El mal hábito de juzgar a los demás
Entre las malas costumbres, relacionadas con la sociabilización, está el mal hábito de juzgar a los demás. Aquí te comentamos algunas buenas pautas a seguir. Toma nota.
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Igual que se habla de los hábitos de la gente exitosa, también podríamos mencionar los de la gente altamente tóxica. Por ejemplo, hay personas convencidas de que deben emitir su opinión en casi cualquier caso, en especial si se trata de las conductas de otros. Sin embargo, debajo de esa capa de superioridad y prepotencia, hay una persona débil, frustrada y enojada con la vida. ¿Es tu caso o quieres ayudar a alguien a deshacerse del hábito de juzgar a los demás? ¡Sigue leyendo!
¿Quiénes son estos falsos jueces?
Comencemos con una frase de Antoine de Saint-Exupéry, el autor de “El principito”: “Es mucho más difícil juzgarse a uno mismo que juzgar a los demás”. Esta frase nos da una pista acerca de cuál es la personalidad de quienes tienen el mal hábito de opinar sobre las conductas de los otros: la falta de autocrítica.
En realidad, nuestro cerebro busca funcionar de manera binaria, eligiendo entre lo bueno y lo malo, lo seguro y lo peligroso. En general, las personas hacen distinciones ya que el mundo no funciona en blanco y negro. Sin embargo, otras no son capaces de ver las diferencias; para ellas todo lo propio es bueno, mientras que lo de los demás es malo.
Otras características de esta personalidad:
- Insatisfacción. No está satisfecha con su vida y detesta que otros sí lo estén.
- Frustración. Son personalidades frustradas y agresivas.
- Autojustificación. Intentan justificar todo lo que hacen por comparación con otros.
- Generalización. Opinan sobre los demás en base a generalizaciones que llevan al reduccionismo y la subjetividad.
- No tienen pasatiempos o actividades interesantes.
- Critican duramente.
Cómo deshacerse del hábito de juzgar a los demás
Dejar este hábito, como muchos otros, es ciertamente difícil pero no imposible. Analiza estas estrategias:
- Reconocer el hábito. Si te sientes enojado o frustrado con alguien, o cotilleas o te quejas de esa persona, son señales de que estás juzgando.
- Reconocer el daño. Juzgar a los demás aumenta la infelicidad y frustración de quien juzga. La persona juzgada puede sentirse disminuida, poco comprendida, herida y víctima de una injusticia.
- Analizar el por qué. La necesidad de autojustificación, la falta de confianza, otros problemas personales, llevan a emitir juicios acerca de las conductas de los otros.
- Encontrar buenos motivos para no hacerlo. Por ejemplo, evitar tener que arrepentirnos por haber juzgado mal, aportar cosas positivas a la vida cotidiana, conocer y disfrutar de otras personas, ser agradecido.
Conclusiones
- Como hemos visto, algunas personas se creen con derecho a emitir sus juicios sobre los demás. De más está decir que es una actitud negativa pero lamentablemente muy común.
- Se debe a que nuestro cerebro binario prefiere simplificar y extraer conclusiones apresuradas.
Adopta un enfoque constructivo y en vez de juzgar a los demás observa cómo puedes mejorar. ¡Todos te lo agradecerán!
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