ARAGÓN

El emotivo testimonio de madres solteras de una casa cuna en Zaragoza: «No cambio a mi hija por nada»

Ainkaren es la única casa cuna que existe en Aragón

Su fundadora se llama Teresa González, una mujer valiente e inconformista

Ver vídeo
Paula Ciordia

En Zaragoza, se encuentra la única casa cuna de Aragón, llamada Ainkaren. Un nombre algo complicado de pronunciar, cierto. Su fundadora, Teresa González, lo eligió por la fuerza de su significado, pues se dice que fue en Ain Karen, donde la Virgen María fue visitada por el ángel Gabriel.

En las habitaciones de esta casa cuna, no falta el canto angelical de un sollozo de bebé. Bebés traídos al mundo por «madres coraje», como les llama Teresa. Madres que amaron a su hijo en su vientre y que no dudaron en afrontar la vida de ambos y tirar hacia delante.

Las historias de todas ellas son impresionantes. Sus testimonios no dejan indiferente. Muchas de ellas no pueden hablar a la cámara, porque necesitan mantener su anonimato por seguridad. Provienen de muchas partes del mundo. Son jóvenes, y encontraron en Ainkaren el hogar que necesitaban, «que toda madre necesita tener», nos explica Teresa.

OKDIARIO ha visitado esta casa cuna, y ha hablado con alguna de las madres solteras. La mayoría son muy jóvenes, pero nos contestan rápido cuando les preguntamos qué significa sus hijos para ellas.

«No cambio a mi hija por nada», nos explica una de ellas. Tiene veinte años, y llegó a la casa cuna embaraza. Estaba sumida en problemas de narcotráfico, y cuando su hijo naciera tenía muchas opciones de que los asuntos sociales le quitaran a su bebé.

El bebé nació y Teresa se impuso. Demostró que la joven era una «madre coraje» que quería cuidar a su hijo, y que tenía posibilidades de salir adelante en su casa cuna. Y así es. Ahora está terminando los estudios, con el objetivo de formarse para trabajar.

«Es lo más precioso que tengo», nos cuenta otra joven madre, refiriéndose a su hija. Ella es brasileña, y al poco de nacer su bebé, se separó del padre y no tenía donde ir. Teresa González las acogió en Ainkaren en Zaragoza. Tiene 19 y 2 años respectivamente, y tiene paz en la mirada. Es consciente que la vida es muy cara, y que cuesta mucho salir adelante sola. «Estoy muy agradecida a Teresa», no cuenta.

La única casa cuna en Aragón está en Zaragoza: Ainkaren

Teresa González es una mujer católica, convencida de que con solo buenas acciones, se puede ganarse el cielo. En sus espaldas, lleva 27 años luchando para sacar adelante esta casa cuna, la única que existe en Aragón.

«Ha sido una soledad enorme. Abrí una casa pequeñita en San Vicente de Paúl, y ahora estoy aquí. Son cocinera, compradora del mercado, hago de todo desde siempre», nos explica. Su asociación ahora está ubicada en antigua casa palacio, justo detrás de la iglesia de San Antonio de Padua, que a mor de mucho esfuerzo y dedicación, logra sacar adelante año a año.

Su lucha por ofrecer una oportunidad a estas jóvenes es una labor en equipo, pues junto a Teresa hay un grupo de mujeres incondicionales que ayudan en la cocina, en la guardería, el ropero…

Las ayudas públicas que reciben son con cuenta a gotas, y los gastos anuales muy elevados, pues ascienden a 90.000 euros. La mayoría de las ayudas proviene «de la generosidad de Zaragoza», explica, personas desinteresadas que donan dinero para esta causa, que es la de proporcionar un hogar a mujeres, la mayoría muy jóvenes, que provienen de una situación muy complicada, y que acuden a Ainkaren en busca de una oportunidad para poder salir adelante con bebés.

El mercadillo para bebés en Zaragoza: visita Ainkaren

Durante todo este mes de marzo, esta casa cuna en defensa de la vida ha organizado un rastrillo benéfico para conseguir fondos. Teresa González no quiere incordiar a nadie, pero sabe que un local que las autoridades pudieran cederle para vender con continuidad le reportaría beneficios importantes a su asociación.

Zaragoza Ainkaren
El mercadillo de Ainkaren, en Zaragoza.

Además, cualquier día del año, las mamás pueden visitar las instalaciones y adquirir ropita y demás útiles para bebés, y en caso de necesidad, se lo regalan. «Quiero favorecer a todas las personas que su economía no les permite llegar a fin de mes. Aquí pueden conseguir para sus hijos toda la ropa que quieran. Incluso coches, sillas, capacitos, cunas», explica.

Un hogar para 13 familias

Actualmente, viven 13 madres con sus 13 hijos. Podrían ser más, pero faltan medios. La planta segunda, de estar acondicionada con calefacción, se habilitaría para más personas. Pero, como decimos, este tipo de asociaciones que defienden la maternidad y el derecho a la vida, son marginadas en nuestra sociedad. Es la cruda realidad.

Es por eso que este ocho de marzo, Teresa González está emocionada. Por fin, después de tantos años, un representante político de Aragón ha hablado del «derecho a la vida». Se trata del vicepresidente autonómico, Alejandro Nolasco, quien ha visitado con carácter oficial su asociación, para dar visibilidad al «derecho de poder ser madre», como ha defendido ante los medios.

«Las chicas vienen de familias desestructuradas. Estas madres vienen con muchos problemas, pero no sé cómo, tal vez con la ayuda del de arriba, salen adelante», explica González.

«Muchas de ellas están trabajando en buenos sitios. Cuando llegaron aquí vinieron con una sola bolsa, sin nada, y hubieran abortado». De hecho, «Algunas vienen embarazadas y quieren abortar. Nosotras les explicamos todo el proceso, y algunas deciden quedarse con nosotros».

«Atendemos todos los días mujeres que vienen también con sus hijos, y les prestamos ayuda psicológica. Tenemos médicos, asistentas sociales, también tenemos un sacerdote. Les preparamos para que puedan salir al mundo y que aunque se encuentren con una sociedad sin valores, que, por lo menos, sepan discernir», detalla.

En la planta de arriba, hay una pequeña capilla. El año pasado incluso se bautizó un bebé, porque había nacido justo después de marzo, que es el mes en que la casa cuna celebra los bautizos en la basílica del Pilar para todas aquellas que quieran que su hijo reciba el sacramento.

«Yo me siento mamá de las mamás, que conste que además he sido madre y tengo 10 nietos», cuenta con una sonrisa. Teresa se ha levantado muy temprano, tiene la responsabilidad de 13 familias que dependen de ella.

Es el alma mater de un proyecto que trasciende lo humano, que penetra en lo más hondo de la sociedad, y que interpela tanto al político como al ciudadano. Uno después de conocer la labor de esta casa cuna, y de Teresa, emprendedora, valiente, inconformista, se pregunta de qué hablamos realmente cuando hablamos de derechos y de obligaciones con las mujeres de hoy.

Es realmente sorprendente que ésta sea la única casa cuna de Aragón, y que haya muy pocas en España. Y que, para colmo, no pueda sacarse el máximo de sus posibilidades, porque nadie más que ella se hace cargo de la factura de la calefacción en invierno, mientras las instituciones derrochan el dinero en cartelas que sirven a la industria feminista para construir el relato único sobre lo que una mujer debe ser: un producto esterotipado y absurdo, ebrio y solitario de un hogar vacío, metáfora de un vientre enajenado.

Lo último en España

Últimas noticias