El Foco de María Zabay

Javier Gómez Pioz, arquitecto: «Los gobiernos deben aprender del modelo del bosque para edificios sostenibles»

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Javier Gómez y María Zabay

La arquitectura tiene que adaptarse al desafío de preservar el planeta al tiempo que consigue el progreso con sus edificios, casas, puentes… El objetivo: un mundo desarrollado y sostenible.

La clave para ello: seguir los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) planteados en la Agenda 2030, adoptados por todos los estados miembros de Naciones Unidas en 2015 para guiar la acción mundial en aras de proteger el planeta y garantizar la prosperidad de las personas. Estos objetivos son el plan maestro para conseguir un futuro sostenible para todos. Se relacionan entre sí e incorporan los desafíos globales a los que nos enfrentamos día a día, como la pobreza, la desigualdad, el clima, la degradación ambiental, la prosperidad, la paz y la justicia.

En su objetivo 9 se marcan las pautas para construir infraestructuras resilientes, promover la industrialización sostenible y fomentar la innovación.

Tenemos que tener presente que el crecimiento del sector manufacturero a nivel mundial ha ido disminuyendo constantemente, incluso antes del brote de la pandemia de la COVID-19. La pandemia está afectando gravemente a las industrias manufactureras y está provocando alteraciones en las cadenas de valor mundiales y en el suministro de productos, por eso tiene todavía más sentido buscar alternativas en la construcción que preserven nuestro planeta.

La entrevista de hoy está dedicada a conocer una arquitectura que aúna estas dos necesidades: la arquitectura biónica. Para ello hablamos con Javier Gómez Pioz, su creador y líder mundial en esta nueva rama tan apropiada en estos tiempos en los que necesitamos ahorrar energía. Gracias a ella, ostenta el Golden Global Award, equivalente al Premio Pritzker en Asia Pacífico.

Sus edificios son sostenibles, se optimizan los recursos naturales y se integran con el medioambiente. Es a lo que se tiende, y más en un momento como éste en el que la construcción se encuentra con el gran problema de la escasez de materiales y gran parte de la ciudadanía está concienciada de la necesidad de cuidar el planeta.

La relación de Pioz con la biónica comenzó de la forma más casual cuando, siendo estudiante en la Universidad de Columbia en New York, vino unos días a su Madrid natal y un librero le regaló un libro que tenía cazando una mesa porque no lo conseguía vender. El libro era del ruso LITINETSKI y se titulaba Introducción a la biónica. En sus páginas aprendió descubrió cómo podemos aprender de los animales en el diseño industrial, por ejemplo los patos tienen su propio sistema de aire acondicionado. Al leerlo se marcó el reto de hacer construcciones en las que primara el ahorro energético. Construcciones eficientes por sí mismas.

El gran proyecto de su vida es la Torre biónica, un proyecto de 1 km de altura, 300 plantas y capacidad para 100.000 personas que concibió allá por el año 1992. Ha estado a punto de hacerse tres veces. Su nombre es conocido y reconocido a nivel mundial y su presencia es global, con estudios en Madrid, Shanghai, Taiwán y Pune (India).

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