La salud bucodental en España: calidad asistencial, profesionalidad y un sistema que necesita avanzar

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Hace breves fechas tuve el honor de participar como presidente del Consejo General de Dentistas de España en una interesante jornada organizada por la Fundación IDIS, en la que se presentó el Observatorio de Salud Bucodental elaborado por PwC. El informe confirmó lo que desde nuestra organización venimos señalando desde hace tiempo: la salud bucodental, a pesar de su íntima conexión con la salud general, sigue estando significativamente desatendida en el sistema sanitario público.
Los datos son claros: apenas se destina un 2% del gasto sanitario público a salud bucodental, frente al 31% de media en la Unión Europea. Esto se traduce en una financiación pública escasísima —74 millones de euros en 2022— frente a un gasto privado que supera los 3.600 millones, y que podría alcanzar los 8.000 millones si incluimos ortodoncias, implantes, prótesis y cirugía maxilofacial. Este desequilibrio obliga a la inmensa mayoría de la población a recurrir al sector privado para recibir tratamientos que, en muchos casos, son esenciales para su bienestar.
Y es precisamente en ese ámbito privado donde se presta el 98% de los servicios odontológicos en España. La sociedad debe saber que esa atención, en su inmensa mayoría, está en manos de clínicas independientes —el 94% del total—, pero esto no significa que estén controladas por dentistas, puesto que hoy en día cualquiera puede abrir una clínica dental. Es decir, los dentistas no siempre ostentan el poder de decisión, pese a que han dedicado años de formación y esfuerzo continuo para ofrecer una atención basada en la evidencia científica, con rigor, ética y una vocación clara de servicio.
«Los profesionales de la odontología no somos comerciales, somos facultativos»
Conviene aclarar que los profesionales de la odontología no somos comerciales, somos facultativos. Tratamos personas, que son nuestros pacientes, no nuestros «clientes». Detrás de cada tratamiento hay un diagnóstico personalizado, una planificación clínica cuidadosa y un compromiso firme con la salud integral de cada paciente. No en vano, la relación entre la salud oral y la salud general está más que demostrada científicamente: enfermedades como la diabetes, patologías cardiovasculares, complicaciones en el embarazo o incluso ciertos tipos de cáncer, más allá de los que afectan a la cavidad oral, guardan una estrecha relación con la salud de nuestra boca.
Es en este contexto donde resulta oportuno detenernos a reflexionar sobre la situación real de la odontología en España, haciendo hincapié en un argumento que defendemos: las clínicas dentales privadas deberían tener su capital social en manos de profesionales. Eso sería cumplir con la Ley de Sociedades Profesionales y materializar un modelo que representaría la esencia de una odontología de calidad, centrada en el paciente y en su bienestar a largo plazo. Es el dentista el que decide hacia dónde va a orientar su clínica.
«Recordemos que la salud no debería reducirse nunca a un simple argumento comercial»
No podemos olvidar que la sanidad tiene un coste que asume el paciente directamente de su bolsillo cuando recurre a la privada, es decir, cuando acude a la consulta del dentista privado, mientras que en la pública hay una apariencia errónea de gratuidad porque el coste sale de los impuestos que pagamos entre todos.
Este hecho provoca que en el sector se pongan en marcha campañas publicitarias muy agresivas, con ofertas de tratamientos y prestaciones que no siempre se corresponden con la realidad y que tienen como objetivo captar el mayor número de pacientes. Recordemos que la salud no debería reducirse nunca a un simple argumento comercial. Detrás de cada tratamiento hay una decisión profesional, una planificación rigurosa y una responsabilidad ética. A veces, en la búsqueda de ofertas atractivas, se puede trivializar la importancia del diagnóstico preciso, del seguimiento clínico o de la prevención.
Como profesión, tenemos el deber de proteger no sólo la salud de nuestros pacientes, sino también el prestigio y la confianza que la sociedad ha depositado en nosotros. Es fundamental que toda iniciativa empresarial dentro del ámbito odontológico, por legítima que sea, mantenga siempre como eje central la calidad asistencial y el respeto al acto clínico. Sólo así podremos seguir avanzando hacia un modelo sanitario donde la salud bucodental reciba el reconocimiento y la cobertura que merece.
«Tras cada tratamiento hay una decisión profesional, una planificación rigurosa y una responsabilidad ética»
Desde el Consejo General de Dentistas de España seguiremos trabajando con firmeza para que la odontología tenga el papel que le corresponde dentro del sistema sanitario: no como un servicio accesorio, sino como una parte imprescindible de la salud y el bienestar de las personas, sin cuentos ni descuentos.
Óscar Castro es presidente del Consejo General de Dentistas de España.