EL CUADERNO DE PEDRO PAN

Stacey Kent, la palabra que narra el sueño del alma

La cantante nacida en New Jersey actuó en el Trui Teatre dentro del XVI Jazz Voyeur Festival

Su voz es una de las pocas que enamoran, de inmediato, al micrófono, hasta hipnotizarlo

stacey kent
Stacey Kent, durante su actuación en el Trui Teatre.

El 7 de noviembre tuvimos la inmensa fortuna de recibir en Palma a Stacey Kent, recién llegada de Extremo Oriente y al inicio del capítulo europeo de su gira. En principio se anunciaba el encuentro para presentar Songs From Other Places, que cabe considerar el álbum del confinamiento, grabado en petit comité con la participación de su pianista de cámara Art Hirahara y de su marido, imprescindible compañero artístico, Jim Tomlinson en metales.  

No me he cansado de repetir desde verla en el cartel que ella era la baza sin discusión posible del XVI Jazz Voyeur Festival, iniciado el 4 de noviembre con Matt Bianco, es decir Mark Reily, reconvertido en jazz y solo eso. 

Como digo, el concierto de Stacey Kent se anunciaba para presentarnos ese trabajo surgido de la pandemia; pero quiso la casualidad, que nos llegase a pocos días de la presentación de su álbum, Summer Me, Winter Me, con lanzamiento previsto el viernes 10. De manera que su voz, unida al piano, la flauta, el clarinete y el saxo tenor iba a darnos cuenta de ambos trabajos, en este último acompañada de espléndido cuarteto, de manera que el papel de Hirahara como el de Tomlinson debía desdoblarse adecuadamente para ir a  dar cuenta de sus recientes canciones, que a pesar de tratarse de  estándares lo cierto es que trasladadas a su voz característica adquieren rango inédito.

Alguien escribió que «la voz de Stacey Kent no nos permite olvidar que los temas son acerca de la gente. Sus protagonistas adquieren tal vida propia a través de su voz, que consigue retratar los complejos tonos y sombras de una personalidad. Sus motivos y sentimientos». No se puede estar más de acuerdo, aunque voy más lejos porque la suya es una voz de las pocas que  enamoran, de inmediato, al micrófono, hasta hipnotizarlo, ante la sigilosa capacidad de esta mujer para profundizar en el significado de las palabras, convirtiendo cada una de sus interpretaciones en estándares de singularidad única. Bastaba con verla en escena. Su sincera e ingenua naturalidad, en el sentido de hablar sin doblez, sin astucia ni malicia. La suya es naturalidad tan absoluta y desbordante que nos llega de inmediato al corazón.

Siempre plantada ante el micrófono, con natural y soberbia elegancia, llega hasta él que la aguarda ansioso para desencadenar la seducción de una voz tan sensualmente pausada, que va narrando en su introspección momentos irrepetibles. Es su sinceridad, incluso su honestidad artística la que hace de  ella un icono insospechado. Hoy es ella la voz blanca del jazz.

Parece conveniente recordar que hablamos, ante todo, de una universitaria nacida en New Jersey que llegó accidentalmente a la música cuando estaba estudiando posgrado en Oxford. Su especialidad es la literatura comparada y es precisamente ese conocimiento profundo de la palabra, lo que hace de ella una vocalista con enorme capacidad para la ensoñación narrativa y eso convierte a Stacey Kent en un caso prácticamente único en la canción.

Lástima que en Palma no fuese recibida como merece, que mucho nos falta para ser un público de referencia, Aunque los allí presentes, en Trui Teatre, sí vivieron una velada inolvidable. Porque, verla en escena, es compartir el significado de la palabra, encarnado en el profundo sueño del alma.

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