KMINA: las muletas que no causan dolor en las manos ya son una realidad

Muletas de KMINA.
Muletas de KMINA.

A finales de 2016, la startup KMINA puso en marcha una campaña de crowdfunding en Kickstarter para comenzar a producir un modelo de muletas totalmente revolucionario, capaz de reducir los dolores y molestias en manos, muñecas y antebrazos gracias a su diseño. El objetivo de Ignacio Mañero y Alejandro Vañó, jóvenes cofundadores de esta empresa, era ayudar a los más de 1,7 millones de personas en España que necesitan esta herramienta a diario para desplazarse fuera de casa.

Gracias al apoyo de cientos de personas, esta campaña resultó todo un éxito y recaudó en tan solo dos semanas el dinero necesario para sacar adelante el proyecto. A lo largo de este mes de junio KMINA está entregando la primera remesa de estas muletas 3.0. En concreto, 1.400 unidades que se repartirán entre usuarios, ortopedias y asociaciones que desde un principio apoyaron esta iniciativa social a través de la plataforma.

De la primera hornada, en torno a 100 unidades han sido donadas a personas mayores y a enfermos de ELA a través de diferentes asociaciones sin ánimo de lucro como ADELA, ASEM Madrid y CIMA gracias a la ayuda desinteresada de los usuarios de Kickstarter.

Desde que Ignacio y Alejandro crearon KMINA con el asesoramiento del doctor Jaime Usubiaga, la startup no ha parado de crecer hasta conseguir que las muletas KMINA sean hoy una realidad. En los meses siguientes al crowdfunding, el equipo se ha ampliado hasta contar hoy en día 6 personas en la central y 8 agentes comerciales.

«Tenemos muy claro cuál es el objetivo a partir de ahora: fidelizar a los clientes que han confiado en nosotros y, tras este primer contacto, consolidarnos en el mercado español», comentan sus fundadores, que ya comercializan estas muletas en cerca de 100 ortopedias y puntos de venta.

Aunque su estrategia no termina aquí, todo lo contrario. Con el apoyo del nuevo equipo están empezando a tratar con distribuidores de otros países para que las muletas KMINA lleguen hasta Holanda, Bélgica, Alemania, Sudamérica o el Golfo Pérsico. Según Ignacio y Alejandro, «el dolor en la manos, muñecas y hombros al caminar con muletas es algo universal, da igual que vivas en España que en Dubái, y eso juega a nuestro favor. Sería muy gratificante para todos nosotros que, en un tiempo, una persona al otro lado del mundo utilizara las muletas KMINA porque son un claro avance dentro de este sector».

Y es que el feedback de los primeros propietarios está siendo más que positivo, ya que gracias a la amortiguación y al apoyo inclinado del antebrazo el peso del cuerpo se reparte de forma uniforme, además de disminuir el gasto energético. Todo el equipo de KMINA está «muy contento» con la buena acogida que están teniendo las muletas. Los que las han probado explican que, tras acostumbrarse a su uso, caminan más cómodos, más erguidos y que incluso se pueden desplazar más rápido que con las convencionales.

En definitiva, el lanzamiento de las muletas KMINA está siendo un éxito gracias a todas las personas que han apoyado la iniciativa desde el inicio. KMINA forma parte de la cuarta edición del programa Lanzadera y el año pasado fue galardonada con el premio accésit I+D+i de la Fundación Caser Dependencia y Sociedad 2016. Todos estos reconocimientos son síntoma de que el proyecto es un claro avance social.

KMINA, una startup joven e innovadora

Desde que surgió esta idea en 2015, Ignacio y Alejandro tenían claro cuál era su meta: mejorar la calidad de vida de las personas que necesitan las muletas para caminar. Poco a poco, y con el asesoramiento del doctor Jaime Usabiaga, fueron puliendo el prototipo inicial hasta dar con una muleta que liberada el 50% de la carga que realizan las manos al utilizar este tipo de apoyo para repartirlo por el antebrazo, la clave que evita el dolor y las molestias en el resto del cuerpo.

La ayuda del doctor Usabiaga fue muy importante para el proceso. Reconocido como uno de los mejores traumatólogos del país, este doctor ha participado en el proyecto como Consejero y Socio Asesor desde sus inicios. Tras años recibiendo a pacientes que se quejaban del dolor en las manos que le producían las muletas al caminar, decidió apadrinar esta iniciativa emprendedora para poner solución al problema. “Me he encontrado casos en los que el uso prolongado de muletas ha derivado en lesiones de muñeca y mano, perjudicando a los pacientes en sus procesos de recuperación por someter su brazo a mucha carga”, comenta el doctor Usabiaga.

Aunque resulte sorprendente, el hecho es que no se ha investigado apenas para mejorar la ergonomía de las muletas desde su creación. Existen imágenes que demuestran que los antiguos egipcios, hace aproximadamente 4.000 años, ya utilizaban muletas para ayudarse al caminar y que estas tenían un diseño parecido al actual, salvando claro está las diferencias en cuanto a materiales y calidad. En todo este tiempo, la forma de las muletas no ha evolucionado significativamente (más allá de vendajes y empuñaduras acolchadas) como sí lo han hecho otros artilugios, por ejemplo la silla de ruedas.

Tras observar esta necesidad, Ignacio Mañero y Alejandro Vañó decidieron poner una solución patentando su propio modelo de muletas, innovador y disruptivo, algo que de veras mejorase la calidad de vida de la gente. A lo largo del proceso de creación, las muletas KMINA han sido testadas tanto por usuarios como por profesionales del sector, quienes de forma unánime han llegado a la conclusión de que este modelo representa un claro avance debido a la comodidad y seguridad que transmite. De esta manera el esfuerzo se reparte de forma uniforme, y tanto la muñeca como la mano reducen la carga que soportan en un 50%.

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