Més per Mallorca se quita la careta

Més per Mallorca se quita la careta

La mascarada ha terminado. Més per Mallorca, ese partido que finge defender una supuesta ecología progresista y una identidad cultural amable, ha revelado su verdadera cara: la del separatismo militante y la complicidad con los herederos del odio. Su alianza con EH Bildu, una formación que jamás ha roto con su pasado más oscuro, no es sólo una muestra de oportunismo político, sino una traición a los ciudadanos de Baleares y a todos los españoles.

¿Con qué autoridad moral puede hablar Més de democracia, cuando firma comunicados conjuntos con quienes aún no han pedido perdón por los asesinatos de ETA? ¿Con qué legitimidad se presentan como opción «moderada», cuando se abrazan a los mismos que sembraron el terror durante décadas en las calles de nuestro país?

Esta escenificación de unidad entre Més y Bildu no es otra cosa que una declaración de guerra a la nación española. Se envuelve en el lenguaje falso de los «derechos de los pueblos», de la «soberanía popular», de la «diversidad cultural», pero todos sabemos qué hay detrás: el mismo proyecto de siempre, el del odio a España, el de la ruptura, el del enfrentamiento tribal y la imposición ideológica.

Desde Vox no vamos a callar ante semejante felonía. Porque esto no es política. Esto es colaboracionismo con el enemigo interno. Y sí, hay que llamarlo por su nombre: enemigo. Quienes se alían con aquellos que justifican o relativizan el tiro en la nuca, los secuestros, las amenazas y los años de plomo, son indignos de ocupar un solo escaño en nuestras instituciones.

Y más aún lo son aquellos que, como Més, maquillan esta traición como si fuera un avance democrático. No, no lo es. Es una burla. Es un ultraje. Es una muestra más de hasta dónde están dispuestos a llegar para mantener vivo su proyecto de disolución nacional.

Més per Mallorca ha pasado de hablar de molinos y turismo sostenible, a pactar con quienes nunca condenaron el asesinato de guardias civiles, jueces, concejales o niños. No es un desliz. Es una estrategia. Están construyendo su proyecto sobre las cenizas de la convivencia nacional. Son ellos quienes quieren dinamitar lo que tantos españoles construyeron con sacrificio: una España unida, libre y en paz.

Y lo hacen con el tono victimista del separatismo llorón. Se disfrazan de oprimidos mientras colaboran con los verdaderos opresores del pasado reciente. Atacan a la «derecha autoritaria» como si exigir el cumplimiento de la ley fuera un delito. Mientras tanto, se reúnen con partidos que blanquean la violencia y siguen sin reconocer a las víctimas del terrorismo como lo que son: héroes de una democracia asediada.

¿Dónde está el Gobierno ante esta indignidad? Calla. Porque no quiere incomodar al Frankenstein parlamentario que les mantiene en el poder. Sólo Vox dice lo que millones de españoles piensan: que esto es una traición y que no lo vamos a tolerar.

Més ha cruzado una línea roja. Su prioridad no es el bienestar de los ciudadanos de Baleares, sino su fantasía separatista compartida con los enemigos de la nación. Su pacto con Bildu es un insulto a la memoria, a la justicia y al futuro de España.

Y por ello, lo decimos alto y claro: no pasarán. Cada ataque a la unidad nacional, cada complicidad con el separatismo, será respondido con más fuerza, más verdad y más España. Porque no hay pancarta, disfraz o consigna que pueda ocultar lo que son: unos traidores con sonrisa de cartón.

  • David Gil de Paz es portavoz adjunto de Vox en el Consell de Mallorca.

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