Dr. Argemí: «Un nuevo antiviral tiene una efectividad superior a otros tratamientos para la hepatitis D»
La coinfección de hepatitis B y D es más frecuente de lo que se pensaba
Un nuevo test reflejo ofrece una solución integral para su diagnóstico simultáneo
Fact checked
Este artículo de OkSalud ha sido verificado para garantizar la mayor precisión y veracidad posible: se incluyen, en su mayoría, estudios médicos, enlaces a medios acreditados en la temática y se menciona a instituciones académicas de investigación. Todo el contenido de OkSalud está revisado pero, si consideras que es dudoso, inexacto u obsoleto, puedes contactarnos para poder realizar las posibles modificaciones pertinentes.
La hepatitis delta, una infección viral causada por el virus de la hepatitis D (VHD), tiene una rápida progresión de enfermedad en el hígado y suele ser asintomática hasta que se encuentra en fase avanzada. Solo afecta a personas que ya tienen el virus de la hepatitis B y produce la inflamación del hígado. La presencia de ambas se considera la forma más grave de hepatitis vírica. Se transmite por vía parenteral o por contacto con sangre o productos sanguíneos infectados. Aunque no es tan frecuente, también se puede transmitir de madre a hijo y por vía sexual.
España, según la Encuesta de Seroprevalencia del Ministerio, un 0,22% de la población tiene infección activa por hepatitis B (cerca de 90.000 personas) mientras que, en otros estudios epidemiológicos, este porcentaje asciende al 0,5%. De ellos, se estima que el 5% están coinfectados por hepatitis D, por lo que en España habría entre 5.000 y 7.000 personas con hepatitis crónica por el virus delta.
Desde el punto de vista terapéutico, a la hepatitis delta se la conoce como huérfana porque no tenía un tratamiento eficaz. Se trataba a los pacientes con un medicamento inmunomodulador, que, de hecho, se utiliza para tratar otros tipos de hepatitis, pero la tasa de respuesta era muy baja.
La buena noticia es que ya existe un nuevo antiviral, la bulevirtida, tal y como explica en entrevista a OKSALUD el Dr. Josepmaria Argemí, especialista de la Unidad de Hepatología de la Clínica Universidad de Navarra. Este medicamento que se ha aprobado recientemente y que será financiado por el Ministerio de Sanidad, es eficaz para atajar este tipo de infecciones hepáticas. Además, gracias a la aparición de un nuevo test se podrá acortar el tiempo entre el diagnóstico y el tratamiento.
PREGUNTA.- ¿Cuál es la importancia de la creación de un test reflejo para el diagnóstico simultáneo de hepatitis B y D en la atención médica actual?
RESPUESTA.- En los últimos años, nos hemos dado cuenta de que la coinfección del virus delta (VHD) en pacientes con hepatitis crónica por virus B (VHB) es más frecuente de lo que se pensaba. Tenemos datos de que favorece el daño hepático en estos pacientes y la progresión a cirrosis. Por lo tanto, siempre que se sospeche una infección crónica por virus B, está indicado conocer su estado respecto al virus de la hepatitis delta.
Tener un test que, en una sola prueba, consiga diagnosticar la presencia de ambos virus, es claramente una necesidad no cubierta hasta ahora.
P.- ¿Qué ventajas ofrece el nuevo antiviral aprobado para la hepatitis delta en comparación con el tratamiento inmunomodulador anterior?
R.- La bulevirtida es un nuevo tratamiento de la hepatitis D que impide el acceso de los viriones a células aún no infectadas, bloqueando la puerta de entrada, un receptor llamado NTCP. El tratamiento que teníamos hasta ahora era el interferón (técnicamente peg-interferon 2 alfa), que, aun produciendo una bajada de la carga viral, no era eficaz para abrogar por completo la replicación del virus. Otro aspecto problemático del interferón son sus efectos secundarios.
La bulevirtida es más eficaz, y con más efectos secundarios, pero el mejor esquema de tratamiento, según un ensayo publicado recientemente es la combinación de ambos.
P.- ¿Podría explicarnos cómo funciona el nuevo medicamento antiviral como inhibidor de la entrada del virus en el hígado?
R.- La bulevirtida es un péptido que se sintetizó basándose en la estructura de una proteína de la envuelta viral que le sirve al virus como llave para entrar en la célula. El receptor NTCP sería la cerradura. Si tratamos al paciente con bulevirtida, el fármaco ocupa el orificio de la cerradura que necesita el virus para entrar con su llave e infectar la célula. De modo que el virus se va quedando sin posibilidad de expandirse a otras células y las defensas normales del organismo tienen más posibilidades de acabar con él poco a poco.
P.- ¿Qué desafíos enfrenta la implementación generalizada del test reflejo en los centros de salud de España?
R.- Como toda implementación de métodos diagnósticos nuevos, hay que estudiar su rentabilidad en función de la población objetivo. Pero hasta que no sepamos a ciencia cierta la prevalencia de coinfecciones B y D, parece un test muy necesario.
P.- ¿Qué recomendaciones haría para mejorar el cribado proactivo de hepatitis D en pacientes con hepatitis B?
R.- Según las guías europeas todo paciente con infección crónica por VHB debe ser testado para ver si tiene anticuerpos contra el VHD, y si los tiene, hay que medir la carga viral, eso es lo primero. Luego hay que seguir cribando a las personas potencialmente portadoras.
En España ya hay numerosas iniciativas para buscar proactivamente pacientes que escapan al cribaje o al seguimiento en los circuitos regulares. Suelen ser poblaciones vulnerables y/o en riesgo de exclusión social, para los que existen centros especializados de asistencia médica. Lo que conviene hacer es dotar de mayores recursos estos centros.
P.- ¿Cómo se comparan las tasas de respuesta y los resultados a largo plazo del nuevo antiviral con los tratamientos anteriores?
R.- Aún es pronto y no tenemos datos a largo plazo –como de las recurrencias post tratamiento–, pero las tasas de respuesta de bulevirtida son superiores a los tratamientos con interferón pegilado, y la combinación de ambos es incluso superior a la monoterapia.
P.- ¿Qué medidas preventivas adicionales serían efectivas para reducir la transmisión de la hepatitis delta, además de la vacunación contra la hepatitis B?
R.- Las medidas son las mismas que para la hepatitis B: detección de los pacientes con VHB entre los familiares de los ya diagnosticados, tratamiento eficaz de los infectados y vacunación de aquellos que están en contacto con portadores y no están infectados.
P.- ¿Qué impacto espera que tenga el nuevo tratamiento antiviral en la incidencia de cirrosis y cáncer de hígado en pacientes con hepatitis delta?
R.- Tratamientos eficaces contra la hepatitis delta pueden impedir que los pacientes con coinfección B y D progresen a fibrosis avanzada y cirrosis, y eso debería conducir a un menor número de casos de carcinoma hepatocelular.