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Jordi Cruz, jurado de ‘MasterChef’, se abre como nunca: «Tengo la enfermedad de mi padre»

"A veces no sabes sentir", explica el comunicador de TVE

El cocinero ha reflexionado sobre su trayectoria personal

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Jordi Cruz, jurado de 'MasterChef', se abre como nunca: "Tengo la enfermedad de mi padre"

El nombre de Jordi Cruz es sinónimo de excelencia culinaria, exigencia y pasión por la gastronomía. Desde que se incorporó como jurado del exitoso programa MasterChef, el chef catalán ha cultivado una imagen de firmeza que, durante años, ha generado admiración y controversia. Pero más allá del delantal, los focos y las valoraciones implacables a los aspirantes del talent show, hay un hombre con una historia personal tan compleja como humana, marcada por silencios familiares, vínculos rotos y una lucha interior que arrastra desde la infancia.

Durante una conversación íntima en el pódcast A solas con, presentado por Vicky Martín Berrocal, Jordi Cruz reveló una parte de su vida que rara vez había compartido con el público: la dificultad para expresar emociones. No se trata simplemente de timidez o contención, sino de lo que él describe como una especie de «enfermedad emocional» que heredó de su padre. «Tengo la misma enfermedad que mi padre: a veces no sé sentir», confesó con una sinceridad que desarmó a los oyentes.

Más adelante habló de una infancia marcada por la austeridad emocional. Su padre, un hombre que empezó a trabajar a los doce años en una fábrica y que dedicó su vida al esfuerzo y al sacrificio, fue una figura fundamental en su formación, aunque incapaz de mostrar afecto.

«Si alguna vez he rezado fue por decir ‘te quiero’ a mi padre antes de que muriera. Tenía alzhéimer y el día que murió yo hice la última guardia. Miré en esos ojos en los que ya no había nada y pude decirle: Te quiero. Murió a las dos horas. Espero que lo escuchara. Él no tenía la habilidad de ser cariñoso y seguro que lo era». Fue ese instante, tardío pero esencial, el que marcó un antes y un después en su forma de entender las emociones. La muerte del padre cerró un ciclo, pero también abrió una puerta para cambiar el legado emocional que lo había condicionado.

Un momento clave en la vida de Jordi Cruz

Como ocurrió con tantas personas, la pandemia fue una sacudida en la vida de Jordi Cruz. Pero, en su caso, no sólo paralizó proyectos o alteró rutinas, sino que le permitió redescubrir un espacio que durante años había permanecido en segundo plano: el hogar. «La pandemia me sirvió para descubrir que en mi casa tenía un nido», ha comentado al respecto. En ese nido florecieron nuevas emociones, vínculos renovados y sobre todo una transformación personal que ya no tiene vuelta atrás.

Fue entonces cuando se enamoró, se casó y se convirtió en padre. La llegada de su hijo Noah, a quien describe como un regalo inmerecido, lo cambió todo. Noah se ha convertido en su brújula, en la razón por la que ha decidido romper con las cadenas emocionales del pasado y ser un padre diferente al que él tuvo.

Jordi Cruz con sus compañeros de ‘MasterChef’. (Foto: TVE)

La paternidad ha hecho tambalear los cimientos de una estructura que parecía inamovible. Jordi reconoce que aún hoy le cuesta decir ‘te quiero’, pero está decidido a construir un entorno donde su hijo no tenga que intuir el afecto, sino vivirlo con naturalidad.

Un cocinero de emociones fuertes

La imagen pública de Jordi Cruz se ha construido a base de excelencia profesional, disciplina y una autoridad que, en ocasiones, ha sido cuestionada por su tono seco o sus valoraciones sin filtro en MasterChef. Durante años, muchos espectadores lo han percibido como un juez severo, incluso implacable. Pero, como ha demostrado en esta nueva etapa de su vida, esa dureza también tenía una raíz emocional. No era arrogancia, sino una coraza.

Durante una charla recogida por Lecturas, al cocinero le preguntan qué significa su madre para él y responde: «Es un referente. Mi padre con doce años estaba en una fábrica, curró todo lo que pudo por hacer felices a los demás y creo que se frustró y se enfadó con la vida. El padre que yo conocí en los últimos años era un padre con tendencia a estar enfadado. Si le sumas que no fueron años fáciles, seis hijos… Mi madre ha regalado su vida a la familia. Es una heroína y quiero corresponder su sacrificio».

Jordi Cruz, en busca de la perfección

A pesar de sus colaboraciones con TVE, el protagonista de nuestra noticia sigue al frente de sus cocinas, compaginando la televisión con su trabajo en restaurantes de renombre, pero su prioridad ha cambiado. El foco ya no está solo en los platos, sino en el corazón. En ser un padre presente, en sanar heridas, en hablar sin miedo. En derribar el muro que durante años levantó entre lo que sentía y lo que decía.

Dice que siempre ha tenido claro cuál era su futuro y hoy puede presumir de haber cumplido su sueño. «Me sentía muy burro, muy pequeñito. ¡Y más en los estudios! Era malo en casi todo. Pero vi que algo se me daba bien. Quería reproducir lo que mi madre cocinaba. Vi que para eso tenía virtud, tenía talento, y que por ahí podía ganarme el cariño, que me dijeran: mira, el chaval no es tonto».

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