¿Se puede llevar un embarazo sano a término después de un trasplante de médula?

Nuevos datos desdicen la idea, muy extendida entre los médicos, de que es imposible tener hijos para las mujeres que han pasado por un trasplante de médula

Realizan la primera transposición de útero en España a una paciente con cáncer para proteger su fertilidad

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El tiempo medio transcurrido entre el trasplante y el primer embarazo fue de 4,7 años.

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A pesar de las dificultades que pueden presentarse por haberse sometido a tratamientos contra el cáncer, las mujeres pueden quedarse embarazadas y dar a luz hijos sanos después de un trasplante de médula, según un nuevo estudio publicado en la revista científica «Blood», editada por la Sociedad Americana de Hematología (ASH).

En un trasplante alogénico de células madre hematopoyéticas (alloHCT, por sus siglas en inglés) se obtienen células madre de un donante sano y se trasplantan a individuos con cáncer hematológico o enfermedades benignas que también afectan a la sangre. Los avances en este tipo de procedimientos han hecho que cada vez haya más pacientes que sobreviven a largo plazo, especialmente adultos jóvenes, muchos de los cuales desean tener hijos más adelante. No obstante, tienen dificultades a consecuencia de la medicación que han tomado durante periodos de tiempo prolongados, la radioterapia o las dosis altas de quimioterapia.

Katja Sockel, del Hospital Universitario Carl Gustav Carus de Dresde (Alemania), ha recordado que la fertilidad es una cuestión muy importante para las pacientes jóvenes. Sockel es la investigadora principal del nuevo estudio, y ha contado que algunas pacientes evitan ciertos tratamientos por sus consecuencias sobre la fertilidad: «Para los jóvenes supervivientes del cáncer, la vuelta a la vida normal incluye planes para tener familia». Este trabajo es el mayor análisis que se ha llevado a cabo hasta la fecha sobre la fertilidad de mujeres que han pasado por este tipo de trasplante.

El equipo de Sockel analizó los datos del Registro Alemán de Trasplante de Células Madre para calcular la tasa de embarazos y nacimientos y determinar cuáles son los factores de riesgo que afectan a las pacientes de edades comprendidas entre los 18 y los 40 años. De las 2.654 participantes, 50 mujeres informaron de un total de 74 embarazos, de los cuales 57 terminaron con partos de niños vivos. El tiempo medio transcurrido entre el trasplante y el primer embarazo fue de 4,7 años.

La probabilidad de un embarazo era mayor para las pacientes que tenían entre 18 y 35 años en el momento de someterse al trasplante, y la edad media del embarazo fue de 29,6 años.

Embarazo espontáneo

Aunque la tasa anual de nacimientos para esta población de mujeres resultó ser seis veces menor que la de la población general de Alemania, los resultados de este análisis desdicen la idea, muy extendida entre la comunidad médica, de que no es posible quedarse embarazada después de un alloHCT. Algunos de los embarazos fueron producto de procedimientos de reproducción asistida, pero el 72% de las participantes declararon haberse quedado embarazadas de forma espontánea.

Según ha explicado la autora, «algunas pacientes contaron que no habían adoptado medidas para evitar un embarazo porque sus respectivos médicos les habían dicho que no era posible. De hecho, la investigadora advierte que «los embarazos espontáneos no deben subestimarse, y es necesario ofrecer a las pacientes información sobre la posibilidad de que sean fértiles después del trasplante, de modo que puedan evitar embarazos no deseados».

El equipo de investigación identificó algunos factores que estaban asociados con mayores probabilidades de tener un primer hijo, incluyendo un régimen terapéutico de baja intensidad, la realización de trasplantes por enfermedades diferentes al cáncer y la ausencia de radioterapia o el empleo de radioterapia a dosis bajas.

Hubo complicaciones en 25 de los 52 embarazos. Las más frecuentes fueron vasculares (en 16 de los casos) -incluyendo una forma grave denominada preeclampsia-, edema e hipertensión.

Los resultados fueron generalmente positivos para la salud de los niños, sin mayores tasas de enfermedad o complicaciones que afectaran a los recién nacidos cuando se comparaban con los hijos de la población general. No obstante, sí fue mayor la tasa de partos prematuros (antes de la semana 37 de gestación), y también la proporción de niños con bajo peso al nacer.

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