Seis turistas detenidos tras una brutal agresión al responsable del Megapark, local del ‘capo’ Cursach
Los arrestados le fracturaron cuatro vértebras al jefe de sala de la conflictiva discoteca


Lo que parecía una noche de fiesta acabó con vértebras rotas, turistas detenidos y una escena digna de película de acción… pero sin final feliz. La madrugada del pasado sábado, agentes de la Policía Nacional detuvieron a seis varones extranjeros -cuatro austriacos y dos bosnios- por propinar una brutal paliza al jefe de sala del Megapark, discoteca de Bartolomé Cursach, ubicada en la Playa de Palma.
Los arrestados están acusados de un delito de lesiones. Según la víctima y algunos testigos de parte, los turistas se enfadaron porque no les gustó que les llamaran la atención. También es cierto que las peleas y problemas en el interior de este centro de ocio son constantes. De hecho, en algunas ocasiones han sido sancionados por instancias policiales y judiciales.
La propiedad de esta discoteca es del controvertido Bartolomé Cursach, magnate del ocio nocturno y muy cuestionado en el sector.
Los hechos ocurrieron sobre la 1:40 horas, cuando personal del local alertó a los agentes del Grupo Operativo de Respuesta (GOR), que patrullaban de paisano por la zona. Al llegar, los agentes encontraron al trabajador inconsciente en el suelo, tras haber sido atacado «de forma coordinada» por el grupo, según sus propias declaraciones, al recuperar la conciencia.
El hombre fue atendido en el lugar y trasladado a un centro hospitalario, donde se le diagnosticaron fracturas en cuatro vértebras. Afortunadamente, recibió el alta médica posteriormente.
Gracias a la rápida descripción del grupo y su vestimenta, los agentes localizaron a uno de los sospechosos en un hotel cercano. Poco después, localizaron al resto, todos hospedados juntos y con señales visibles de haber participado en una pelea. Con las pruebas, testimonios y hasta las heridas en sus caras como evidencia, los seis varones fueron detenidos y trasladados a dependencias policiales.
El agredido no dudó en reconocerlos como sus atacantes. Playa de Palma, famosa por su vida nocturna, suma así un nuevo episodio de violencia importada, en el que el turismo deja de ser de sol y playa para convertirse, lamentablemente, en turismo de pelea.