Algunos gadgets de placer parecen tecnología y eso puede salvarte en el aeropuerto


Las vacaciones son uno de los momentos más propicios para reconectar con uno mismo o con la pareja, sobre todo desde una perspectiva íntima y emocional. Según un estudio realizado por We-Vibe en 2025, más del 40% de las personas declara mantener más relaciones sexuales durante las vacaciones. ¿El motivo? Un cóctel de tiempo libre, relajación y menos responsabilidades diarias, que combate las tres grandes barreras que impiden una vida sexual más plena: el cansancio, el estrés y la falta de tiempo.
Tecnología íntima, pero con precaución si viajas
Muchas personas deciden llevar consigo sus gadgets más personales, es decir, juguetes sexuales. Lo que tal vez no sepan es que estos dispositivos, aunque cada vez más normalizados en países como España, no son bien recibidos en muchos otros rincones del mundo. De hecho, en varios destinos turísticos están prohibidos por ley, lo que puede derivar en multas, confiscaciones e incluso penas de prisión.
Y es que la tecnología aplicada al bienestar sexual no está igual de aceptada en todo el planeta. Países como Emiratos Árabes Unidos, Malasia, Tailandia o Maldivas mantienen leyes estrictas que penalizan la posesión o importación de estos productos, independientemente de su apariencia o de su uso personal. La recomendación más sensata si viajas a alguno de estos destinos es dejar en casa cualquier dispositivo de este tipo.
Juguetes sexuales que parecen gadgets
Donde la ley lo permite, sin embargo, la industria ha sabido adaptarse a la mentalidad viajera del siglo XXI. Los juguetes sexuales han evolucionado no solo en funcionalidad y diseño, sino también en su camuflaje. Algunos modelos, como el We-Vibe Sync Go o el Womanizer Liberty 2, están diseñados para pasar desapercibidos en un control de seguridad, son pequeños, ultrasilenciosos y tienen formas que podrían confundirse fácilmente con un gadget cualquiera, como un cargador portátil o unos auriculares in-ear.
Además, su tecnología no se queda en lo estético. Incorporan modos inteligentes de vibración, conectividad Bluetooth, apps para controlar a distancia e incluso funciones de sincronización musical. Todo esto los convierte en auténticos dispositivos tecnológicos pensados para el bienestar personal y la discreción.
Consejos para evitar malentendidos tecnológicos
La clave está en la discreción. We-Vibe recomienda viajar con juguetes que no levanten sospechas en caso de inspección, y acompañarlos de pequeños trucos, como llevar un candado de viaje en el neceser íntimo. Este simple detalle puede evitar que un juguete se active por accidente al mover la maleta o al pasar por el escáner de seguridad.
Además, si optas por dispositivos de carga USB en lugar de pilas tradicionales, podrás incluirlos en tu kit de viaje junto al resto de tu tecnología sin que llamen demasiado la atención. En caso de duda, una buena alternativa son los productos que se integran en forma de masajeadores personales o herramientas de relajación, cada vez más presentes en tiendas de tecnología y lifestyle.
El placer también se adapta al mundo digital
Como explica Johanna Singmann, portavoz de We-Vibe, “muchas personas se sienten más abiertas a probar cosas nuevas durante las vacaciones, y los juguetes sexuales aportan un extra de aventura y bienestar”. En este sentido, el auge del bienestar digital no se limita a relojes inteligentes o apps de meditación, los dispositivos para el placer íntimo también forman parte de esta revolución silenciosa que mejora la calidad de vida y que, con el diseño adecuado, puede sortear los controles aeroportuarios sin necesidad de explicaciones incómodas.
Porque aunque no lo parezca, un juguete sexual puede tener más tecnología que algunos smartwatches. Y en vacaciones, todo lo que contribuya al descanso y el bienestar debería tener su sitio en la maleta, siempre que la ley lo permita.
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