Embarazo

Polihidramnios: qué saber sobre esta afección durante el embarazo

Los casos leves generalmente no presentan síntomas, pero los graves pueden provocar complicaciones

Líquido amniótico: todo lo que necesitas saber

Polihidramnios
Todo sobre el Polihidramnios.
Blanca Espada

El polihidramnios es una condición que se produce cuando hay demasiado líquido amniótico alrededor del feto en el útero. El líquido amniótico es el fluido que rodea y protege al bebé durante el embarazo.

Normalmente, el volumen de líquido amniótico aumenta gradualmente hasta la semana 34 de gestación, y luego disminuye ligeramente hasta el parto. Sin embargo, en algunos casos, el líquido amniótico puede acumularse en exceso y causar complicaciones tanto para la madre como para el bebé.

Causas del polihidramnios

No siempre se conoce la causa exacta del polihidramnios, pero algunas de las posibles causas son:

  • Anomalías fetales: Algunas malformaciones congénitas del feto pueden afectar a su capacidad de tragar o procesar el líquido amniótico, lo que hace que se acumule en el útero. Algunos ejemplos son los defectos del tubo neural, los problemas gastrointestinales, los trastornos cromosómicos o las infecciones congénitas.
  • Diabetes gestacional: La diabetes gestacional es una alteración del metabolismo de la glucosa que se desarrolla durante el embarazo. Puede provocar que el feto crezca más de lo normal y produzca más orina, lo que aumenta el volumen de líquido amniótico.
  • Embarazo múltiple: Los embarazos de gemelos, trillizos o más pueden aumentar el riesgo de polihidramnios, especialmente si hay una transfusión desigual de sangre entre los fetos (síndrome de transfusión feto-fetal).
  • Otras causas: Algunas otras causas menos frecuentes de polihidramnios son las infecciones maternas, los problemas placentarios, los trastornos sanguíneos o los medicamentos que estimulan la producción de líquido amniótico.

Síntomas del polihidramnios

El polihidramnios puede causar diversos síntomas en la madre, como:

  • Aumento rápido del tamaño abdominal: El exceso de líquido amniótico puede hacer que el útero se distienda más de lo normal y que el abdomen de la madre crezca más rápido de lo esperado.
  • Dificultad para respirar: El aumento de la presión en el abdomen puede comprimir el diafragma y dificultar la respiración de la madre, especialmente al estar acostada o al hacer ejercicio.
  • Dolor o sensación de presión en el abdomen o la pelvis: El exceso de líquido amniótico puede causar molestias, dolor o sensación de presión en el abdomen o la pelvis de la madre, debido al estiramiento de los músculos y los ligamentos uterinos.
  • Contracciones uterinas prematuras: El polihidramnios puede provocar que el útero se irrite y se contraiga antes de tiempo, lo que puede desencadenar un parto prematuro o un aborto espontáneo.
  • Hinchazón de las piernas o los tobillos: El aumento de la presión en el abdomen puede dificultar el retorno venoso de las extremidades inferiores, lo que puede causar edema o hinchazón de las piernas o los tobillos.

El polihidramnios también puede causar problemas en el feto, como:

  • Malposición fetal: El exceso de líquido amniótico puede hacer que el feto se mueva más de lo normal y adopte una posición anormal para el parto, como de nalgas, transversal o de cara.
  • Compresión del cordón umbilical: El exceso de líquido amniótico puede aumentar el riesgo de que el cordón umbilical se enrolle alrededor del cuello del feto o se comprima entre el feto y la pared uterina, lo que puede reducir el flujo de sangre y oxígeno al feto.
  • Retraso del crecimiento intrauterino: El polihidramnios puede estar asociado a algunas anomalías fetales que pueden afectar al desarrollo y el crecimiento del feto dentro del útero, lo que puede causar un peso al nacer menor de lo normal.

Diagnóstico del polihidramnios

El polihidramnios se puede diagnosticar mediante una ecografía, que es una prueba de imagen que usa ondas de sonido para crear una imagen del útero y el feto. La ecografía permite medir el volumen de líquido amniótico y detectar posibles anomalías fetales o placentarias. El polihidramnios se clasifica según su grado de severidad en leve, moderado o severo, según el índice de líquido amniótico (ILA), que es un valor que se obtiene al sumar los diámetros de las cuatro bolsas de líquido más grandes del útero. El polihidramnios se considera:

  • Leve: Cuando el ILA es mayor de 25 cm y menor de 30 cm.
  • Moderado: Cuando el ILA es mayor o igual a 30 cm y menor de 35 cm.
  • Severo: Cuando el ILA es mayor o igual a 35 cm.

Además de la ecografía, el médico puede solicitar otras pruebas para determinar la causa del polihidramnios, como:

  • Análisis de sangre: Para descartar infecciones maternas, diabetes gestacional o trastornos sanguíneos.
  • Amniocentesis: Es una prueba que consiste en extraer una muestra de líquido amniótico con una aguja a través del abdomen de la madre. La muestra se puede analizar para detectar posibles infecciones, anomalías cromosómicas o genéticas del feto.
  • Cordocentesis: Es una prueba que consiste en extraer una muestra de sangre del cordón umbilical con una aguja a través del abdomen de la madre. La muestra se puede analizar para detectar posibles infecciones, anomalías cromosómicas o genéticas del feto.

Tratamiento del polihidramnios

El tratamiento del polihidramnios depende de su causa, su grado de severidad y la edad gestacional de la madre. El objetivo del tratamiento es reducir el volumen de líquido amniótico, aliviar los síntomas de la madre y prevenir las complicaciones para el feto. Algunas de las opciones de tratamiento son:

  • Tratamiento médico: Consiste en administrar medicamentos que disminuyen la producción de líquido amniótico o aumentan su eliminación. Algunos ejemplos son los antiinflamatorios no esteroideos (AINE), los diuréticos o los antibióticos.
  • Amniodrenaje: Consiste en extraer parte del líquido amniótico con una aguja a través del abdomen de la madre. Se puede realizar una o varias veces, según la evolución del caso. El amniodrenaje alivia la presión en el útero y mejora los síntomas de la madre, pero no trata la causa del polihidramnios.
  • Inducción del parto: Consiste en provocar el parto de forma artificial cuando el polihidramnios es severo y pone en riesgo la vida de la madre o del feto. Se puede realizar mediante la administración de medicamentos que estimulan las contracciones uterinas o mediante la rotura de la bolsa de líquido amniótico. La inducción del parto se suele reservar para los casos en los que el feto tiene una edad gestacional suficiente para sobrevivir fuera del útero.

Prevención del polihidramnios

No siempre se puede prevenir el polihidramnios, pero algunas medidas que pueden ayudar a reducir el riesgo son:

  • Realizar un control prenatal adecuado: Es importante acudir a las consultas médicas y realizarse las pruebas que el médico indique durante el embarazo, para detectar y tratar posibles problemas que puedan causar polihidramnios.
  • Controlar la diabetes gestacional: Si se tiene diabetes gestacional, es importante seguir las recomendaciones del médico sobre la dieta, el ejercicio y el tratamiento farmacológico, para mantener los niveles de glucosa en sangre dentro de los rangos normales y evitar complicaciones para la madre y el feto.

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