‘La gramática’ con una colosal María Adánez, puro surrealismo fantástico
La obra, protagonizada por la actriz junto a José Troncoso, pudo verse el pasado 4 de julio en el Teatro Principal de Palma

El Teatro Principal de Palma ha cerrado su temporada acudiendo a la función única el 4 de julio -buena cosecha, por cierto- para programar La gramática, obra original del dramaturgo Ernesto Caballero, que además la dirige y con dos intérpretes en escena: la actriz María Adánez -colosal en su papel-, y José Troncoso, asimismo dramaturgo y director, además de actor. Es una obra liviana pero en absoluto menor, que refiere «un relato ácido de la España actual», tal y como se recoge en el programa de mano.
Es importante referir los ingredientes básicos dándose cita: un dramaturgo y director que entre el 2011 y 2019 estuvo al frente del Centro Dramático Nacional. Además ya se acercó a Palma, hace poco, para presentar en el Principal, Rinoceronte de Eugène Ionesco. Otro ingrediente destacado es la actriz María Adánez, personaje central de la obra que viene transitando, con frecuencia, entre el teatro clásico y las series televisivas cómicas.
Ernesto Caballero se refiere a su obra La gramática como «no tanto una camisa de fuerza como un buen sastre: realza lo que uno quiere expresar».
En realidad, el argumento desencadenante es puro surrealismo fantástico al establecer como punto de partida el accidente laboral de una limpiadora en la RAE atropellada por el derrumbe circunstancial de una estantería con las gramáticas surgidas de la evolución histórica de la lengua española. El traumatismo resultante tendrá como resultado sobrevenirle un sofisticado lenguaje académico, en consecuencia, tensiones en su entorno social.
Aquí es donde entra en juego un neurocientífico (Troncoso) encargado de regresar a esta pobre mujer analfabeta a los usos lingüísticos que le eran propios antes del accidente. La misión del neurocientífico será devolver a la víctima a sus limitaciones. Pigmalión al revés.
Estudios de la segunda mitad del siglo XX han puesto de manifiesto el uso inconsciente de las cuerdas vocales, cuando soñamos durmiendo e incluso cuando pensamos en recogido silencio. Lo que viene a subrayar el papel del vocabulario, del lenguaje en definitiva, cuando debemos enfrentarnos a las situaciones que contribuyen a nuestra evolución. A menor vocabulario más dificultad, en definitiva.
Precisamente éste es el mensaje demoledor que se desprende de cuanto nos muestra La gramática: asistimos a un aparatoso uso del lenguaje inclusivo y por extensión, la prevalencia de la corrección política en este proceso fanático de devolverle su identidad a la trabajadora de limpieza que ha alcanzado un peligroso nivel superior.
Esto es, precisamente, lo que convierte en demoledora esta comedia sólo en apariencia liviana aunque en realidad es una clara denuncia del empobrecido nivel lingüístico –por extensión, ausencia de sentido crítico-, que acaba por someternos a la dependencia de papá Estado o el paraíso socialista.
Teatralmente asistimos a la transformación del personaje femenino, hasta convertirlo en algo vulgar condenado a estar sometido de por vida. En esas renace una magistral María Adánez en esta transformación que en realidad es pura y dura regresión. Porque así nos quiere el sistema, ahora apelando a eslóganes del tipo, No tendrás nada y serás feliz. Agenda 2030, o sea. El que no quiera verlo, que no lo vea. Pero en esas seguimos estando.
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