¿Por qué algunos pacientes con leucemia se libran de la quimioterapia antes del trasplante?
Pacientes seleccionados con leucemia mieloide crónica y donante de médula disponible
Evitar el tratamiento mejora la calidad de vida y reduce gastos
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Pacientes seleccionados entre quienes padecen leucemia mieloide aguda (AML, por sus siglas en inglés) con una respuesta insuficiente al tratamiento o que han tenido una recaída podrán tener la ventaja de ir directamente al trasplante alogénico (con donante) de progenitores hematopoyéticos, o ‘trasplante de médula’, si el donante está disponible.
Son los datos del estudio ASAP III, presentados en la última reunión de la Sociedad Americana de Hematología (ASH), que esta sociedad científica ha destacado en su último boletín.
En ese estudio se ha visto que pasar por un curso intensivo de quimioterapia antes del trasplante no ofrece ventajas cuando se compara con un control estrecho de los pacientes hasta que se realiza el procedimiento. Johannes Schetelig, de la Universidad de Dresde (Alemania), que presentó el trabajo, ha declarado: “Como médicos, hemos estado diciendo a los pacientes durante décadas lo importante que es conseguir una remisión completa antes del trasplante. El sorprendente mensaje de este estudio es que no es así.”
El equipo de investigadores reclutó a 281 pacientes con respuesta insuficiente al primer tratamiento de la AML, o que habían recaído y eran candidatos a pasar por un curso intensivo de quimioterapia y, después, trasplante. En el análisis incluyeron 276 sujetos que bien contaban ya con un hermano u otro donante compatible y a otros que buscaban posibles donantes.
La supervivencia libre de enfermedad en el día 56 de seguimiento fue del 71% para los pacientes que no pasaron por quimioterapia y del 69,9% para quienes sí lo hicieron para conseguir remisión antes del trasplante. Al cabo de un año las cifras eran también similares, aunque en ese caso eran del 69,1% para los pacientes sin ‘quimio’ y del 71,9% para los demás. Dicho por Schetelig: “Estos datos muestran que el intento de lograr la remisión no supone ninguna ventaja”.
Más calidad de vida, menos gasto
El autor principal también ha dedicado unas palabras a las diferencias en datos de seguridad para ambos grupos. “El número de pacientes que sufrió efectos adversos de grado 3 o más graves antes del trasplante se reduce en dos tercios del total si se opta por no administrar la quimioterapia intensiva”.
Además, los pacientes con quimio pasaron una media de 42 días en el hospital antes del trasplante. Los demás solo 19. “Son buenos números para que nos hagamos una idea de la calidad de vida que se gana, y también sobre el enorme ahorro que se puede conseguir”, añade el especialista.
No obstante, ha insistido en que la estrategia es válida para un grupo muy concreto de pacientes. Los que tenían un recuento de leucocitos por encima de 50.000 por microlitro, manifestaciones en el sistema nervioso central antes del trasplante, una fracción de eyección menor del 50% -un parámetro para medir el funcionamiento del corazón- y otros resultados que indican limitación de las funciones de algunos órganos, se excluyeron del estudio.
Para Schetelig, “debe abordarse el tratamiento paso a paso; estos regímenes terapéuticos son un reto, y los hospitales necesitarán familiarizarse con esa secuencia de tratamientos para sus pacientes, cada uno de los cuales sale de diferentes situaciones clínicas”.