Los comercios de Palma arremeten contra la imposición de puertas automáticas que hoy entra en vigor
Los comercios de Palma arremeten contra la imposición de puertas automáticas que hoy 30 de septiembre entra en vigor. Todos los establecimientos deberán cumplir con la nueva medida impuesta por el Gobierno de España, que les obliga a instalarlas para impedir que se gaste energía cuando quedan abiertas.
El plazo viene marcado por el Real Decreto-Ley de Ahorro Energético aprobado este verano por el Ejecutivo central y cuyo presidente es el socialista Pedro Sánchez. Cabe recordar que una de las primeras medidas de este plan, el cual entró en vigor el pasado 10 de agosto, exigía que todos los edificios de las administraciones, así como los de cualquier negocio abierto al público, tenían que limitar la temperatura del aire acondicionado a 27 grados.
Sin embargo, hoy entra en vigor la obligatoriedad de puertas correderas y la realidad es que pocos establecimientos han modificado los accesos abiertos a la calle. En concreto, esta normativa afecta tiendas, supermercados, centros comerciales, teatros, cines, auditorios, salas de exposiciones, bares, restaurantes y cafeterías.
OKDIARIO ha querido entrar en varios comercios de Palma para preguntar a propietarios y empleados cómo les ha afectado esta nueva medida gubernamental y qué opinan sobre la misma. Si bien han habido numerosas críticas, el desconocimiento sobre la norma ha sido la nota dominante.
«No tenemos ni idea del tema», asegura la empleada de un tienda de ropa de la calle San Miguel. «¿En serio que va a ser obligatorio?», responde sorprendido un comerciante de la calle Sindicato. «Nos hemos enterado por los medios de comunicación pero de momento no hemos hecho nada», señalan en otro local.
No obstante, la dependienta de un negocio en la calle Olmos considera que «no tiene sentido cerrar las puertas». En este sentido, Beatriz refiere que «la gente entra donde ve las puertas abiertas. En el momento que las cierras, la gente deja de entrar». Además, la trabajadora de Áncora expresa que «generalmente, todos los comercios están a ras de calle, por lo que no tiene sentido cerrar las puertas. La pandemia ha sido muy dura y esto es lo último que necesitamos».
Cristina, que es una empleada en un comercio ubicado en la misma calle también expresa su rechazo por la nueva medida. «No estoy de acuerdo y no pienso hacerme cargo de pagar el nuevo sistema que exigen. Que me lo pague el Gobierno, que son ellos los que imponen estas normativas», declara la dependienta de la tienda de moda ibicenca Cristiani.
Una trabajadora de un establecimiento de venta de decoración textil (Tramas), en esta ocasión ubicada en calle San Miguel, opina que «es una buena medida si de verdad sirve para ahorrar energía, sino me parece una chorrada». No en vano, la empleada de nombre Rosa asevera que tuvieron dos semanas las puertas cerradas en verano y que lo notaron. «Bajó mucho la clientela, la gente ya no entraba como antes».
Por otro lado, un dependiente de otra tienda en San Miguel asegura que «no se va a llevar a cabo». «Cuando haya un cambio de Gobierno, se derogará. Igualmente, no creo que se pongan muy estrictos y nos multen», indica.