Valencia

Piden Prisión Permanente para la mujer que estranguló a su marido discapacitado en Valencia

Víctima y asesina de Godelleta
Piden Prisión Permanente para la presunta "viuda negra" de Godelleta
Ángel Moya

Piden Prisión Permanente para la mujer que estranguló a su marido discapacitado en Valencia. Beatriz, la llamada «la viuda negra de Godelleta»,  menospreciaba constantemente a su marido por la enfermedad degenerativa que sufría, hasta que el 1 de diciembre de 2019, según la acusación, lo drogó, intentó intoxicarlo con butano y finalmente lo estranguló con un cordón de zapatos. Acabó enterrando el cuerpo de la víctima en una finca que había alquilado al efecto. El lunes 12 de diciembre, la presunta asesina se verá las caras con un jurado popular. Se enfrenta a una condena de prisión permanente revisable, mientras que su defensa, previsiblemente, intentará presentar el caso como una eutanasia solicitada por la víctima.

Según el relato de los hechos, la Policía sospechó desde el principio de la acusada, ya que tardó varios días en denunciar la desaparición de su marido. Según los testigos, ella le despreciaba y le hacía blanco de sus burlas en público, debido a la ataxia que padecía Isaac. Dos meses antes del crimen, ella alquiló una finca en Godelleta.

El día de los hechos, relata el fiscal, la mujer suministró varios tranquilizantes a su pareja con la excusa de que le calmarían el dolor. En realidad, pretendía que Isaac se durmiera para acabar con su vida con facilidad. Así, ya inconsciente, la mujer trasladó a Isaac hasta la finca que previamente había alquilado y una vez allí conectó una bombona de butano al coche para intentar intoxicar hasta la muerte a su marido. Como el hombre no murió, la acusada intentó golpearle con un bloque de cemento y finalmente le estranguló con un cordón de zapatos. A continuación, la mujer habría tirado el cadáver de su marido en una fosa del terreno alquilado, que tapó con tierra, piedras y productos químicos, ocultando la silla de ruedas de la víctima en las cercanías del enterramiento.

Durante meses, la procesada habría simulado que la víctima seguía con vida al mandar mensajes desde su teléfono móvil en el que pedía que no le buscaran. En realidad, la presunta asesina buscaba hacer pasar el asesinato de Isaac por una desaparición voluntaria y seguir cobrando su pensión. Ella denunció su desaparición, aunque tarde, se trasladó hasta Barcelona junto a su hijo, para una vez allí encender el móvil de la víctima con la intención de que posicionara en esa ciudad después de muerto. También envió mensajes haciéndose pasar por la víctima en los que decía «no voy a volver, no me busquéis». Nadie lo creyó. Isaac tenía citas pendientes el día del crimen y los siguientes.

Seis meses después, en el mes de junio, la Policía detuvo a la presunta asesina y, como cómplice, a su hijo menor de edad. El menor confesó su participación en el enterramiento, dijo que ayudó a su madre en el convencimiento de que la víctima había solicitado que le practicaran algo parecido a la eutanasia. Su declaración arrojó otro dato escalofriante, el menor sospechoso que habían enterrado vivo a Isaac. Más tarde, los forenses hallaron tierra en los pulmones de la víctima, y la silla de ruedas junto a la improvisada tumba. Ahora, la presunta asesina se enfrenta a una pena de prisión permanente revisable, ya que le acusan de un asesinato con alevosía y su víctima era una persona especialmente vulnerable.

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