Un grupo de médicos de 26 países lanza una asociación para controlar y reducir los daños del tabaquismo

Un grupo de médicos de 26 países lanza una asociación para controlar y reducir los daños del tabaquismo

Un grupo de médicos de más de 20 países han creado la ‘Smoking Control & Harm Reduction Association’ con el fin de impulsar las políticas de reducción de daño del tabaco en las normativas de salud pública internacionales. Esta decisión de asociación ha nacido en el seno del tercer congreso científico ‘No smoke summit’, un espacio de debate que se celebró en Grecia a finales de septiembre.

Este grupo tiene como objeto, entre otros aspectos, que los cigarrillos electrónicos, el tabaco calentado o los productos orales con nicotina, más conocidos como productos de reducción de daño, sean reconocidos como menos dañinos que el cigarrillo convencional por las diferentes legislaciones nacionales de salud pública, como ya ocurre en países como Reino Unido o Suecia.

El cardiólogo Ignatios Ikonomidis, quien defendió que la «nicotina ha sido usada en el control del tabaco y en la cesación, con lo que puede usarse en el campo de la reducción de daño», y así lo ha recogido Europa Press, ha sido uno de los impulsores de esta nueva asociación. Ikonomidis subrayó, además, que dejar de fumar y la prevención del consumo del tabaco siguen siendo «la forma más eficiente y económica» de evitar los daños producidos por el tabaquismo, pero también añadió que los productos de reducción de daño, al menos, «limitan» esos daños.

Coordinación y diálogo entre las autoridades nacionales y europeas

En esta línea, el grupo de médicos abogó por «establecer un diálogo con las autoridades nacionales y europeas» para que se reconozcan los datos científicos que, entre otras cosas, apuntan a que el principal problema del tabaco no es la nicotina sino la combustión y el humo que ésta genera.

En esta jornada griega también hubo representación española. Concretamente, la palabra la tomó el cirujano oncológico en el Hospital Central de la Defensa Gómez Ulla de Madrid y portavoz de la Plataforma para la reducción del daño por tabaquismo, Fernando Fernández Bueno. Éste mantuvo que «la legislación española de control del tabaco convencional no funciona» porque, según afirmó, no consigue que la gente deje de fumar.

Por ello, el especialista defendió la inclusión del concepto de reducción de daño en la normativa como si fuera un «tercera vía». Consideró, además, Fernández Bueno, que hay «políticos que no quieren ver las evidencias» y defendió la necesidad de seguir generando información científica sobre la diferencia de toxicidad entre los nuevos productos como el tabaco calentado o los cigarrillos electrónicos en comparación con el convencional de combustión.

Por su parte, el Dr. Enrique Ríos Espinosa calificó de «imperativo» que se ofrezca información suficiente sobre las «alternativas» al tabaco convencional y reconoció también que las autoridades mexicanas las consideran «igual de peligroso». Y lamentó: «Están demonizando todo lo que lleve nicotina aún cuando sea menos dañino que el cigarrillo convencional».

«El problema es la combustión»

Para el físico e investigador de la universidad griega de Patras, Konstantinos Farsalinos, «el problema es la combustión» y no concretamente la nicotina porque, según detalló, «ésta es compatible socialmente si no te mata, igual que la cafeína». Cree, además, y así lo consideró, que los opositores a las políticas de reducción de daño en el tabaco se limitan a decir que las alternativas «no son seguras obviando un principio básico de la salud pública: la evaluación de riesgos».

Y añadió, además, que «estos productos no son el milagro, pero son una alternativa menos dañina que el cigarrillo convencional» porque «no se trata de sustituir ningún otro método dirigido a dejar de fumar sino a aportar más opciones». Cree, y así lo recogen las declaraciones de Europa Press, que la Organización Mundial de la Salud (OMS) «ha fallado miserablemente en dotar de información balanceada de lo que sabemos hasta hoy para hacer una decisión informada» en esta materia.

Por último, el médico Stanimir Hasardzhiev, que se declaró ex fumador, remarcó que la adicción a la nicotina debe ser considerada una enfermedad y sostuvo que los afectados «necesitan apoyo». Por ello, y así lo sostuvo, que los productos de reducción de daño lleguen al gran público es «sólo cuestión de tiempo».

Afirmó también este especialista que las políticas de salud pública deberían estar sólo teniendo en cuenta los datos. «Muchos fumadores no van a ir al médico y, por esta razón, es importante que tengan la información correcta y esa información va a ser más creíble si viene de los Estados», señalaba.

«Algunas alternativas al tabaco pueden crear incluso más adicción»

Tampoco faltaron las salvaguardas de algunos expertos. El superintendente de salud pública del Ministerio de Salud de Malta, Charmaine Gauci, puso encima de la mesa algunos de los riesgos relacionados con estos productos como, por ejemplo, crear una mayor adicción a la nicotina. Algo que, detalló, se debe a la percepción de sus consumidores de que es más seguro: «Comienzan a usarlo, consumen más nicotina y a veces vuelven al cigarrillo convencional y fuman más que antes».

Otro riesgo, señalaba Gauci, es el atractivo del producto porque puede ser percibido como «glamuroso» y correr el riesgo de llamar la atención de jóvenes. «Hay que estar al tanto de estos factores», alertó.

Por último, y se trata de una intervención que se siguió con atención por el éxito del caso, el Dr. Karl Lund, investigador principal del Instituto Noruego de Salud Pública, explicó como en su país el uso del snus (tabaco masticado) ha producido un «descenso del consumo de nicotina y de fumadores».

También detalló que el snus en los jóvenes (de entre 16 y 30 años) es más usado que el cigarrillo convencional, tanto en hombres como en mujeres. En esa dirección se mostró el especialista que, además, argumentó que «consumir nicotina en una forma más simple y pura es mucho menos dañino que fumar» y que «todo lo que se extraiga de quemar va a ser más dañino».

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