Policías españoles: «Es vergonzoso que Bruselas tenga la OTAN, la UE… y un barrio como Molenbeek»

portavoz de ASP (Alternativa Sindical de Policía).
portavoz de ASP (Alternativa Sindical de Policía).

España realizó 36 operaciones preventivas contra el terrorismo yihadista en 2015 y detuvo a 96 sospechosos, más que ningún otro país de Europa. Bélgica, el país europeo con la mayor proporción de terroristas enviados a las filas del autodenominado Estado Islámico según su población, «sigue sin tomarse en serio la lucha preventiva. Es indecente que en Bruselas exista un barrio como Molenbeek, donde los terroristas campan por sus respetos».

El Sindicato Independiente de la Policía Española (SIPE) reivindica la labor de los Cuerpos y Fuerzas de seguridad del Estado español. «A veces, no se entiende la importancia de detener a estos canallas antes de que actúen, pero lo que hemos evitado en España es que ocurran cosas como la de este martes en Bruselas o atentados como los de París en noviembre». Alfredo Perdiguero es el portavoz del SIPE. «Por lo que sea, somos el país de Europa que mejor trabaja en prevención contra el yihadismo, pero de nada sirve si sigue habiendo la descoordinación que hay».

El SIPE denuncia que el Centro Europeo contra el Terrorismo, integrado en la Europol «no es más que una oficina de burocracia, donde cada uno trabaja para su lado y no se comparte la información de manera efectiva». Como muestra de ello, Perdiguero saca a colación el atentado frustrado contra el tren en agosto de 2015. «España envió información de lo que estaba pasando, y de que los sospechosos se apretaban a atentar en aquel tren… nadie movió un dedo». Finalmente, aquel ataque contra el tren Thalys 9364, que une Amsterdam con París, fue frustrado gracias a la intervención de tres ‘héroes’ que se toparon con los terroristas en el momento en que iniciaban su ataque.

«Es lamentable, vergonzoso e indignante que en la capital de la Unión Europea y de la OTAN exista un bario como Molenbeek, que es el centro logístico del Daesh [Estado Islámico] en Europa», critica Perdiguero. «¿Cómo es posible que el jueves se les escapara otra vez Salah Abdeslam, y sólo lo lograran detener por suerte? ¿Cómo es posible que se les escaparan otros dos yihadistas? ¿Cómo es posible que en ese barrio vivan los terroristas con tranquilidad y nadie haga nada?».

Bélgica un país sin policía propia

La policía belga no puede llamarse así, en realidad. No existe un cuerpo como tal. Bélgica es un país dividido en nueve cantones, y cada uno cuenta con su cuerpo policial. «No se comunican entre ellos, no comparten información», denuncia el portavoz del sindicato policial. «¿Cómo van a compartirla, pues, con las policías del resto de Europa? Esto no puede seguir así».

La colaboración entre diferentes cuerpos de países distintos, sin embargo, sí que funciona en otro punto caliente de la lucha antiyihadista. Francia, España y Marruecos comparten información en reuniones periódicas de sus servicios policiales y de Inteligencia. «Es más, cuando hace unos meses, un problema diplomático entre París y Rabat interrumpió su colaboración, Madrid ejerció de mediador», explica Perdiguero, «porque es clave que no se rompa esa cadena con Marruecos, un agente determinante en nuestro trabajo contra los terroristas islámicos». Se refiere Perdiguero al enfrentamiento entre los gobiernos de Francia y Marruecos desde marzo de 2014 hasta un año después a cuenta de unas filtraciones de documentos secretos marroquíes a través de un perfil de Twitter anónimo radicado en Francia.

El país galo es precisamente el gran foco del terrorismo yihadista en los últimos meses. Con sede en Bélgica, los islamistas de los atentados contra ‘Charlie Hebdo’ y los del 13N en París cruzaron la frontera sin problemas, gracias al espacio Schengen y atacan las instituciones y comunicaciones del Estado europeo más beligerante contra el radicalismo en el mundo. Con misiones bélicas en Mali, Libia, Irak y Siria, el Gobierno de Hollande está comprometido de lleno, y con bajas en carne propia, con el acoso al yihadismo.

Los dos últimos grandes atentados en Europa –París y Bruselas– han coincidido en el tiempo con sendos parones de las Ligas de fútbol europeas por compromisos de las selecciones nacionales. Y precisamente este verano se celebra la Eurocopa en el país galo. «Los franceses deben estar ya trabajando en la seguridad de este evento», augura Perdiguero, que no ve una especial conexión entre el fútbol y los ataque de islamismo radical. «Pero una cosa está clara, estos malnacidos buscan hacer daño donde más ruido haga y más publicidad puedan lograr».

Este verano, cientos de miles de ciudadanos europeos se desplazarán por todo el territorio francés para seguir a sus equipos en la Eurocopa. «No podemos ceder», insiste el sindicalista policial, «suspender la Eurocopa sería darles la victoria a los intolerantes asesinos. Debemos trabajar juntos para que la fiesta se celebre en paz, pero la seguridad al 100% no existe. No estamos exentos de que ocurra algo».

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