Economía

Empresarios y comerciantes de Baleares se oponen a las políticas anticruceros del Govern

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El crucero Mein Schiff 2 en el puerto de Palma. Foto: Isaac Buj / Europa Press.

El Govern balear que preside Francina Armengol continúa enrocado en su postura anticruceros y no da muestras de dar marcha atrás en su afán por imponer limitaciones. El Ejecutivo autonómico quiere que sólo pueda llegar uno de estos barcos por día al puerto de Palma. El argumento es la contaminación que producen en base a unos informes que no han enseñado. Y aunque voces autorizadas han advertido al Govern de que limitar provocará el hundimiento del sector, la presidenta no recula. Por ello, una vez más, los empresarios y comerciantes de las Islas le dicen no.

En plena recuperación económica y cuando más falta hace el apoyo de la Administración con medidas de reactivación, Armengol recupera su discurso anticruceros. Una política que genera discrepancias en el seno de la propia coalición de izquierdas que gobierna Baleares. Unos dicen que sólo se permitan cuatro o cinco cruceros pequeños o medianos. Otros hablan de uno o como máximo dos. Y entre todos se critican y tachan de inadmisibles las propuestas del otro. Una lucha cainita «que lo único que hace es perjudicar al tejido empresarial» y en la que José Hila y su tripartito también se han metido.

Asociaciones como AFEDECO, AVIBA, PIMECO, CAEB o Confederació Balear de Comerç (CBC), entre otras, se oponen a estas disputas y a las políticas anticruceros. También han exigido que el Govern y el Ayuntamiento de Palma hagan públicos los informes que supuestamente avalan su postura restrictiva. «Por responsabilidad, ante la debilitada situación que vive la economía de nuestra tierra, pedimos que dejen de jugar con el pan de los ciudadanos». No hay que olvidar que los cruceros aportan 300 millones de euros a la economía de Baleares y que sirven como un gran escaparate para futuros viajeros.

Además, los empresarios y comerciantes de las Islas han reclamado que Armengol e Hila expliquen los criterios legales y jurídicos que sustentan su política anticruceros. Cabe recordar que en 2019, el entonces presidente de Puertos del Estado, Salvador de la Encina, afirmó que ni el Govern ni el Ayuntamiento podían vetar el atraque de buques turísticos. También aseguró que ninguna administración puede poner techo al sector, «porque no se puede por ley» y remarcó que «no se iba a legislar».

«No es momento de limitar y más ahora, que es tan importante reactivar nuestra economía. Venimos de unos meses muy malos, muchas empresas han tenido que echar el cierre y Palma no se ha recuperado todavía de la falta de turismo. Las políticas anticruceros de Armengol son un claro ataque a la línea de flotación de nuestra economía. Hay numerosos estudios que demuestran que se trata de un turismo sostenible. Un turismo que consume, que hace compras, que utiliza el transporte público y va a restaurantes en un espacio corto de tiempo», han explicado las asociaciones y agentes económicos.

Un sector demonizado

En la misma línea que AFEDECO, AVIBA, PIMECO o CAEB se ha pronunciado el presidente de la Asociación Hotelera de Palma (ASHPAMA), Javier Vich. No está de acuerdo con limitar, considera que se debe dialogar, llegar a acuerdos y, sobre todo, gestionar. Ha señalado que hay estudios de la Universitat de les Illes Balears (UIB) que respaldan «el impacto tan positivo que tienen estos barcos para la economía de la autonomía». «Además, hay informes sobre el impacto medioambiental y las medidas que estos barcos de última generación utilizan para maximizar su apuesta por la sostenibilidad».

Vich ha incidido en que un porcentaje muy elevado de cruceristas son potenciales visitantes de Palma, «porque esto pasa en todo el mundo». «Cuando uno coge un crucero y hace un stop over de un día y la ciudad le ha gustado, vuelve al año siguiente o al cabo de los años con su familia». Al igual que defienden el resto de empresarios, más cruceros en Palma, se traduce en más estancias a la larga y su consecuente uso de instalaciones. «Hay que definir una estrategia y esa no puede ser limitar».

Por su parte, el director de la Asociación Internacional de Líneas de Cruceros en España (CLIA), Alfredo Serrano, ha destacado que «todas las actividades económicas generan alguna externalidad negativa». «Tenemos que entender los problemas y abordarlos para ponerles solución, no prohibir y ya». Ha explicado que hay un reto tecnológico y que la flota lleva años persiguiendo la sostenibilidad y mejorando para ser más respetuosa con el medioambiente. «Casi todo se descarta en el barco y lo que no se puede, se descarga en tierra firme con empresas que se encargan de ello. Es más, unos dos tercios de la flota mundial incorporan sistemas de tratamiento de residuos similares o superiores a los de muchas ciudades europeas».

Por lo que al sistema de propulsión se refiere, cambiarlo no depende únicamente de las compañías. «Tiene que cambiar toda la infraestructura de los puertos y es un tarea ingente y costosa. Y no hay que olvidar que dentro de la flota mundial, compuesta por 90.000 barcos, sólo 300 de estos son cruceros». Se trabaja en alternativas 100% sostenibles, como le hidrógeno, «pero el reto es encontrar un sistema que sirva para todos».

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