Diez años más de vida: el impacto real de la inmunoterapia en el cáncer
Fue la primera familia de fármacos basados en inmunoterapia
La historia de cómo los científicos llegaron a descubrir los medicamentos llamados 'inhibidores de los puntos de control'

Fact checked
Este artículo de OkSalud ha sido verificado para garantizar la mayor precisión y veracidad posible: se incluyen, en su mayoría, estudios médicos, enlaces a medios acreditados en la temática y se menciona a instituciones académicas de investigación. Todo el contenido de OkSalud está revisado pero, si consideras que es dudoso, inexacto u obsoleto, puedes contactarnos para poder realizar las posibles modificaciones pertinentes.
En la década de los 90 del siglo pasado, una serie de descubrimientos se convirtieron en las bases de una nueva clase de terapias contra el cáncer, cuya acción se caracteriza por estimular el sistema inmunitario de los propios pacientes para que destruya tumores. Era el comienzo de la inmunoterapia.
Este tipo de tratamientos han transformado el modo en el cual se trata a los pacientes oncológicos y han conseguido añadir años de vida a millones de personas.
Los inhibidores de puntos de control inmunitario son una familia de medicamentos que ya están aprobados para tratar más de 25 tipos de tumores. Dieron sus primeros pasos en los centros de investigación de la Universidad de Harvard y el Instituto Dana-Farber contra el Cáncer.
La máxima responsable del departamento de Inmunología, Arlene Sharpe, y el profesor Gordon Freeman, de la misma universidad, son dos de las personas que han dedicado sus respectivas carreras profesionales a desvelar los misterios del sistema inmunitario y ofrecer una respuesta clara a la promesa de que nuestro propio organismo tiene la capacidad de responder a la enfermedad y ponerle límites.
A comienzos del nuevo siglo, los equipos de Sharpe y Freeman lograron un objetivo clave, al descubrir que algunos tipos de cáncer conseguían esconderse y salvarse de la anulación por parte del sistema inmunitario anulando una ruta inmunitaria conocida como PD-1/PD-L1. Los investigadores observaron que si se bloquea o se borra genéticamente una de estas dos moléculas (PD-1 o PD-L1), y la interacción entre ambas, es posible estimular la actividad de las células T (inmunitarias). Esta estrategia es eficaz para recuperar la habilidad del organismo para localizar y destruir tumores, aunque en aquel momento el proceso solamente se pudo observar en modelos experimentales con animales.
Aún quedaban incógnitas. Una de ellas era si este descubrimiento podría ayudar a los investigadores a desarrollar nuevas terapias, seguras y eficaces para los pacientes. Los equipos científicos de las empresas farmacéuticas partieron de esas primeras investigaciones para dar respuesta a esta pregunta.
Uno de esos investigadores era Ira Mellman, en aquel momento vicepresidente de inmunología y cáncer en la compañía Genentech. Mellman dirigió un grupo al que se encargó la tarea de desarrollar terapias anti PD-1 y anti PD-L1 para el cáncer restaurando la capacidad del sistema inmunitario para detectar y destruir células cancerosas. A ellos se debe el desarrollo de un anticuerpo basado en esta tecnología, el diseño de los ensayos clínicos para evaluar su eficacia y seguridad y, en último término, la contribución para que el fármaco, finalmente comercializado como Tecentriq, fuera aprobado
por la agencia estadounidense del medicamento, la FDA (de ‘Food and Drug Administration’).
Mellman recuerda que «casi nada más empezar, en los ensayos en fase I, vimos resultados; ahora sé, después de trabajar en desarrollo de fármacos durante 17 años, que eso no pasa prácticamente nunca y, si sucede, hay que seguir adelante».
En la actualidad, los inhibidores de los puntos de control inmunitarios han ampliado enormemente las opciones para tratar a personas con cáncer. Para pacientes con melanoma, estos medicamentos han supuesto un cambio radical en términos de resultados. Antes de que se aprobaran, pocas personas sobrevivían con la enfermedad en fase avanzada durante más de dos años.
En estudios clínicos a largo plazo completados recientemente, cerca de la mitad de los pacientes con melanoma avanzado tratados con combinaciones de este tipo de medicamentos han sobrevivido más de diez años.
Temas:
- Cáncer
- Tratamientos