ARAGÓN

Esther Ciudad, directora del Foro Nacional de Cultura: «No interesa que la cultura una a España»

La Fundación Cultus organiza el II Foro Nacional de Cultura en el Caixa Forum de Madrid

Esther Ciudad es organista, musicóloga nacida en Ejea de los Caballeros (Zaragoza)

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Esther Ciudad.
Paula Ciordia

Por las venas de la aragonesa Esther Ciudad corre el atrevido reto de contagiar la magia de la divinidad con los misteriosos timbres del órgano. Uno de los instrumentos más complejos de interpretar del mundo.

Sí, Esther Ciudad es una de las pocas mujeres organistas de la historia. Nació para ello. Y tuvo suerte. A la edad de 13 años lo vio claro y tuvo la oportunidad, a base de mucho sacrificio y trabajo. Ahora, tras una vida dedicada a dar vida a los vetustos órganos que duermen en la letanía del abandono litúrgico, se ha marcado un nuevo reto.

Quiere lograr que España tenga «un plan nacional de cultura ya» , con el desafío agregado que los políticos de nuestro país lo entiendan y se comprometan. «Urge este plan, como el que llevan a cabo Francia, Portugal o Italia», subraya a OKDIARIO, en esta entrevista con una voz entusiasta que contagia las ganas.

El Foro Nacional de Cultura

En 2023, Esther Ciudad se lio la manta a la cabeza y con la Fundación Cultius, que también preside, organizó en Zaragoza la primera edición del Foro Nacional de Cultura. Este próximo miércoles, en el Caixa Forum de Madrid, verá a luz la segunda edición, un encuentro que reunirá a decenas de especialistas que abordarán los desafíos actuales de la cultura española.

«El Foro Nacional de la Cultura aspira a ser el germen de un plan nacional de cultura, para conversar, sin complejos, y colaborar en un espacio que abogue por la unión cultural, desde una reflexión europea de lo que somos», comparte.

«La diferencia cultural es la identidad, no hay duda. Pero no puede haber diferencias en el trato entre la relación que establece el Gobierno de España con los distintos territorios. En el caso de Aragón, siempre sale perdiendo», reivindica.

Un plan nacional de cultura

«En Europa ya se están dando cuenta, después de enfatizar en la Comunidad Económica, que lo que nos une son nuestras raíces judeocristianas y la civilización que ha dado lugar. El humanismo, las universidades, han emergido en Europa, a la luz del interés que tuvo la Iglesia, aunque esto no se quiera recordar», lamenta.

Esther Ciudad lo tiene claro. «Si no se fomenta una estrategia nacional sobre el teatro, la danza, la música, es porque no interesa que se cohesione nuestro país, pero precisamente ahora es el momento de volcarnos en el desarrollo de un plan nacional de cultura que vertebre nuestro territorio ante el proyecto de desunión al que asistimos, porque la cultura puede unir a España».

La educación cultural

Lo mismo sucede en el marco de la educación cultural. Según intuye Esther Ciudad, hay una ingeniería social, «detrás de la pérdida de la educación del esfuerzo y del interés por las humanidades».

«La poesía y la música no se fomentan lo suficiente en las escuelas, y son tan importantes como las matemáticas, si no, miren cómo se educaba en el periodo grecolatino y renacentista», señala. «Ahora impera el populismo de la disciplina, y un rebajo de intelectualidad».

«En la materia de música que se imparte en las escuelas, confundimos reconocer un instrumento con saber interpretar una partitura, y precisamente en ese proceso está el esfuerzo», reivindica la organista y musicóloga, contra la cultura del mínimo esfuerzo que se fomenta tanto en los programas educativos como en los realities shows.

«Más aun en el horizonte del desarrollo de la Inteligencia Artificial», advierte, «debemos de pensar y prepararnos para ser capaces de aprender a utilizar una herramienta que ya está aquí».

«Considero que los profesores de los colegios deberían estar en proyectos de investigación, necesitamos a los mejores profesores de primaria y secundaria, son la base educativa de nuestros hijos», sostiene con vehemencia.

Esther Ciudad y el órgano

Esta mujer inquieta y risueña, creció en el zaragozano pueblo de Ejea de los Caballeros. «Mi madre se ocupaba de la iglesia del pueblo, y mi hermana y yo pasábamos mucho tiempo en el templo. Yo escuché tocar el órgano al párroco, siendo muy jovencita, y me cautivó», explica. Desde entonces su madre le apuntó al Conservatorio y hasta ahora.

«No te lo vas a creer pero, por casualidades de la vida, todos los veranos hice intercambio con una chica francesa, cuyo abuelo tocaba el órgano de la iglesia. Pasaba muchas horas con él, y me dejaba interpretar alguna partitura», recuerda.

«Eran unos veranos geniales, de un fuerte choque cultural. De Ejea de los Caballeros pasaba a uno de los pueblecitos costeños donde veraneaba la burguesía parisina, Les Sables d’Olonne (en la zona de La Vendée), y ahí me empapé de otra forma de vivir la cultura», explica.

«Esther, ¿eres católica?», le pregunto con inquietud. «Por supuesto, soy creyente, no se puede entender ni interpretar a Johann Sebastian Bach sin serlo», responde.

«Bach era súper creyente, y compuso su música para y por los creyentes. Los grandes monumentos musicales se han hecho para la liturgia. La música era un poder territorial. Yo entiendo que Dios está en la inspiración de estas obras, puesto que esa beldad supera al hombre», reflexiona esta mujer especial, que interpreta la música muy próxima al coro celestial, donde entonan los ángeles música de otra esfera.

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