Entrevista

Dentro de la tumba del faraón Tutmosis II en Egipto: «Es el mayor descubrimiento desde Tutankamón»

Gersande Eschenbrenner, investigadora de la Universidad de Jaén, ha formado parte de este nuevo hito arqueológico

Experta en madera del Antiguo Egipto, desvela la historia de objetos milenarios fusionando arqueobotánica y egiptología

Dentro de la tumba del faraón Tutmosis II en Egipto: «Es el mayor descubrimiento desde Tutankamón»
La egiptóloga Gersande Eschenbrenner y la momia de Tutmosis II.
David García de Lomana

Han tenido que pasar más de 100 años para descubrir una nueva tumba real del Imperio Nuevo bajo las arenas de Egipto. En 1922 se encontró la de Tutankamón y recientemente se ha hallado la del faraón Tutmosis II, que reinó hace 3.500 años. En este hito arqueológico ha participado la francesa Gersande Eschenbrenner Diemer, investigadora Ramón y Cajal de la Universidad de Jaén (UJA).

Doctora en Egiptología y directora del Proyecto Medjehu, Eschenbrenner es responsable del análisis de los objetos de madera encontrados en la necrópolis, entre ellos un bastón bastón ceremonial con el nombre del rey. La momia de Tutmosis II se encontró en 1881, fuera de su tumba, que no se descubrió hasta 2022. Ahora, Egipto ha confirmado que la sepultura hallada al oeste de Lúxor, cerca del Valle de los Reyes, es la del faraón Tutmosis II, el cuarto monarca de la dinastía XVIII.

Aunque muy dañada por las inundaciones, las inscripciones y el cartucho (sello) real en las vasijas de alabastro junto a su tumba no dejan duda: estamos ante la tumba del rey Tutmosis II, esposo y hermanastro de Hatshepsut, la primera faraona de Egipto. Eschenbrenner explica a OKDIARIO la importancia de este fabuloso descubrimiento y cómo estudia la madera para desentrañar la historia milenaria de sus objetos.

PREGUNTA.- ¿Cuándo le nace su pasión por la Egiptología y cuándo empieza a colaborar con la Universidad de Jaén?

RESPUESTA.- Yo quería ser egiptóloga desde los 10 años; siempre me interesó el mundo del más allá. Tuve la suerte de que mis padres me llevaron a muchas exposiciones y pude formarme sobre Egiptología en Francia. Durante toda mi vida quise hacer este trabajo y ahora tengo la suerte de poder dedicarme a ello.

Gersande Eschenbrenner Diemer, con un microscopio. (New Kingdom Research Foundation)

Y con la Universidad de Jaén trabajo desde 2016. Empecé con el Proyecto Qubbet el-Hawa, con el profesor Alejandro Jiménez Serrano. Hice mi tesis doctoral sobre un tema muy especial, las maquetas de madera. Buscando en excavaciones descubrí fragmentos de estas maquetas, me llamaron y empecé a trabajar con ellos como especialista en madera. Hice un posdoctorado en la Universidad de Jaén (UJA) y después me fui a la Universidad de Alcalá de Henares (Madrid), pero sigo trabajando y colaborando con el Proyecto Qubbet el-Hawa, y ahora también como investigadora Ramón y Cajal de la UJA, cosa que me alegra mucho.

P.- ¿Qué se puede aprender a partir de un fragmento de madera del Antiguo Egipto?

R.- Depende del tipo de fragmento. Hay algunos que te permiten saber si pertenece a un objeto de la vida cotidiana o del mundo funerario. En Egipto hay mucha madera y gracias al clima, que es muy seco, se conserva muy bien en comparación con otros países del Mundo Antiguo. En las excavaciones encontramos material del ajuar funerario, es decir, objetos de madera que rodean los ataúdes y las estatuas. Cuando se encuentra un fragmento, identificamos con un microscopio qué tipo de madera es, si local o importada. Porque cuando hablamos de Egipto pensamos que es un país desértico, pero hay un montón de madera junto al Nilo, algunas muy buenas como la acacia, el sicómoro, el tamarisco o el yuyu, que los artesanos siguen utilizando.

