La izquierda ve «racista» la Toma de Granada pero celebra la de Palma con 25.000 musulmanes degollados
Mientras Podemos e Izquierda Unida están contra la primera, que fue pacífica, apoyan la segunda, que acabó en una matanza
El valí musulmán ofreció la rendición, pero los nobles catalanes y el obispo de Barcelona exigieron que hubiera masacre
Podemos y Més per Mallorca apoyan la Diada de Mallorca para contentar al pancatalanismo
El Pacte sustituyó la Diada de Mallorca original, que era el 12 de septiembre, por el 31 de diciembre
Sindicatos, Asociaciones Feministas y partidos de izquierda radical -Podemos e Izquierda Unida- insisten un año más a través de la plataforma Granada Abierta en pedirle al Ayuntamiento de la ciudad andaluza, dirigido por el socialista Francisco Cuenca, que elimine el acto de celebración del 529 aniversario de la Toma de Granada, previsto para el próximo domingo 2 de enero, por considerarlo «racista y excluyente». Contrasta con lo que sucede en Baleares, donde mañana viernes se festejará la Diada de Mallorca con el apoyo de todos los partidos de izquierda y soberanistas, Podemos incluido, conmemorando la conquista de la antigua Madina Mayurga -la actual Palma- a manos de las tropas del rey Jaime I, que pasaron a cuchillo a los habitantes musulmanes de la ciudad, acabando con la vida de 25.000 personas en el mayor genocidio conocido en la historia de Baleares.
«Patrioterismo rancio e inculto», así definió en 2017 Pablo Iglesias la celebración de la Toma de Granada, haciendo suyo el acto de protesta que desde hace años se lleva a cabo cada dos de enero en la ciudad de La Alhambra por parte de grupos radicales de izquierda en la Plaza del Carmen durante los actos centrales de celebración del día en el que el rey nazarí Boabdil entregó las llaves de la ciudad a los Reyes Católicos Isabel y Fernando, en el que fue el acto final de la reconquista española.
La izquierda califica de «sectaria, anacrónica e insostenible» la fiesta, propone sustituirla por el homenaje a Mariana Pineda, que se celebra el 26 de mayo, y defiende que a la rendición de Granada siguió la expulsión de los musulmanes que vivían en la ciudad, en un acto que Federico García Lorca calificó en su día como «un momento malísimo. Granada perdió una civilización admirable para convertirse en una tierra de chavico donde se agita la peor burguesía de España».
La historia, sin embargo, demuestra que eso no fue así. Tras la conquista del 2 de enero de 1492 los Reyes Católicos permitieron abandonar libremente la ciudad a todos aquellos musulmanes que lo desearon, mientras que los que decidieron quedarse pudieron hacerlo en condición de mudéjares, manteniendo su religión y sin la obligación de convertirse al cristianismo. De hecho, según se lee en manuscritos escritos por los propios nazaríes (Fragmento de la época sobre noticias de los Reyes Nazaritas o Capitulación de Granada y emigración de los andaluces a Marruecos), la benevolencia de las tropas reales fue absoluta: