Dejan en libertad a los policías que fueron grabados dando una paliza a un vecino de Linares
La Audiencia Provincial de Jaén ha atendido su recurso de apelación y los agentes saldrán de la cárcel en las próximas horas.
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Justo cuando se cumple un mes de su ingreso en prisión los dos policías que fueron grabados golpeando a un vecino de Linares y a su hija van a ser puestos en libertad. Los agentes, que se encontraban fuera de servicio en el momento de los hechos, recurrieron el auto de prisión y han acabado defendiendo su petición ante la Audiencia Provincial de Jaén. Hace sólo unos minutos OKDIARIO ha sabido que la decisión ha sido que salgan de la cárcel.
En la causa permanece como investigado el hombre que fue aparecía en los vídeos intercambiando golpes con los agentes hasta que en un momento dado es él quién acaba en el suelo recibiendo patadas. En las mismas imágenes se ve cómo su hija trata de ayudarlo y también recibe un golpe por parte de uno de los policías de Linares.
OKDIARIO ha tenido acceso a los autos de libertad de ambos agentes y los dos quedan libres de manera inmediata, sin tener que prestar ningún tipo de fianza, pero eso sí, con la obligación de acudir cada 15 días al juzgado y de mantenerse lejos del hombre al que agredieron a una distancia nunca inferior a los 200 metros.
Si bien los vídeos a través de los que se conoció la agresión del pasado 11 de febrero parecían evidentes, los agentes fuera de servicio golpeaban reiteradamente al vecino de Linares mientras éste estaba en el suelo tratando de protegerse con los brazos, el auto del tribunal jienense arroja algo de luz que ayuda a comprender, ojo, nunca a justificar, la violencia con la que los policías ahora liberados se emplearon.
Hay que recordar que quien en un principio parecía la víctima absoluta de esta paliza grabada en vídeo fue días después declarado investigado por el mismo tribunal que mandó a la cárcel a los dos policías. Según los testigos que fueron declarando en el juzgado la pelea que acabó en la calle había comenzado antes en el interior de la cafetería donde todos coincidieron por un roce sin importancia a las puertas de los baños. Al tratarse de agentes de Policía en activo, pero fuera de servicio en la acusación original se incluyeron varios delitos como lesiones, abuso de autoridad o detención ilegal. De hecho, los agentes están acusados del uso de instrumento peligroso, un agravante penal que convierte el delito de lesiones simples en otro agravado por las circunstancias en las que se produce. Cuando hace un mes los agentes acabaron presos el juzgado determinó que había riesgo de fuga, que podían reincidir atacando a la víctima o incluso que podrían destruir pruebas.
Aquel juez dio mucha importancia al hecho de que fueran agentes de Policía, o más bien que se lo hicieran saber a la víctima antes y durante la agresión según declaró el hombre golpeado y uno de sus familiares testigo de los hechos. De hecho, cuando los mandó presos el titular del juzgado explicó que su condición de policías lo agravaba todo mucho más y que el comportamiento objetivamente chulesco e irrespetuoso que al menos uno de los dos agentes mostró tras la pelea en los vídeos aportados por el cuñado de la víctima razonaban parte de su decisión de mandarlos a la cárcel. Ahora todo eso queda matizado en el auto de libertad que obra en poder de este periódico.
Una «riña»
Para empezar los tres jueces de esta sala coinciden en calificar como “riña” los hechos acaecidos el 11 de febrero y como tal hacen partícipes de la misma a todos los protagonistas sin diferenciar entre víctimas o agresores ya que según qué parte de la escena se valore, bien a través de vídeos bien a través de testigos, todos hacen de todo durante varios minutos. El auto describe la escena de esta manera tan breve como aséptica y clarificadora: “En un primer momento puede observarse cómo Carlos (el padre agredido) golpea fuertemente con los puños a Manuel (uno de los policías), y posteriormente, cuando Carlos se marcha del lugar, es seguido por Manuel enzarzándose nuevamente, golpeando fuertemente con los puños Manuel a Carlos, estando éste en el suelo, siendo golpeado igualmente por José Luis (el otro policía). Igualmente, en un momento dado interviene la hija de Carlos, quien intenta ayudar a su padre para que cesen los golpes que en ese momento estaba recibiendo, siendo golpeada por José Luis para que se apartase”.
Los jueces valoran lo anterior como “riña mutua (…) con los puños desnudos” en una escena que a su juicio tampoco puede contener ensañamiento ya que las lesiones, salvo informe forense contradictorio, se producen en ambas partes. A Carlos le rompieron la nariz y le dejaron muy maltrecho un ojo. De hecho, su imagen en el hospital se viralizó. Pero es que uno de los dos policías aseguró haber perdido piezas dentales durante el intercambio de golpes. A eso se refiere el auto: a que todos dieron y recibieron. Estos jueces tampoco han visto indicios de detención ilegal, por su condición de policías, ni de delito contra la integridad moral, y sobre esto ha pesado la declaración de un testigo que niega la mayor: él no vio ni escuchó que los agentes se identificaran como policías no que dijeran que iban a detener a nadie.
Cree además la Audiencia Provincial de Jaén que los riesgos de fuga y destrucción de pruebas los ve agotados a través del arraigo de los investigados y de su ausencia de antecedentes. Con respecto a las pruebas se consideran todas aportadas, así que la salida de prisión de los agentes es ya un hecho que pese a estar avalado por un tribunal preocupa a las autoridades de Linares. La agresión del vecino fue la chispa de unos gravísimos disturbios en respuesta a los que rápidamente se vendió en redes sociales como un caso de brutalidad policial. Veremos cómo reaccionan aquellos que se liaron a pedradas en Linares cuando sepan que los dos agentes salen de la cárcel. Conviene que alguien haga un llamamiento a la calma porque como dice el auto varias veces, cualquier responsabilidad penal se dirimirá durante el proceso.