Gersande Eschenbrenner Diemer, estudiando madera egipcia. (Patricia Mora)

Si en lugar de un fragmento es un objeto de madera más completo, se puede estudiar su artesanía, sus técnicas de ensamblaje, el estilo de su decoración, el tipo de madera… lo que te lleva a identificar dónde se elaboró, en qué taller de los muchos que había por aquel entonces en las ciudades a orillas del Nilo. Y esto se puede hacer con un montón de objetos: ataúdes, estatuas, estelas, objetos decorativos… No obstante, en una investigación se encuentran muchos fragmentos y no siempre se puede determinar el tipo de objeto al que pertenecen. Lo que hacemos en estos casos es una identificación sistemática de los tipos de madera, para saber si en esa zona o para esa tumba se utiliza más madera local, más madera importada… Si por ejemplo encontramos fragmentos de cedro o de conífera, sabemos que es material funerario. Cuando se trata de madera local es más difícil, porque también se usa en la vida cotidiana. Por ejemplo, en el proyecto Medjehu Project que yo dirijo, es muy importante saber si en la zona de Lúxor, en la antigua Tebas, donde se encuentran las tumbas del Reino Nuevo y la de Tutmosis II, se puede encontrar más madera de origen local, como la acacia o el sicómoro. Esto nos permitiría evaluar la posible explotación local de estos recursos y su uso en la antigüedad.

El estudio de un fragmento de madera y sus peculiaridades nos permite identificar el taller egipcio donde se elaboró el objeto

P.- ¿En qué ha consistido esta última misión arqueológica? ¿Estaban buscando la tumba de Tutmosis II o la descubrieron por casualidad?

R.- Fue por casualidad, pero se sabía que en esta zona de la cordillera tebana, junto al Valle de los Reyes, lo que llaman los wadis occidentales, había tumbas reales del principio de la dinastía XVIII. En el pasado se encontraron tumbas de esposas reales de esta dinastía y también la primera tumba de la reina Hatshepsut. Desde hace 10 años se han ido desarrollando excavaciones en toda esta zona y en 2022 se encontraron las primeras escaleras de la tumba de Tutmosis II.

P.- ¿Quién fue Tutmosis II y por qué el descubrimiento de su tumba es un hito para la egiptología?

R.- Tutmosis II no es un faraón muy conocido porque no reinó muchos años, pero es un faraón muy importante en la historia del Reino Nuevo, la edad de oro del Antiguo Egipto. Dentro de la dinastía XVIII, la figura más importante es la faraona Hatshepsut, porque fue la primera reina de Egipto, y Tutmosis II era su marido. La dinastía XVIII fue el comienzo de esta edad de oro y todavía no se conoce muy bien, pero desde ahora se dibuja con una nueva perspectiva.

Libro del Amduat. (Museo Egipcio de Turín)

En el Valle de los Reyes se han hallado textos funerarios desde el principio de la dinastía XVIII, pero el descubrimiento de la tumba de Tutmosis II es clave porque se ha encontrado la primera versión del libro del Amduat, que habla de las horas durante las cuales el sol realiza su recorrido nocturno y está sometido a diversos peligros, como la serpiente Apofis, que podía desencadenar el fin del mundo. Este texto es muy importante y está presente en todas las tumbas reales de esta dinastía, también en la de Tutmosis III, su hijo. Y, además, supone el hallazgo de una tumba real, algo que no pasaba en esta zona de Egipto desde el descubrimiento de la tumba de Tutankamón. Es un momento muy especial para la arqueología.

P.- Además de este libro, ¿qué otros objetos se han encontrado?

R.- La estructura de la tumba estaba muy dañada por las inundaciones que sufrió en la antigüedad, pero además del texto se han encontrado partes de la bóveda celeste. Sólo en las tumbas reales existe este tipo de decoración. Pero lo interesante es que en la tumba no había nada. Los elementos que hemos encontrado estaban al lado de la tumba, como fragmentos de cerámica de alabastro de las vasijas y un bastón con el cartucho del rey fabricado en dalbergia, una madera importada muy negra, muy dura, similar al ébano. También había ofrendas animales y las inscripciones en los fragmentos de alabastro reflejan que Tutmosis II fue enterrado por Hatshepsut, su hermanastra y esposa, prueba de que la tumba es auténtica.

