¿Por qué es tan fácil fugarse de España?
El rapero Valtonyc ha seguido la senda de Carles Puigdemont y como el expresident golpista tampoco ha habido nadie que lo detenga. Parece mentira que una persona condenada a tres años y medio de cárcel por enaltecimiento del terrorismo, injurias al Rey y amenazas pueda salir del país con esa facilidad y sin que antes se le hubiera retirado el pasaporte. Al igual que ocurriera con Puigdemont, instigador del golpe de Estado separatista, Valtonyc ha escogido Bélgica con el objetivo de internacionalizar su proceso y presentarse como un artista oprimido. Si el país centroeuropeo fuera como tiene que ser, tan sólo habría que esperar a que la orden de busca y captura diera sus frutos.
No obstante, y a tenor de lo que ha pasado con Carles Puigdemont, podemos estar a las puertas de un nuevo esperpento que, sin duda, dañaría la imagen de nuestras Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Algo que, además, sería totalmente inmerecido dada la labor abnegada, a veces con medios muy limitados, que desarrollan para que se cumpla la ley. La justicia, por tanto, debería estar más atenta a casos tan sensibles. Al fin y al cabo, unos días antes de la fecha para entrar en prisión, Valtonyc había pedido a sus seguidores «matad a un puto guardia civil esta noche».
Algo que, por mucho que se empeñen algunos representantes de ese buenismo político que carcome nuestra sociedad, no es libertad de expresión, sino odio puro y duro. Por lo tanto, las medidas de vigilancia deberían extremarse ante individuos como éste, ya que es poseedor de un currículo donde destacan barbaridades como «poner una puta bomba al fiscal», «cuando revienten sus costillas brindaremos con champán» o «mataría a Esperanza Aguirre». De hecho, cuenta entre sus defensores con el independentista Gabriel Rufián o con el huido Carles Puigdemont. Poco más que decir. Las instituciones españoles han de vigilar más y mejor a delincuentes como Valtonyc, cortos de talento, pero muy largos de odio.