El acoso sexual en el transporte público: un problema a la vista de todos

El acoso sexual en el transporte público: un problema a la vista de todos
Los acosadores en el metro aprovechan las multitudes para camuflarse y tener una excusa a sus abusos. (Foto: Getty)
Iñigo Artola
  • Iñigo Artola
  • Portadista. Redactor de cultura, internacional, política, sociedad y lo que haga falta. Devorador insaciable de series y películas.

El año pasado por estas mismas fechas el servicio de Transporte de Londres lanzó una dura campaña contra el acoso sexual en los transportes públicos.

 

Acompañado por un video desgarrador de una mujer que sufre un episodio de acoso en el metro, la campaña insta a informar a la policía a cualquier persona que sea víctima de un comportamiento sexual no deseado. Un año después del lanzamiento de la campaña, en el que el más de 4 millones de personas han visto el video, un 36% más de personas han reportado incidentes de este tipo en el metro de Londres.

Pero, por supuesto, no se trata sólo de Londres, que tiene que hacer frente a este problema. Otras ciudades y vías de comunicación de todo el mundo luchan contra el mismo problema. Francia puso en marcha sus propias campañas contra el acoso sexual en los trenes el año pasado. Hace más de diez años que se introdujeron los vagones exclusivos para mujeres en Tokio, donde más de la mitad de las mujeres dijeron que habían sido víctimas de algún tipo de abuso en los trenes. Y el mes pasado, una empresa de transporte ferroviario alemán anunció los vagones exclusivos para mujeres en su ruta entre Leipzig y Chemnitz.

Entre los casos documentados de estos abusos públicos se encuentran mujeres que se han enfrentado a hombres tratando de colar las manos entre las bolsas de la compra para tocarles los pechos, aprovechando los tumultos de gente en hora punta. Testigos que han tenido que sufrir la vergüenza de presenciar a individuos masturbándose en público. O adolescentes forzadas a situaciones sexuales no consentidas. Todas ellas situaciones en las que los agresores sexuales pueden encontrar en la aglomeración de gente la excusa perfecta, o simplemente se aprovechan del silencio de la gente que lo

El perfil del ‘sobón’

No serán pocas las mujeres que no se hayan encontrado con la situación de que un individuo se pegue a ellas “disimuladamente” aprovechando los empujones del gentío y, de ser pillado, se excuse en que le hayan empujado.

No hablamos de piropos, miradas o comentarios fuera de tono. Hablamos desobrepasar la raya y tocar a las mujeres. Pegarse, acercarse y frotarse, es mucho más sencillo cuando estás rodeado de gente, y lo saben. Activos durante todo el año, los sobones encuentran en las masas de gente la oportunidad para, una vez satisfecho su objetivo, escabullirse entre la masa.

Psicólogos y sexólogos explican que hay que diferenciar entre dos tipos de perfiles: aquellos individuos que lo hacen porque sus vidas son aburridas y los que padecen algún tipo de parafilia. En el caso de los segundos, se trata de personas que realmente padecen una enfermedad. Sus actos responden a una expresión sexual no convencional que puede llegar a ser agresiva para la otra persona.

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