El parque natural a menos de dos horas de Madrid con las vistas más espectaculares
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En España hay más de 100 parques naturales, entre los que destaca éste ubicado a menos dos horas de Madrid: el Parque Natural Hoces del Río Duratón. Un destino fabuloso para disfrutar de una escapada de fin de semana, ubicado en el noreste de la provincia de Segovia, a escasos kilómetros de Sepúlveda. Un espectáculo natural que te dejará sin aliento con sus imponentes paredes rocosas que superan los 100 metros de desnivel.
En la cima de uno de estos acantilados se encuentra la ermita románica de San Frutos, vestigio de un antiguo conjunto monástico del siglo XII. Este lugar ofrece unas vistas espectaculares del cañón y del río. El sendero que conduce hasta allí es un verdadero deleite para los aficionados al senderismo, especialmente en primavera, cuando las temperaturas son suaves y agradables.
Parque Natural Hoces del Río Duratón
El Parque Natural de las Hoces del Río Duratón está situado en el noreste de Segovia. En esta región, el río ha esculpido un profundo cañón que en algunos puntos supera los 100 metros de desnivel. Además de la impresionante belleza del paisaje, esta garganta alberga una rica herencia arqueológica e histórica.
El recorrido más accesible por las Hoces del Duratón comienza en la explanada de tierra donde termina el camino de Villaseca. Desde allí, se debe caminar hacia el espolón rocoso, rodeado de precipicios, donde se encuentra la ermita de San Frutos. Al cruzar un puente de piedra sobre una profunda grieta llamada La Cuchillada, se asciende al antiguo cenobio benedictino.
Tras admirar esta construcción románica del siglo XII, se puede continuar hacia el cercano cementerio, que conserva varias tumbas antropomórficas altomedievales. A la izquierda del cementerio, una rústica escalera tallada en la roca permite descender hasta un río, actualmente regulado por el pequeño embalse de Burgomillodo.
Senda de los dos ríos
La ruta circular de la senda de los dos ríos combina naturaleza e historia a lo largo de poco más de cinco kilómetros. Este recorrido ofrece la posibilidad de llegar al punto de encuentro de los ríos Duratón y Caslilla.
El inicio oficial de la ruta es en la casa del parque de Sepúlveda, donde se encuentra el centro de interpretación de las hoces. Desde aquí, se llega a la primera puerta de la ruta, la puerta del Azoguejo. La primera parada significativa es la iglesia románica de la Virgen de la Peña, notable por su tímpano románico sobre la entrada. A pocos metros detrás de la iglesia, hay un espectacular mirador desde el cual se pueden contemplar las primeras hoces del río Duratón.
Tomando el camino junto al cuartel de la Guardia Civil, se sigue un sendero bien marcado que conduce hasta la puerta de la Fuerza, por la que se accedía a los barrios de Santa Eulalia y San Pedro en la Edad Media. Atravesando esta puerta y siguiendo los restos de una calzada romana, se desciende hacia el puente de Picazos, con vistas al valle de Valparaíso.
Ermita de San Frutos
El punto de partida de esta breve ruta se encuentra en la localidad segoviana de Villaseca. Desde aquí, junto a la iglesia románica de Santo Tomás, hay que coger un desvío hacia la ermita de San Frutos. El camino de ida está bien señalizado y desciende ligeramente. A unos 300 metros del inicio, en la primera curva, hay un pequeño desvío hacia un mirador a la derecha. Desde este punto, se pueden contemplar las hoces del Duratón y la ermita románica de San Frutos, ofreciendo una vista digna de una postal.
Retomando el sendero principal, pronto se llega a la ermita. Aunque la capilla suele estar cerrada al público, se pueden ver las ruinas del monasterio, incluyendo las estancias de los monjes, la cocina, el refectorio y un pequeño cementerio.
Monaterio de la Hoz
Para realizar esta ruta, desde la localidad de Sebúlcor, se sale por la plaza de la Fragua y se gira a la izquierda para tomar la pista de grava que conduce al parking, ubicado a escasos 100 metros del mirador del convento de Nuestra Señora de la Hoz.
Una vez aparcado el coche, sólo hay que caminar unos 100 metros para ver las ruinas del convento del Monasterio de la Hoz, en el fondo del cañón, y maravillarse del paisaje. Estas ruinas se encuentran en una pequeña lengua de tierra junto a un espectacular meandro formado por el río Duratón.
El monasterio de la Hoz fue fundado en 1231 por la orden franciscana y estuvo habitado hasta su abandono en 1835. En 1492, tras una fuerte tormenta, el convento se derrumbó, pero la iglesia fue salvada. La reina Isabel la Católica ordenó su reconstrucción, completada por Felipe II.
En 1680, se estableció en el monasterio el primer colegio de misioneros de España. Esta visita, menos concurrida que la ermita de San Frutos, ofrece una perspectiva única del impresionante parque natural.