TRADICIONES

Amor algo desafinado en Palma: un grupo de jóvenes cantan serenatas a sus amadas

Cinco chicos se atreve a cantar 'Clavelitos de mi corazón' en Marqués de Fuensanta durante la festividad de la Vírgenes

Los vecinos valoran su esfuerzo y aplauden la actuación con algo de paciencia y cariño

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Julio Bastida

Cinco chicos se atreven a cantar Clavelitos de mi corazón en la calle Marqués de Fuensanta durante la festividad de la Vírgenes. Los vecinos valoran su esfuerzo y aplauden la actuación con algo de paciencia y cariño.

Palma vivió un momento de amor y música, aunque un poco desafinado. Un grupo de jóvenes decidió rendir homenaje a sus amadas con serenatas, guitarra en mano y mucho entusiasmo. Sin duda, no pasarán a la historia por su entonación, y desde luego no forman parte de la Escolanía de Lluc, pero eso no les impidió lanzarse con valentía a interpretar Clavelitos de mi corazón.

Los vecinos, con más paciencia que un santo, disfrutaron del espectáculo y premiaron el intento con una cálida ovación. Porque en las serenatas, como en el amor, lo que cuenta es la intención y el corazón que se pone en cada nota, aunque algunas se pierdan por el camino.

Esta tradición tiene raíces profundas en España. El canto de serenatas, históricamente ligado a las tunas universitarias, se convirtió hace siglos en un ritual romántico: los jóvenes dedicaban canciones a las mujeres que deseaban cortejar, mezclando música, poesía y humor para hacer de cada serenata un momento único y divertido.

Y como buen complemento de cualquier gesto romántico español, no podían faltar los buñuelos y otros dulces típicos, creando un combo irresistible de música, gastronomía y juventud. Con el tiempo, estas prácticas se consolidaron como un símbolo de la cultura universitaria y la tradición, donde cantar, compartir y disfrutar se mezclan con el encanto del romance local.

Hoy, aunque las notas desafinen y la afinación se quede atrás, la esencia sigue intacta: valentía, diversión y un toque de locura juvenil llenan las calles de Palma cada año, recordando que el amor y la música no siempre son perfectos… pero sí memorables.

En algunas localidades, incluso se organizan concursos amistosos de serenatas donde la creatividad y la actitud cuentan más que la técnica. Porque, como demostraron estos jóvenes, a veces el corazón desafina mejor que cualquier nota perfecta.

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