Cómo lidiar con el insomnio de los niños cuando hace calor en verano

El verano es una época del año que muchos niños disfrutan por las vacaciones, las actividades al aire libre y la diversión. Sin embargo, también puede ser una época difícil para conciliar el sueño debido al calor, la luz y el cambio de hábitos. El insomnio es un trastorno del sueño que se caracteriza por la dificultad para dormir o mantenerse dormido, lo que afecta a la calidad y cantidad del descanso. El insomnio puede tener consecuencias negativas para la salud física y mental de los niños, como cansancio, irritabilidad, falta de concentración, problemas de aprendizaje o alteraciones del humor.

Lidiar con el insomnio de los niños cuando hace calor

Según la Sociedad Española del Sueño, el 30% de los niños españoles padece insomnio. Los niños y los ancianos son los que más sufren este problema, especialmente en los meses de verano, cuando las temperaturas son más altas y el organismo tiene más dificultades para regular su temperatura interna. La temperatura ideal para dormir bien está entre los 18 y 22 grados. Además, la exposición a la luz y al ruido también influye en la secreción de melatonina, una hormona que regula el ciclo del sueño. Cuando hay más luz, el cerebro produce menos melatonina y la persona se siente más despierta.

Para ayudar a los niños a dormir mejor cuando hace calor en verano, es importante seguir una serie de consejos que favorezcan un ambiente y una rutina adecuados para el descanso. Algunos de estos consejos son:

• Mantener unos horarios regulares de sueño, acostando y levantando a los niños a la misma hora todos los días, incluso en vacaciones. Esto ayuda a sincronizar el reloj biológico y a crear un hábito de sueño saludable.
• Evitar las siestas durante el día, ya que pueden reducir la necesidad de dormir por la noche. Si el niño está muy cansado, se puede permitir una siesta corta (no más de 20 minutos) antes de las 16:00 horas.
• Ventilar la habitación antes de ir a dormir, abriendo las ventanas para que entre aire fresco y cerrándolas si hay mucho ruido o luz exterior. También se puede usar un ventilador o un aire acondicionado a una temperatura moderada (no menos de 25 grados) para refrescar el ambiente.
• Usar sábanas de algodón, que son más transpirables y absorben mejor el sudor. Evitar las mantas o edredones pesados y dejar una manta ligera a mano por si baja la temperatura durante la noche.
• Hidratarse bien durante el día, bebiendo agua o zumos naturales con frecuencia. Evitar las bebidas con cafeína, azúcar o alcohol, que pueden alterar el sueño o provocar sed.
• Cenar ligero y al menos dos horas antes de ir a dormir. Evitar las comidas copiosas, picantes o grasas, que pueden causar indigestión o reflujo. Optar por alimentos que favorezcan el sueño, como los lácteos, los cereales integrales o las frutas.
• Realizar actividades relajantes antes de acostarse, como leer un cuento, escuchar música suave o hacer ejercicios de respiración. Evitar las actividades estimulantes, como ver la televisión, jugar con videojuegos o usar el móvil o la tablet.
• Enfriar los pies antes de dormir, poniendo unos calcetines en la nevera y luego poniéndoselos al niño. Esto ayuda a bajar la temperatura corporal y a inducir el sueño.
• Bañar al niño con agua tibia antes de ir a la cama, lo que le ayudará a relajarse y a refrescarse. Evitar el agua fría o caliente, que puede tener el efecto contrario.
• Consultar con el pediatra si el niño tiene algún problema de salud o toma algún medicamento que pueda interferir con el sueño. También se puede recurrir a suplementos naturales de melatonina, siempre bajo prescripción médica y con precaución.

Siguiendo estos consejos, se puede mejorar la calidad del sueño de los niños cuando hace calor en verano y evitar los efectos negativos del insomnio. Dormir bien es esencial para el desarrollo y el bienestar de los niños, así como para su rendimiento y su felicidad.