P. Guillem: «La inflamación prolongada predispone a las células del estómago a volverse cancerosas»
"El 50% de la población mundial está infectada por Helicobacter pylori"
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El helicobacter pylori es una de las causas principales de problemas como la gastritis crónica y las úlceras estomacales. Esta bacteria se encuentra en cuatro de cada diez personas en España, según datos de la Fundación Española de Aparato Digestivo (FEAD). Aunque puede permanecer en el organismo sin síntomas durante años y en algunos casos no requiere de tratamiento, su presencia a largo plazo puede llevar a complicaciones graves.
«El 50% de la población mundial está infectada por helicobacter pylori. En España el porcentaje es similar aunque en las últimas décadas se está observando un descenso en la incidencia de la infección por H. pylori en los países industrializados», sostiene Patricia Guillem, catedrática de Epidemiología, Salud Pública y Medicina Preventiva de la Universidad Europea de Valencia.
La epidemióloga explica, entrevista a OKSALUD, además de su incidencia, qué es, cuándo se descubrió y la relación entre el helicobacter pylori y el cáncer de estómago. «Algunos investigadores sospechan que la respuesta inflamatoria prolongada predispone a las células del revestimiento del estómago a volverse cancerosas», asevera.
PREGUNTA.- ¿Qué es el helicobacter pylori?
RESPUESTA.-Helicobacter pylori es una bacteria (también denominada H. pylori) con forma curva de espiral presenta entre 1 y 6 flagelos (extensiones) cubiertos por una membrana en su crecimiento, se asienta sobre la mucosa que reviste el interior del estómago humano. En condiciones normales, el estómago produce ácido y muchas bacterias no pueden sobrevivir allí, sin embargo, H. pylori es capaz de neutralizar (anular) la acidez del entorno local del estómago (aunque no en su totalidad) lo que permite su supervivencia.
P.-¿Cuándo se descubrió?
R.- El 11 de junio de 1979, el profesor Robin Warren, patólogo del Hospital Royal Perth de Australia, describió su primer caso de bacterias asociadas a gastritis crónica al encontrar un bacilo curvo no identificado anteriormente sobre el epitelio gástrico de pacientes con gastritis crónica activa. Su hallazgo fue casi fortuito y el bacilo hallado, inicialmente fue llamado Campylobacter pylori aunque el la actualidad se emplea la nomenclatura de helicobacter pylori. La Organización Mundial de la Salud (OMS) lo consideró agente carcinogenético en el año 2001. Años más tarde, Barry Marshall y Robin Warren fueron galardonados con el premio Nobel de Medicina 2005 cuando lograron demostrar que tanto la inflamación en el estómago (gastritis) como la úlcera del estómago o del duodeno son el resultado de una infección causada por helicobacter pylori, la bacteria que ellos mismos descubrieron en los 80.
P.- ¿Cuál es su incidencia?
R.- Como dato curioso, el 50% de la población mundial está infectada por helicobacter pylori. En España el porcentaje es similar aunque en las últimas décadas se está observando un descenso en la incidencia de la infección por H. pylori en los países industrializados.
En relación a la incidencia, debemos comentar que la transmisión de H. pylori a través de la vía fecal-oral parece la vía más frecuente en áreas con un bajo desarrollo socioeconómico y se produce por la transmisión desde una persona enferma a otra sana, mediante el contacto oral con materia fecal, saliva o vómitos contaminados. En cambio, la vía de transmisión oral-oral parece la más frecuente en áreas con un elevado desarrollo socioeconómico.
En la adquisición de la enfermedad, una de las poblaciones más vulnerables son los niños, además la facilidad de transmisión a otros menores por su lógica pobre educación higiénico-sanitaria y por su estrecho contacto con adultos posiblemente infectados.
En la mayoría de las poblaciones, la bacteria se adquiere por primera vez en la infancia. La infección es más probable en los niños que viven en la pobreza, amontonados y en áreas con condiciones higiénicas deficientes.
P.- ¿Qué enfermedades causa?
R.- La bacteria produce unas enzimas, entre las que destaca la ureasa que actúa debilitando la mucosa gástrica que reviste y protege el estómago y el duodeno lo cual permite que el ácido afecte la superficie sensible que se halla por debajo de dicho revestimiento, produciendo daños en sus tejidos. Así, por efecto del ácido y de las bacterias, esa superficie delicada se irrita y se forma una llaga (úlcera). De forma resumida, esta infección bacteriana provoca inflamación de la mucosa del estómago (gastritis), úlcera gastroduodenal y ciertos tipos de cáncer de estómago.
P.- ¿Qué relación hay entre el helicobacter pylori y el cáncer de estómago?
R.- Diferentes estudios científicos, coinciden en que la infección crónica (a largo plazo) por helicobacter pylori causa el adenocarcinoma gástrico y el linfoma gástrico de tejido linfoide asociado a mucosa (TLAM). Se desconoce la manera exacta en qué la infección por helicobacter pylori causa el cáncer de estómago, pero algunos investigadores sospechan que la respuesta inflamatoria prolongada predispone a las células del revestimiento del estómago a volverse cancerosas.
P.- ¿Por qué no siempre dan la cara los síntomas? ¿Cuáles son?