Bastón del faraón Tutmosis II. (NKRF)

Lo significativo es que no hubiera nada en el interior de la tumba. Lo normal es que, si se encuentra una tumba dañada porque ha sido saqueada, sí que aparezcan fragmentos de madera, de cerámica… pero en este caso dentro no había nada de nada, sólo al lado de la tumba. La hipótesis de los arqueólogos es que después del enterramiento se decidió trasladar el ataúd y todo el ajuar funerario del rey a un lugar más seguro, ya que la tumba original se inundó, y acabaron en sitios distintos. Lo que se ha encontrado al lado de la tumba son los objetos que se perdieron cuando los obreros del rey movieron el material. Ésa es la hipótesis. Y lo que se está buscando ahora es ese nuevo emplazamiento donde se pudo resguardar el ajuar funerario.

P.- ¿Qué se hace con todo el material descubierto? ¿Dónde se custodia?

R.- Todo el material está ahora en un lugar de la montaña, con personas que vigilan y velan por su protección para evitar cualquier problema. El material encontrado se queda en las tumbas, a modo de almacén. Hay puertas cerradas y un sistema de cámaras de seguridad que custodian la zona. Además, el material se guarda en zonas secas, lejos de lugares al alcance de la lluvia. A pesar de las medidas de seguridad y protección, los investigadores tenemos acceso al material para su estudio, que es lo más importante.

Campamento en las inmediaciones de la tumba de Tutmosis II (NKRF).

P.- Actualmente, ¿qué porcentaje de las reliquias que se han encontrado en Egipto están expuestas en museos fuera del país?

R.- Bueno, ésa es la historia de la egiptología. Ahora, afortunadamente, ya no se hace, porque el material arqueológico es patrimonio de Egipto y no se puede mover libremente. Pero durante el siglo XIX y principios del XX la situación fue diferente. Las leyes permitían que los investigadores, porque todavía no eran arqueólogos como tal, se repartieran lo descubierto con el país que financiaba la excavación. Hoy día esto ya no se permite, y Egipto está haciendo un esfuerzo muy importante para recuperar los objetos que salieron del país sin autorización. Las momias y el resto de objetos que ahora están fuera de Egipto son parte de esta historia. Puede resultar difícil de entender que haya material egipcio fuera de Egipto, pero también es una forma de acercar la historia y el patrimonio de Egipto a todas esas personas que no pueden venir aquí a conocer el país. Lo más importante es que estos objetos descubiertos hace más de un siglo se encuentren bien conservados y protegidos. Por supuesto, si Egipto solicita su devolución, es totalmente legítimo, pero es un problema complejo que involucra tanto la historia como la diplomacia entre países. Es un asunto delicado y difícil de resolver.

P.- ¿Qué le parece que el Templo de Debod, que fue un regalo de Egipto a España, se exponga en Madrid al aire libre y no cubierto y protegido, como se acordó en su momento?

R.- Sé que ha habido debate al respecto, pero no soy especialista en este tipo de material ni en este problema en concreto. Si el templo está sufriendo la polución y se puede deteriorar, claro que es necesario protegerlo, pero para ello hacen falta expertos en piedra, y no es mi caso.

Bloque del Templo de Debod, en Madrid. (Europa Press)

P.- En España, el Ministerio de Cultura ordenó recientemente retirar las momias y los restos humanos de los museos estatales por respeto a los difuntos. Por ejemplo, la momia guanche del Museo Arqueológico Nacional, la mejor conservada del mundo, se relegará a un almacén. ¿Qué opina?

R.- Lo entiendo, porque son personas, no objetos, y me parece muy importante que estas personas tengan el respeto que merecen. Pasa lo mismo cuando encontramos tumbas con momias: son seres humanos y necesitan ser protegidos; no son un espectáculo. Son personas que tienen una vida y una muerte, y la muerte tiene que ser fácil, sin que las muevan de un lado a otro. Pero es un asunto muy difícil que pertenece a la historia de la investigación y de la ciencia. Creo que es una muestra de respeto no exponer a personas muertas como si fueran objetos, pero también es un problema de divulgación, de cómo se explican las cosas y cómo se muestran al público.

