Las monjas jerónimas expresan su «profundo pesar» por el recurso del obispo por la propiedad del convento
La priora del monasterio, Ángeles Sanz, anuncia que la congregación se "seguirá defendiendo con contundencia"
Las monjas Jerónimas han expresado este jueves su «profundo pesar» tras conocer el recurso de casación que el Obispado de Mallorca ha presentado contra la sentencia de la Audiencia que les reconoce la propiedad del Monasterio de Santa Isabel.
En un comunicado, la priora del monasterio, Ángeles Sanz, respeta la decisión del Obispado, aunque avisa de que ese respeto «no evitará que la orden continúe defendiéndose de las situaciones injustas y no queridas vividas hasta ahora y que lo hará con contundencia».
Las religiosas cuestiona de este modo la admisibilidad a trámite del recurso de casación y han mostrado su oposición por carecer absolutamente de base.
Las monjas han insistido en su voluntad de poner fin al litigio para que el monasterio sea un lugar para los palmesanos y que cumpla una función social en beneficio de los más vulnerables.
«Han sido muchos años de lucha entre hermanos, de incertidumbres, de nerviosismo, cuando nuestra función en la tierra no es esa», han señalado las religiosas.
En el comunicado, la priora recuerda que la sentencia del Tribunal de Apelación contra la que ha formulado el Obispado de Mallorca el recurso de casación ratificó en todos sus extremos el pronunciamiento de primera instancia por el que se reconoce y declara que las religiosas jerónimas del Monasterio de Santa Isabel son las propietarias de su propio monasterio, que vienen poseyendo, ampliando, cuidando y atesorando pacíficamente desde 1485, con la consiguiente cancelación del asiento inmatriculatorio provocado por las certificaciones del obispo Javier Salinas, emitidas contra todo derecho y razón, en noviembre de 2014.
Las monjas jerónimas iniciaron su batalla contra el Obispado a mediados de febrero de 2014, el mismo día en que las últimas cinco religiosas abandonaron el monasterio que había sido su casa durante siete siglos para unirse a sus compañeras de Inca.
Hubo una misa de despedida presidida por el entonces obispo de Mallorca Javier Salinas. Justo después del cierre del convento, la orden religiosa y el Obispado se enfrentaron para ver quién se quedaba las llaves. La jerónimas llevaron el tema a los juzgados.
En el conflicto intervino pronto el Consell de Mallorca, cuyo presidente de entonces era Miquel Ensenyat. «Entendemos que la propiedad es de las religiosas, pero lo tiene que determinar un juez», señaló Ensenyat tras recibir a la comitiva de las religiosas para actuar de mediador y como máximo responsable de Patrimonio.
Pero la propiedad del convento no es el único frente abierto de las jerónimas en Palma. El segundo empezó con el intento de traslado por parte de las religiosas de más de 800 piezas, muebles y obras de arte, al monasterio de Inca donde, aseguraban que tendrían mejores condiciones de conservación. Inicialmente intentaron realizar el traslado de estas piezas sin formalizar ningún trámite administrativo y aparcando los camiones de mudanzas a la puerta del templo.
El Obispado consideró que lo que se hacía era un expolio y paralizó la salida de las piezas. Tuvo que intervenir el Consell de Mallorca, dado que Sant Jeroni está catalogado como Bien de Interés Cultural.
La orden inició entonces los trámites para legalizar el traslado y obtuvo el beneplácito de la comisión de Patrimonio. La mudanza afectó a 118 obras pictóricas de pequeño formato, medio centenar de frontales de altar fechados desde el siglo XV o 650 ornamentos textiles, muchos de los cuales se guardaban en la sacristía, la parte peor conservada del convento. Es menos de una tercera parte del tesoro patrimonial que guarda Sant Jeroni y que continúa degradándose a la espera de que su futuro se dirima de forma definitiva por la Justicia.