Diferentes tipos de leche: entera, desnatada, sin lactosa…
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Uno de los peores errores que se pueden cometer cuando hablamos de lácteos, y en este caso de la leche, es creer que existe una sola clase de producto disponible en el mercado. Por el contrario, contamos con una cada vez más amplia variedad de alternativas por las cuales optar, como los diferentes tipos de leche. Y es importante conocer tanto su origen como su composición. No sólo para obtener los nutrientes deseados sino también para evitar una reacción adversa como consecuencia de las diversas alergias e intolerancias que causan los lácteos.
Y un detalle muy interesante, es que los humanos somos los únicos mamíferos que seguimos consumiendo leche en la vida adulta. Contrariamente a las otras especies, ingerimos todo tipo de alimentos que incluyen la leche como ingrediente principal o secundario.
Tipos de leche y sus características
Leche materna
Su contenido de calorías, junto con la presencia de proteínas, azúcares, grasas, minerales y vitaminas, sobre todo A y D, transforman inmediatamente a la leche materna en el alimento perfecto para cualquier recién nacido. En los casos ideales este suministro continúa hasta los seis meses del bebé, favoreciendo el desarrollo de sus huesos gracias a su calcio concentrado.
Leche entera
Completado el destete, en los primeros años de vida se recomienda la leche entera. Es la que posee más grasa que la desnatada, alcanzando hasta un 3,5% de grasa en su composición y proporcionando energía y vitamina A en los niños en pleno crecimiento. Además es aconsejable para los mayores de edad, porque previene las enfermedades de los huesos, como la osteoporosis.
Otros grupos a los que se suele sugerir la leche entera son las mujeres embarazadas, lactantes o menopáusicas.
Leche desnatada y semidesnatada
Pasada la adolescencia y detenido el crecimiento, las leches desnatadas o semidesnatadas con su porcentaje graso de 1% o 1,5%, tienden a ser las más elegidas por hombres y mujeres adultos. La escogen porque mantiene los beneficios primordiales que cualquiera de los lácteos aportan, como el evitar patologías cardiovasculares, pero su cantidad de calorías es inferior.
Leche sin lactosa
La intolerancia a la lactosa no debe ser confundida con la alergia a la leche, ya que son reacciones adversas sin puntos en común más que ciertos síntomas. El azúcar natural de los lácteos es removida artificialmente para que aquellos que sufren intolerancia puedan consumirlos. De lo contrario, las reacciones tienden a provocar gases y heces más ácidas y más líquidas.
Sin embargo, hay personas en las que el rechazo a la lactosa es tan fuerte que directamente deben eliminar la leche de su dieta. Entonces suelen sustituir la leche por otras fuentes ricas en calcio. Por supuesto que ninguno de esos sustitutos puede ser lácteo.
Por la grasa
Hay leche entera o desnatada. Al perder grasa, al quitársela, se pierde la parte proporcional de las vitaminas y ácidos grasos esenciales. Encontramos así, leche entera: 3,5% de grasa, semidesnatada: 1,5% de grasa y desnatada: 0,1% de grasa.
Fresca o hervida
La fresca es tratada a 75º dura, solo 5 días y no pierde nutrientes, mientras que la UHT o leche uperizada se hierve a 150º y dura 3 meses. La esterilizada es hervida y dura 6 meses.
Leches de crecimiento
Hay fórmulas especialmente enriquecidas para garantizar que el organismo reciba las dosis diarias requeridas de ácidos Omega 3, hierro, vitamina D, yodo, etc. Esta leche puede convertirse en un complemento más de la alimentación de los menores, al igual que determinados suplementos vitamínicos y hasta la introducción temprana de la carne y el pescado en la alimentación de los niños.
Leche de cabra
Los pequeños con necesidades nutricionales concretas de vitamina B2 tienen en la leche de cabra una opción muy completa. Justamente por eso el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación considera que es un buen refuerzo de este nutriente. Asimismo, reduce las posibilidades de padecer de tiroides en la edad adulta porque el caroteno está listo para su asimilación.
Leche de oveja
Tiene casi el doble de grasa que la de vaca, peo mayor cantidad de proteínas y lactosa. Se destaca por su sabor que es bastante fuerte.
Leches vegetales
Si hay una industria que ha explotado en los últimos años, esa es la de las leches vegetales. Cada una con sus pros y sus contras. La más popular es la de almendras, con un alto contenido de azúcares nutritivos. La de soja es casi igual de famosa pero un poco más proteica. Y luego vienen alternativas como la leche de arroz y la leche de avena, entre las muchas que se comercializan hoy.
Algo que hay que aclarar sobre estas leches vegetales es que no deben ser suministradas a los bebés con menos de un año. Lamentablemente, muchos padres que adhieren a las dietas veganas o vegetarianas piensan que son suficientes para proporcionarles todos los nutrientes básicos; y no es así. En ese caso, debes consultar a un nutricionista infantil.
De hecho, por esa razón hay organismos que entienden que es conveniente llamar a estos productos bebidas vegetales y no leches.
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