bacterianas y de los insectos.
Verano y niños: cómo protegerlos de medusas, infecciones e insectos
Teniendo en cuenta que la pandemia por coronavirus sigue latente y que debemos procurar que los niños (y también nosotros) tomen las precauciones necesarias para no contagiarse, tanto ir a la playa como a la montaña, puede hacer que los pequeños desconecten, se diviertan y respiren aire puro, pero debemos tener en cuenta además una serie de precauciones, en el caso de que nuestros hijos sufran picaduras o acaben encontrándose mal.
Picaduras de medusa
¿Cómo tratar las picaduras de medusa? Ya lo vimos recientemente en este post, pero es bueno recordar que nunca se debe frotar o aclarar con agua de mar, sino que lo básico es comprobar que no haya partes de medusa pegadas a la piel. Si es así, es importante tratar de eliminarlas con cuidado.
En realidad, la medusa no pica, ni muerde. Son sus tentáculos largos y delgados los que al entrar en contacto con la piel emiten una sustancia que provoca irritación cutánea. La parte se enrojece e hincha en pocos minutos y cuando el ardor comienza a disminuir, la sensación de picazón aumenta. Por tanto, si tenemos a mano, es aconsejable aplicar un gel astringente con cloruro de aluminio . Este gel tiene un excelente efecto anti-picor y bloquea la propagación de las sustancias picante liberadas por las medusas. En ausencia de esta pomada, se puede utilizar una crema de cortisona, aunque los resultados sean menores.
Infecciones bacterianas
Las infecciones bacterianas también pueden afectar a los niños en verano y entre las más frecuentes se encuentra ciertamente el impétigo , una infección cutánea que afecta principalmente a los niños en edad preescolar con una clara reducción de la prevalencia a partir de los 15 años. La enfermedad es más frecuente en climas cálidos y húmedos y en la temporada de verano y se ve facilitada por condiciones que comprometen la integridad de la piel como traumatismos menores, picaduras de insectos, rascado inducido por dermatosis pruriginosas (sarna, eccema). Es una infección altamente contagiosa con un período de incubación promedio de 7 a 10 días. El sujeto infectado es contagioso durante al menos 24 horas desde el comienzo de una terapia adecuada.
El impétigo estreptocócico puede inducir glomerulonefritis (una enfermedad inflamatoria que afecta a los riñones). No se ha demostrado claramente la eficacia de la terapia para prevenir esta complicación. Pero cabe destacar que la enfermedad reumática no es una secuela del impétigo.
Ante cualquier infección cutánea del niño o cualquier síntoma de malestar, será necesario llevarlo al médico de inmediato para que puedan realizar el diagnóstico adecuado y también recetar el mejor tratamiento.
Picaduras de insectos
Tanto en el mar como en la montaña siempre existe el peligro de picaduras de insectos. Es importante adoptar reglas de comportamiento para evitar el contacto con estos vectores, especialmente con los mosquitos, que son más comunes en los ambientes rurales, de noche y durante la época de lluvias. Por ello, además de llevar ropa de color claro que cubra brazos y piernas y utilizar mosquiteras tratados preferentemente con insecticidas (permetrina), los pediatras recomiendan utilizar repelentes, que podemos aplicar en la piel expuesta o en la ropa que lleven los niños, y que deben aplicarse cada 3-4 horas,especialmente en zonas de clima cálido-húmedo.
Eso sí, en los niños, se debe evitar la aplicación de repelentes en las manos porque podrían ingerir el producto sin darse cuenta. La mayoría de los repelentes se pueden usar a partir de los 2 meses de edad, a excepción del aceite de limón y los productos de eucalipto. En cualquier caso, los repelentes con menor concentración (dependiendo del principio activo) deben utilizarse en niños menores de 2 años.
Mareos en el coche
Este verano también se favorecen los viajes en coche, de modo que es importante prevenir el mareo por movimiento en los niños. En primer lugar, es importante asegurar siempre a los pequeños en los asientos adecuados (si se alquila el coche es necesario comprobar la eficacia de estos dispositivos). Para un viaje cómodo, la indicación es salir en las horas más frescas del día (temprano en la mañana o en la noche), no abusar del aire acondicionado dentro del habitáculo (mantener una temperatura no inferior a 22-23 grados) y hacer paradas en el camino, especialmente cuando el niño tiene que comer.
Si viajamos con un bebé, será bueno planificar una parada cada dos horas y cada vez que el bebé necesite ser alimentado. Para prevenir los casos de náuseas y vómitos, es aconsejable dar a los niños una dieta ligera antes del viaje y mantener una buena ventilación del vehículo.
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