R.- El proceso de infección por helicobacter pylori es lento y puede causar enfermedad gastroduodenal décadas después de instalada la infección aunque muchas personas cuya gastritis es producida por esta bacteria, pueden no desarrollar síntomas o complicaciones a lo largo de su vida.
En caso de producirse síntomas, estos consisten en indigestión (dispepsia) y dolor o malestar en la mitad superior del abdomen. Otras señales posibles son: pérdida de peso y de apetito.
P.- ¿Qué pruebas detectan su presencia?
R.- La detección de H. pylori se puede realizar mediante prueba de sangre, prueba del aliento y análisis de muestras de heces.
La prueba de sangre, es la más común y permite detectar anticuerpos contra dicha bacteria mediante una pequeña muestra de sangre extraída por un pinchazo sobre la yema del dedo.
La prueba de aliento aunque se usa principalmente después del tratamiento para comprobar su erradicación, también se puede utilizar para el diagnóstico. El paciente bebe una solución especial y, cuando H. pylori está presente, exhala una sustancia (carbono) en su aliento que permite detectar la presencia de la bacteria. Esta prueba tiene una exactitud de 96 a 98%.
También si se considera necesario para terminar de esclarecer el diagnóstico, el médico puede solicitar la realización de una endoscopia digestiva alta con el objetivo de obtener una muestra (biopsia) de la mucosa gástrica.
P.- Pero si hay mucha población afectada y no hay síntomas….
R.- Cerca del 60% de personas en España tiene en el estómago la bacteria helicobacter Pylori, que se contrae por vía oral, sobre todo a través de la saliva. No siempre provoca síntomas a los portadores, que es posible que no desarrollen enfermedad digestiva. Sin embargo, otros individuos que adquieren la infección padecen molestias estomacales como dolor, acidez, digestiones lentas o gases, coexistiendo factores genéticos, medioambientales o inmunes que podrían agravar o complicar la sintomatología.
Ante la presencia de síntomas que generen alarma y/o que se mantengan en el tiempo, las personas tienen que acudir en busca de asistencia médica ya que el diagnóstico precoz y el tratamiento ayudarán a evitar repercusiones mayores para su salud.
P.- ¿Cómo se trata? ¿Cuán efectivos son los tratamientos?
R.- El tratamiento de elección más empleado para combatir la infección por H. pylori consiste en la combinación de varios antibióticos y un inhibidor de la bomba de protones que se emplea para reducir la producción de ácido en el estómago. Entre los inhibidores de la bomba de protones más empleados destacamos: lansoprazol, omeprazol, pantoprazol, rabeprazol o esomeprazol. Dichos medicamentos, normalmente se suelen tolerar bien (presentan pocos efectos secundarios o son leves), pero pueden causar diarrea, estreñimiento y dolor de cabeza. Por este motivo, además de la combinación de medicamentos anteriormente descrita se suele añadir el subsalicicato de bismuto como fármaco coadyudante, indicado para reducir la acidez estomacal y las náuseas, mejorar el tratamiento de la diarrea, la indigestión y cualquier tipo de malestar estomacal. En contraposición, el subsalicilato de bismuto puede originar estreñimiento y oscurecimiento de la lengua y las heces. Los antibióticos de elección pueden ser diferentes y se incluyen en este grupo la amoxicilina, claritromicina, metronidazol y tetraciclina. Como efectos adversos, todos pueden alterar el gusto y causar náuseas, y la amoxicilina, la claritromicina y la tetraciclina en concreto pueden causar diarrea.
Una vez aplicado el tratamiento, la confirmación del éxito del mismo se confirmaría repitiendo las pruebas de aliento o de heces o bien la endoscopia transcurridas, aproximadamente 4 semanas desde la finalización del tratamiento.
Si se confirmase que la bacteria no se ha erradicado, se podría repetir de nuevo el tratamiento.
P.- ¿Cuál es la buena noticia?
R.- La pauta de tratamiento administrada durante dos semanas puede tener un alto éxito siempre que los pacientes tengan una buena adherencia a cumplir con las recomendaciones terapéuticas propuestas.
Desde que la OMS en 2017 catalogó a H. pylori como un microorganismo de prioridad alta que amenaza la salud humana, debido al incremento de la resistencia a la claritromicina; se han generado en paralelo, numerosos programas de investigación que trabajan por desarrollar nuevas moléculas (I+D) para el tratamiento y motivar los esfuerzos conjuntos para que continúe la vigilancia de la resistencia de este microorganismo.
P.- Se avanza en estudios sobre la transmisión del helicobacter pylori…
R.- Sí, de hecho, según estudios recientes, es posible que la mosca doméstica pueda transmitir y diseminar en el ambiente H. pylori a través de sus secreciones, por lo que este insecto puede considerarse una importante vía de infección en áreas con deficientes medidas higiénico sanitarias.
P.- Hablemos de prevención…
R.- En referencia a la prevención, todavía se está investigando una vacuna para tratar de prevenir la infección en lugar de tratarla, sin embargo, tras más de una década de trabajo, todavía no hay ninguna que sea realmente eficaz, por lo que sigue siendo una asignatura pendiente.
Otras medidas preventivas consisten en:
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- Lavarse las manos con frecuencia.
- Consumir agua potable y alimentos bien lavados y cocidos.
- Evitar compartir utensilios y vasos con otras personas.
- Mantener una buena higiene personal.
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