Una mujer lleva 18 años en remisión de un cáncer tras una terapia con células CAR-T
Carl June comenzó a experimentar en los 90 con la idea de modificar genéticamente las células inmunes del paciente
La terapia celular CAR-T modifica las células de un paciente para que reconozcan y eliminen los tumores
Este cáncer es un tipo de tumor sólido poco frecuente que suele afectar a niños y es una enfermedad difícil de tratar
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Una mujer con un neuroblastoma -un tipo de cáncer de células nerviosas-, que de niña fue tratada con una terapia celular CAR-T, ha conseguido remitir el tumor durante más de 18 años y sin necesidad de recibir tratamientos adicionales. Se trata del caso de remisión de mayor duración tras una terapia de este tipo descrito hasta la fecha.
Esta paciente participó en un ensayo clínico en fase 1 para probar una terapia CAR-T modificada para tratar el neuroblastoma, un tipo de cáncer que puede ser de mal pronóstico.
Los autores de ese ensayo, realizado con 19 niños entre 2004 y 2009 para probar esta terapia CAR-T, han realizado un seguimiento a largo plazo y este lunes publican los resultados en un artículo en la revista Nature Medicine.
La terapia celular CAR-T es un tratamiento que modifica las células T de un paciente -un tipo de glóbulo blanco que forma parte del sistema inmunitario- para que reconozcan y eliminen específicamente las células cancerosas.
Esta terapia ha sido aprobada para el tratamiento de pacientes con algunos tipos de cáncer de la sangre, como la leucemia y el linfoma, pero ha resultado menos eficaz en pacientes con tumores sólidos.
El neuroblastoma es un tipo de tumor sólido poco frecuente que suele afectar a niños y es una enfermedad difícil de tratar, con altas tasas de recaída a pesar del tratamiento.
Nuevos ensayos
El equipo del Baylor College, liderado por Helen Heslop, llevó a cabo un ensayo clínico de fase 1 con 19 niños con neuroblastoma, entre 2004 y 2009, en el que probaron células T modificadas para reconocer GD2, una proteína con altos niveles de expresión en el neuroblastoma. Once de estos pacientes tenían la enfermedad activa.
Aunque el ensayo de fase 1 determinó que el tratamiento era seguro, doce pacientes fallecieron entre 2 meses y 7 años después del tratamiento, debido a una recaída del neuroblastoma. De los siete pacientes restantes, cinco continuaron en seguimiento durante al menos 13 años después del tratamiento.
Heslop y sus colegas observaron que el cáncer de una de las pacientes ha estado en remisión durante más de 18 años sin recibir otros tratamientos oncológicos. Además, esta mujer ha dado a luz a dos bebés sanos.
También hallaron pruebas de que estas células persistieron durante al menos 5 años en cinco de las tratadas, incluida la paciente con 18 años de remisión.
El equipo apunta que este tratamiento usado en ese ensayo carecen de los elementos de diseño de las células CAR-T modernas, que ahora incluyen moléculas coestimuladoras, y es posible que los pacientes con enfermedad activa en el momento del tratamiento no se hayan beneficiado tanto como aquellos sin evidencia de enfermedad o con una carga de enfermedad menor en el momento del tratamiento.
Estos datos sugieren que tienen potencial para proporcionar beneficios a largo plazo a pacientes con tumores sólidos, y también proporciona conocimientos biológicos sobre el comportamiento de las células CAR-T que podrían ser informativos para otros estudios.
Los expertos
En declaraciones recogidas por el SMC España, Marta María Alonso Roldán, investigadora del Programa de Tumores Sólidos en el CIMA y la Clínica Universidad de Navarra, destaca la importancia del estudio, aunque lamenta el número reducido de pacientes que participó en el ensayo.
Para Luis Álvarez-Vallina, de la unidad mixta del Cáncer H12O/CNIO, estos datos «demuestran la seguridad de la estrategia y sugieren que las células CAR-T podrían proporcionar beneficios a largo plazo en pacientes con algunos tipos de tumores sólidos».
No obstante, advierte de que para validar el impacto terapéutico de las terapias CAR-T «es fundamental disponer de series más amplias».
Para Ignacio Melero, catedrático de Inmunología de la Universidad de Navarra e investigador del CIMA, «es una buena noticia que los pacientes tratados con este tratamiento tengan un beneficio clínico sostenido en el tiempo», sobre todo si se piensa que «los CAR-T que se utilizaban hace una más de una década en Baylor College of Medicine para el tratamiento del neuroblastoma han sido muy mejorados en la actualidad».
La revolución de las células CAR-T
La terapia con células CAR-T es una de las mayores innovaciones en el tratamiento del cáncer en las últimas décadas, y detrás de este avance se encuentra un hombre cuya investigación ha transformado la forma en que los médicos y científicos combaten la enfermedad: Carl H. June. Su nombre es sinónimo de esperanza en el campo de la inmunoterapia contra el cáncer, y su trabajo ha salvado la vida de miles de pacientes que previamente tenían pocas opciones.
Carl H. June, nacido en 1953 en Denver, Colorado, nunca imaginó que llegaría a cambiar la historia de la medicina moderna. Desde una edad temprana, mostró una inclinación por la ciencia, pero no fue hasta sus estudios en la Academia Naval de los Estados Unidos y la Universidad de Baylor cuando comenzó a formarse como un destacado inmunólogo. Tras recibir su título de médico en 1979, June sirvió en la Marina de los Estados Unidos, donde dirigió un laboratorio de investigación inmunológica en el Naval Medical Research Institute. Este período marcó el inicio de su interés en las capacidades del sistema inmunológico para luchar contra
A finales de los años 90 y principios de los 2000, Carl June comenzó a experimentar con la idea de modificar genéticamente las células inmunes del paciente para que pudieran reconocer y atacar el cáncer. Su enfoque, conocido como la terapia con células T receptores de antígenos quiméricos (CAR-T), se basa en extraer células T del paciente, reprogramarlas en el laboratorio para que identifiquen células cancerosas mediante un receptor especial (CAR), y luego reintroducirlas en el cuerpo para atacar los tumores.
En 2010, June y su equipo, entonces en la Universidad de Pensilvania, trataron a un paciente llamado Bill Ludwig, quien sufría de leucemia linfoblástica aguda, una forma de cáncer de la sangre. Ludwig estaba al borde de la muerte, pero después de recibir la terapia experimental de CAR-T, experimentó una recuperación increíble. Su cáncer desapareció y, más de una década después, sigue en remisión. Este fue el primer éxito público de la terapia CAR-T.
Temas:
- Cáncer