Los expertos hablan: mascarilla en interiores y vigilar el comportamiento de las nuevas variantes

Las comunidades autónomas no se ponen de acuerdo. Tras la reunión celebrada el pasado  10 de marzo en Zaragoza entre los representantes de las regiones y el Ministerio de Sanidad, encabezada por la ministra de Sanidad, Carolina Darias, la conclusión es que, valga la redundancia, no hay conclusión. En palabras del consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Enrique Ruiz Escudero, el encuentro ha sido «otra oportunidad perdida para tomar la decisión sobre la retirada de la mascarilla en interiores». Asimismo, según el consejero, Darias se ha comprometido a organizar, en el futuro, una nueva reunión de carácter técnico para abordar el cómo y el cuándo de la cuestión.

Para entender los efectos de la retirada de la obligatoriedad del uso de mascarillas en interiores, OKSALUD ha contactado con el portavoz de enfermedades infecciones de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC), el doctor Javier Arranz, que ha señalado que, por su parte, no recomienda, en general, que deje de ser obligatorio su uso «hasta cumplir una serie de condiciones».

«Por ejemplo, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) americanos están empezando a retirar el uso obligatorio de la mascarilla en interiores basándose en diversos factores como el nivel de vacunación en la región, el número semanal de nuevos ingresos hospitalarios en menores o mayores de 65 años o la incidencia acumulada a 14 días, entre otros. De esta forma, en aquellos lugares en los que el riesgo de contagio es bajo (según estos factores), se permite no utilizar la mascarilla en interiores; cuando el riesgo es medio, se aconseja que cada ciudadano valore la mejor opción», explica el experto.

Asimismo, aunque muchas personas defienden la retirada de la mascarilla por los posibles efectos negativos que puede tener su uso masivo, y prolongado en el tiempo, en la salud, el doctor Arranz asegura que «no se ha demostrado que sean causantes de patología de forma individual, más allá de las lesiones dermatológicas locales y de poca importancia». Sin embargo, el experto admite que «hay personas que pueden notar cierto agobio al respirar cuando usan mascarilla de mayor capacidad de filtrado (FFP2 o FFP3), de ahí que no se recomiende en el momento de hacer un ejercicio extremo».

¿Qué puede ocurrir?

Desde la experiencia y profesionalidad que le otorga su profesión, el doctor Arranz apunta que es probable que aumenten los casos por contagio si se retira esta obligatoriedad. Sin embargo, también señala que «los nuevos casos deberían ser leves y la enfermedad se trataría de bajo riesgo en poblaciones bien protegidas, es decir, las personas vacunadas y que no cuenten con factores de riesgo de mala evolución en caso de contagio, siempre y cuando no aparezcan nuevas variantes más agresivas».

Una vez cumplidas estas condiciones, la obligación del uso de mascarilla «debería ser sustituida por recomendaciones según el riesgo personal de cada uno y valorar su empleo en aquellos momentos en que el riesgo de transmisión sea mayor, especialmente cuando la población es vulnerable, como ambientes mal ventilados, grandes aglomeraciones y presencia de síntomas respiratorios o catarrales)», explica Arranz.

«No hay ninguna necesidad de levantar las restricciones actuales». Así lo asegura, por su parte, el médico, epidemiólogo e investigador de la Universidad de Alcalá de Henares y en la Universidad Johns Hopkins sobre los factores sociales, Manuel Franco.

Asimismo, Franco señala que «todavía no se sabe cómo va a ser esa posible séptima ola». Aunque actualmente «estamos en un momento dulce, la pandemia nos ha enseñado que no podemos relajarnos nunca y que es muy complejo predecir cuál va a ser la dinámica y el futuro de las siguientes olas», asevera. Por tanto, «la vigilancia de las nuevas variantes es clave», concluye el experto.

Los colegios, en el foco

En contraposición con las anteriores afirmaciones, la Asociación Española de Pediatría (AEP) apuesta por la retirada progresiva de mascarillas en las escuelas. Así lo ha manifestado la organización en el reciente documento publicado en febrero, donde señala que «con una incidencia a la baja, y en el contexto de «normalización» de la transmisión en nuestro país, se debe analizar cuidadosamente cómo se puede hacer la transición hacia su eliminación progresiva».

Y añade: «Gracias a la monitorización continuada del riesgo de transmisión en las aulas de nuestro país, hemos podido generar datos que sustentan el bajo riesgo de la eliminación de las mascarillas en los niños. Dado que en nuestro entorno el uso de mascarillas solo es obligatorio en los niños de seis o más años, podemos evaluar, incluso comparar, el riesgo de infección entre aquellos que no usan mascarillas (educación infantil) y aquellos que sí (educación primaria). Si el uso de la mascarilla en el entorno escolar fuera un elemento determinante para reducir la transmisión, se esperaría que el patrón de transmisión en educación infantil fuera claramente diferente del de educación primaria. Sin embargo, la investigación muestra un patrón de incremento de transmisión que se mantiene desde los cursos de infantil hasta los últimos cursos de la ESO, donde parece que se estabiliza».

Sin embargo, la presidenta de la Asociación Nacional e Internacional de Enfermería Escolar (AEMECE), Natividad López Langa, en una reciente rueda de prensa relativa a la falta de enfermeros escolares en los centros educativos celebrada a finales de febrero, se refirió a las valoraciones del documento como «precipitadas» debido a la «falta de criterios científicos» que lo sustentan.

Del mismo modo de López, el doctor Franco señala que «el uso de mascarillas en interiores se necesita, y esto incluye zonas como centros educativos, lugares de trabajo, transporte público y, en general, situaciones similares», asevera el experto.

Aunque por el momento se sigue debatiendo la decisión final, y a pesar de que son muchos los expertos que invitan a mantener las restricciones actuales, el presidente de la Sociedad Española de Inmunología (SEI), Marcos López Hoyos, ha señalado en una entrevista para EFE Salud que «posiblemente» tendremos que aprender que la mascarilla en general es útil y no debería descartarse su uso en ciertas situaciones, filosofía que siguen desde hace años los asiáticos. Asimismo, en la actualidad solo se espera que las nuevas variantes no sean tan agresivas como Ómicron.