Añadir un componente complejo de la leche a la fórmula infantil mejora la cognición

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El estudio se ha publicado en la revista 'Journal of Pediatrics'.

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El objetivo central de la innovación en nutrición durante la infancia es mejorar la disponibilidad de nutrientes clave que impactan los resultados a corto y largo plazo. El rápido crecimiento y desarrollo estructural del cerebro y el sistema nervioso central durante los «primeros 1.000 días» marca un período crítico para la adquisición de aprendizajes fundamentales y habilidades cognitivas durante la niñez y más allá, tal y como documenta un estudio de ‘Nutrients’.

Por ejemplo, la ingesta temprana de ácido docosahexaenoico (DHA) en la infancia favorece el desarrollo neurológico hasta los 6 años de edad, como se demuestra mediante pruebas cognitivas y visuales e influyó en la estructura, función y neuroquímica del cerebro a los 9 años de edad, según un ensayo de ‘Developmental Psychobiology’

La leche materna es ampliamente reconocida como la nutrición más beneficiosa para los bebés, pero muchas familias enfrentan desafíos médicos o logísticos en la lactancia materna. En Estados Unidos, sólo el 45% de los bebés siguen siendo amamantados exclusivamente a los 3 meses de edad, según los Centros para el Control de Enfermedades de EE.UU. (CDC, de sus siglas en inglés).

En búsqueda de la mejor alternativa

Durante décadas, los investigadores han buscado crear un complemento o alternativa viable a la leche materna para brindarles a los niños el mejor comienzo para un desarrollo saludable. Una nueva investigación de la Universidad de Kansas ha demostrado cómo un componente complejo de la leche que se puede agregar a la fórmula infantil confiere beneficios cognitivos a largo plazo, incluidas medidas de inteligencia y función ejecutiva en los niños.

La investigación realizada por John Colombo, director e investigador del KU Life Span Institute, junto con colegas de Mead Johnson Nutrition y de Shanghai, China, se suma al creciente apoyo científico a la importancia de los ingredientes que se encuentran en la membrana del glóbulo de grasa de la leche (MFGM) en las primeras etapas del desarrollo humano. 

El estudio, publicado en el ‘Journal of Pediatrics’, ha demostrado que alimentar a los bebés con fórmula suplementada con MFGM y lactoferrina durante 12 meses aumentaba el coeficiente intelectual en 5 puntos a los 5 años y medio de edad. Los efectos fueron más evidentes en las pruebas de velocidad de procesamiento de información y habilidades visoespaciales de los niños. También se observaron diferencias significativas en el desempeño de los niños en pruebas de función ejecutiva, que son habilidades complejas que implican el aprendizaje de reglas y la inhibición.

Todas las formas de leche de mamíferos contienen grandes glóbulos de grasa que están rodeados por una membrana compuesta por una variedad de nutrientes importantes para la nutrición humana y el desarrollo del cerebro, ha afirmado Colombo. Cuando se fabrica fórmula infantil a base de leche, normalmente se retira la membrana durante el procesamiento. «Nadie pensó mucho en esta membrana hasta que los análisis químicos demostraron que es notablemente compleja y está llena de componentes que potencialmente contribuyen a la salud y el desarrollo del cerebro», ha insistido el investigador.

Antecedentes

Este trabajo reciente estudio es una continuación de uno que Colombo también coescribió con colegas en Shanghai, China, publicado en el ‘Journal of Pediatrics’ en 2019. Ese estudio mostró que los bebés que fueron alimentados con fórmula con MFGM bovino y lactoferrina añadidos tenían puntuaciones más altas sobre pruebas de neurodesarrollo durante el primer año y sobre algunos aspectos del lenguaje a los 18 meses de edad.

La comunidad mundial de investigación en nutrición ha estado analizando el MFGM durante aproximadamente una década, ha recalcado el autor principal. Debido a que la membrana está formada por varios componentes diferentes, no se sabe si uno de los componentes es responsable de estos beneficios o si todo el paquete de nutrientes actúa en conjunto para mejorar el desarrollo cerebral y conductual. Estos beneficios se observaron en niños mucho después de finalizar la alimentación con fórmula a los 12 meses de edad.

«Esto es consistente con la idea de que la exposición temprana a estos componentes nutricionales contribuye a la estructura y función del cerebro a largo plazo», ha apostillado Colombo quien ha pasado gran parte de su carrera investigando la importancia de la experiencia temprana en la configuración del desarrollo posterior.

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