Claudia y Gerard: pasión sin límites en el jacuzzi de ‘La isla de las tentaciones 9’
"Las ganas eran incontrolables, he intentado frenar, pero al final no he podido parar y nos hemos besado", admitía la mallorquina
La tensión sexual ha estallado entre Claudia y Gerard en La isla de las tentaciones 9. Los tonteos de la mallorquina con el tentador han ido a más llegando a un punto de no retorno. Pese a las lágrimas de arrepentimiento tras haber sobrepasado algunos límites en el jacuzzi, ha podido más el deseo que la razón y ha vuelto a un escenario tan atrayente como peligroso.
El fuego ardiente en el jacuzzi hizo saltar todas las alarmas. La tensión se disparó entre los participantes. La duda encogió sus corazones. ¿Quién había caído en la tentación? Gilbert presentía una verdad dolorosa: «Me ha dado miedo de que haya sonado tan tarde. No quiero pensar que es un beso, pero temo que sea ella la que se ha metido en el jacuzzi», dijo ante las cámaras del programa.
Tenía razón porque pese a las alarmas, la pasión entre Claudia y Gerard era incontenible. Risas convertidas en melodía de seducción, caricias que avivaban el momento y besos que fueron subiendo de nivel dando libertad a sus lenguas para devorarse como si no hubiera un mañana. «Las ganas eran incontrolables, he intentado frenar todo el rato, pero al final no he podido parar y nos hemos besado», admitía la mallorquina. Con los ojos de otros participantes como testigos, la noticia de lo ocurrido corrió como la pólvora por la casa entre susurros picantes de «se han liado» y miradas curiosas.
Más tarde, Gerard acompañó a Claudia hasta su habitación. Allí, la pasión se transformó en reflexión. Con las cámaras como testigo, Claudia se sinceró con Sandra: «En vez de estar preocupada porque la he cagado y quiero estar con él, mi pensamiento es pensar que me da pena haberle hecho daño, pero no me arrepiento. Ojalá haya hecho algo, prefiero tragarme eso y pasarlo mal yo también a que él no haga nada y esté muy mal», añadió ansiando no ser la única que ha cruzado una frontera difícil de asumir.
Las noches de fiesta y desenfreno pueden traer aparejadas mañanas complicadas. Una vez más, Claudia fue consciente de la realidad con la claridad del día. Cuando la euforia se repliega y la serenidad hace acto de presencia, la presión de la realidad se hace insoportable. Claudia volvió a llorar con desespero. «No sé cómo me siento», confesó entre sollozos. «Cuando estaba con Gerard estaba cómoda, pero… ¿a qué precio tenemos que ser egoístas para hacer lo que sentimos si vamos a hacer daño a otra persona?».
Sin el candor de la noche y el contacto con el tentador, Claudia intentó asimilar lo ocurrido. «Si me he sentido así contigo, algo de mi relación no está bien», admitió ante Gerard en un momento de vulnerabilidad. «Pienso que lo correcto es querer que me perdone, pero no lo siento para nada», dijo.
La mallorquina es consciente de que está jugando con fuego y que quizá esta vez el fuego puede ser destructivo. Le toca hacer frente a los hechos. Sabe que Gilbert va a ver las imágenes y que tendrá que responder. El debate se centra entre la fidelidad a una persona y una historia construida durante años y las nuevas sensaciones y conexiones con alguien nuevo como Gerard. La bomba está a punto de estallar y puede que los mallorquines no resistan sus efectos.