Varios heridos tras un motín en el centro de menas de Melilla: «Exigen más dinero por el Ramadán»
Los menas del centro recibieron ropa como regalo pero les pareció insuficiente
La Consejería de Políticas Sociales de Melilla decidió entregar el dinero reclamado a todos los menores del centro


Un grave motín protagonizado por una treintena de menores no acompañados (menas) en el Centro del Fuerte de La Purísima, en Melilla, ha dejado un saldo de varios cuidadores y vigilantes heridos, algunos de los cuales requirieron atención médica de urgencia. El estallido de violencia, ocurrido el pasado viernes 28 de marzo, tuvo como origen la exigencia de una paga de diez euros por parte de los jóvenes para celebrar el fin del Ramadán, una petición que desencadenó una reacción desmedida cuando no fue atendida por la dirección del centro, tal y como han denunciado los sindicatos sindicatos CCOO y CSIF.
Según explican fuentes sindicales, los menores adoptaron una actitud hostil tras recibir únicamente ropa como regalo por la festividad, considerando insuficiente esta entrega y reclamando dinero en efectivo. La situación escaló rápidamente: los jóvenes bloquearon el acceso a la dirección, lanzaron piedras, destornilladores y otros objetos contundentes contra el personal, y llegaron a retener a los trabajadores de primera acogida en el interior del recinto. El responsable de dirección, amenazado de muerte durante el caos, tuvo que ser evacuado por compañeros y acudió posteriormente a la Guardia Civil para interponer una denuncia.
El ataque no cesó tras el encierro. Los menores forzaron las puertas del centro y, una vez fuera, continuaron agrediendo al personal desde el exterior con más proyectiles. La rápida intervención de la Guardia Civil logró dispersar a los implicados, aunque no evitó que persistieran los insultos y amenazas hacia los trabajadores, quienes vivieron momentos de extrema tensión.
El sábado 29, apenas un día después del incidente, la Consejería de Políticas Sociales de Melilla decidió entregar el dinero reclamado a todos los menores del centro, una medida tomada en contra del criterio de la dirección, el equipo técnico, los educadores y los auxiliares. Esta resolución ha generado una profunda indignación entre el personal, que siente que su labor ha sido desacreditada y que la Administración ha actuado de manera unilateral, ignorando a quienes enfrentan directamente estas situaciones. «Se ha sentado un precedente peligroso: los menores de peor comportamiento han conseguido su objetivo a base de violencia», lamentaron fuentes cercanas a los trabajadores.
El episodio pone de relieve una problemática recurrente en el centro. Agresiones previas con piedras, herramientas y ataques físicos han derivado en hospitalizaciones de vigilantes, y el personal denuncia que opera en condiciones de alto riesgo sin los recursos adecuados. «Llevamos tiempo pidiendo material antidisturbios para enfrentar estos motines, pero no se nos escucha», afirmaron. La gravedad de los hechos ha llevado a recordar casos recientes, como el de una trabajadora fallecida en Extremadura presuntamente a manos de menores acogidos, un precedente que subraya el peligro latente en estos entornos.
Las heridas sufridas por los cuidadores y vigilantes, que incluyen agresiones físicas, verbales y amenazas con armas blancas, evidencian la magnitud del incidente, que pudo haber tenido consecuencias aún más trágicas. La investigación sigue en curso, mientras el personal exige medidas urgentes para garantizar su seguridad y evitar que la violencia se convierta en una herramienta de presión efectiva para los menores.