Momia guanche en el Museo Arqueológico Nacional. (MAN)

P.- La historia y la cultura contra la ética.

R.- Sí. Exponer objetos de la historia de Egipto en el extranjero es la manera de que personas que nunca van a ir a ese país conozcan y entiendan esa cultura. Pero cuando hablamos de ética también hay una cierta forma de presentar las cosas. En los museos de Egipto vemos las momias de los reyes, pero es una forma de dar difusión a su patrimonio, de protegerlo. Por eso digo que es un problema muy difícil. No creo que haya una buena o una mala forma de proceder. Para mí, lo más importante es el respeto, cómo se muestran las cosas y cómo se explican.

PIes de la momia guanche que el Ministerio de Cultura ha ordenado retirar. (MAN)

P.- ¿Qué hay de cierto en las maldiciones de Egipto? ¿Existen casos reales o son sólo leyenda?

R.- Lo que es real es que cuando se abre una tumba que lleva siglos sellada, entra oxígeno, y esto puede hacer revivir bacterias y microorganismos que quedaron atrapados en su interior. Y los arqueólogos que inhalan estas bacterias pueden experimentar problemas de salud. Ésa es la razón de las muertes. De todas formas, ahora se toman muchas precauciones a la hora de abrir tumbas selladas, aunque conozco arqueólogos que han pasado por esto y han estado realmente mal. En tiempos de Carter [Howard Carter, el egiptólogo inglés que descubrió la tumba de Tutankamón] hubo muchos muertos porque no existían los medicamentos adecuados para combatir estas infecciones. Pero eran bacterias, no maldiciones.

No hay maldiciones por abrir tumbas egipcias, lo que hay son bacterias que te pueden matar

P.- Dígame un museo, un libro y una película imprescindibles sobre el Antiguo Egipto.

Uf, a ver que piense… En cuanto a libros, los de Juan Carlos Moreno García están muy bien para tener una idea más científica, pero general, de la historia del Antiguo Egipto. También los de Carlos Gracia Zamacona, mi colega egiptólogo de la universidad de Alcalá de Henares. Películas… me gustan mucho los documentales de Science grand format, no sé si en España se pueden encontrar. La película de National Geographic sobre el Proyecto Qubbet el-Hawa de la Universidad de Jaén me pareció muy chula. También están los documentales de Lost Treasures de National Geographic, pero es todo muy americano, muy fantástico.

Dedo protésico del 1000 a. C. en el Museo Nacional de la Civilización Egipcia. (NMEC)

En cuanto a museos, la colección más grande en Europa está en el Museo Egipcio de Turín, que lo dirige Christian Greco. Es fantástico. La colección del Museo de Madrid [Museo Arqueológico Nacional] es muy interesante también y, obviamente, el Museo del Louvre, en Francia. Y si pueden viajar a Egipto, ahora mismo hay tres museos muy importantes: el antiguo, que es el Museo Egipcio de El Cairo; el Museo Nacional de la Civilización Egipcia (NMEC), donde se encuentran las momias de los reyes, con una museología muy interesante, desde la prehistoria hasta el periodo contemporáneo; y por supuesto, el Gran Museo Egipcio (GEM), que abrirá oficialmente el 3 de julio, con material impresionante y objetos fantásticos que no se han visto antes. Todos los egiptólogos irán corriendo a verlo. Yo pude ir en octubre a ver la sala sobre madera y fue realmente fantástico.

P.- ¿Cuáles son sus próximos proyectos?

R.- Vuelvo a Egipto en abril, en una misión del Instituto Francés de Arqueología Oriental (IFAO) de El Cairo encabezada por su director, Pierre Tallet. Iremos a orillas del mar Rojo, al puerto de Wadi el-Jarf, donde se han encontrado barcos y papiros que hablan de las piedras que se utilizaban para la construcción de las pirámides de Giza durante el reinado del faraón Jufu (Keops). Trabajaré allí durante una semana para estudiar todos los pequeños objetos de madera que se han encontrado y desarrollar estudios sobre los materiales utilizados.

Lo último en España

Últimas noticias