Bazaar Palma celebra una década de sueños
Brossa, ese estrecho y casi secreto callejón que serpentea tras la iglesia de San Nicolás de Palma, volvió a brillar el pasado viernes gracias a una fiesta que llenó ese lugar mágico, precisamente por eso, por la magia de un grupo que capitanea Philippe Salvá, uno de los grandes de la comunicación capaz de reunir a lo más cool de la isla y sobre todo a los que más saben de eso tan difícil de definir como el estilo, el diferente y el que hace del estilo de vida revestido de sencillez y savoir faire.
Allí, donde las cosas bonitas siempre encuentran refugio, Bazaar Palma celebraba por partida doble una década de sueños convertidos en tienda y el arranque -por supuesto, con el glamour debido- de la campaña de Navidad que en este pequeño lugar se convierte en lo que muchos deseamos en estas fechas tan señaladas que necesitan un arrope especial. Lo consiguió trayendo las maravillas más rebuscadas, con aire de lujo mediterráneo con un tuche de clase afrancesado, el que usa en Saint Remy la mismísima Caroline de Mónaco, la princesa real que anteriormente a serlo fue alteza serenísima, viuda reciente, que nos mostró dónde radica la elegancia de lo sencillo.

Mila Lázaro, la madrileña que un día decidió cambiar los tacones que diseñaba por la magia de los objetos con alma, abrió este pequeño universo en 2015. Y qué acierto. Porque durante la fiesta, su cofre de tesoros volvía a deslumbrar: cerámicas y perfumes de la exquisita casa francesa Astier de Villatte, velas que huelen a cuento, candelabros, menaje que pide mesa larga y buena conversación, manteles que casi cuentan historias, bandejas, bajoplatos… Todo lo necesario para vestir una Navidad con elegancia, encanto y ese pellizco de magia que sólo algunos espacios logran.

Los 60 invitados, escogidos con el mimo habitual, disfrutaron de esta pequeña cueva de Alí Babá -instalada en una antigua librería colegial— entre copas de cava y vinos de la bodega Santa Catarina. La ambientación floral, delicada y teatral, de la mano de Tinons, la exquisita florista que convierte las flores más exquisitas en belleza absoluta, la que sabe tocar las flores como quien afina un violín.

Una vez los invitados habían intercambiado besos y abrazos, y algún que otro cotilleo de esta tribu tan especial dedicada a ensalzar la belleza y la creatividad, llegó para todo el momento más esperado, la presentación de la 3ª edición del calendario de Bazaar Palma, una tradición ya imprescindible, esta vez en colaboración con el artista e ilustrador Jaume Vilardell.
Tras la fauna mallorquina de 2024 y los detalles arquitectónicos de Palma en 2025, el 2026 se rinde a su flora: Ullastre, Ametller, Rosella, Posidonia, Buganvilla, Fonoll marí, Garrover, Magrana… Doce ilustraciones para enmarcar, doce recordatorios de que la isla es un paraíso que se reinventa cada estación. Cada vez que resulta necesario conocer la importancia del gran patrimonio que poseemos gracias al regalo que nuestra naturaleza nos hace sin que muchos sean conscientes de ello. Mallorca es un regalo, un legado que necesita ser cuidado desde la sensibilidad y el conocimiento.

Bazaar Palma es -y ya nadie lo duda- uno de esos lugares donde la belleza ocurre. Y volvió a suceder, un año más, sin aspavientos, que para eso ya estoy yo, cronista de unas Islas Baleares diferentes, más ricas en estilo, sabedoras de lo que es lujo, lujo de verdad. Sólo olerlo, tocarlo, sentirlo, enamora al más cafre.
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