Los amantes de las setas están de suerte: el parque natural del País Vasco donde podrás recoger muchas variedades
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Ahora que iniciamos el otoño, arranca el mes de octubre y comienza a notarse la bajada de temperatura, son muchos los que se calzan las botas de montaña y salen al bosque con su cesta en busca de las mejores setas. En el País Vasco, la tradición se vive con intensidad y en el caso de que desees encontrar las mejores y más variadas, nada como elegir el parque natural del País Vasco que es el destino perfecto para los amantes de las setas.
Si hay un sitio que todos los años se llena de gente en busca de setas y hongos, ese es el Parque Natural de Gorbeia. Quien lo conoce, repite. Y quien aún no ha ido, tarde o temprano acaba yendo. Es uno de esos lugares donde el paisaje lo es todo ya que encuentras hayedos infinitos, praderas, caminos que se pierden entre montañas y todo eso mezclado con la posibilidad de volver a casa con la cesta llena. Sin embargo, lo que realmente hace especial a Gorbeia no es solo la cantidad de setas, sino la experiencia completa. Porque al final no es sólo recolectar, sino disfrutar del paseo y de la conexión pura con la naturaleza, además de poder encontrar paisajes otoñales que sí o sí, vas a querer fotografiar.
El parque natural del País Vasco perfecto para los amantes de las setas
El Parque Natural de Gorbeia es el más grande de Euskadi. Se extiende entre Álava y Vizcaya, con más de 20.000 hectáreas de pura naturaleza. Los amantes de las setas tienen aquí su pequeño paraíso. Entre los árboles, sobre todo en los hayedos, crecen muchas variedades: boletus edulis, níscalos, senderuelas, trompetas de la muerte, etc…
Y lo mejor, es que no necesitas ser un experto micólogo para disfrutar de la experiencia. De hecho, cada vez es más habitual ver a familias enteras buscando setas, con los niños emocionados al encontrar la primera. Eso sí, hay que tener claro qué coger y qué no. No todas las setas son comestibles, y en el caso de duda, mejor dejarlas donde están.
El hayedo de Otzarreta
Y en tu aventura por encontrar las mejores setas en este parque natural del País Vasco, hay un árbol que no te puedes perder: el hayedo de Otzarreta. Sus árboles, con ramas que se abren hacia el cielo y raíces cubiertas de musgo, crean una atmósfera difícil de describir. En otoño, con la niebla baja y las hojas caídas, el paisaje se vuelve casi de cuento.
Si tienes suerte además, puedes encontrar alguna seta justo al borde del sendero, aunque es más habitual tener que internarse un poco en el bosque. Eso sí, siempre respetando el entorno. En este tipo de espacios, más que en ningún otro, se nota cuando alguien ha pasado sin cuidado. Y sería una pena que se perdiera ese equilibrio tan especial.
Rutas para caminar (y también para buscar setas)
No todo el mundo va a Gorbeia por las setas. Muchos lo hacen simplemente por el placer de caminar. Y es que aquí las rutas están pensadas para todos los niveles. Desde paseos suaves entre prados hasta la subida al monte Gorbeia, con sus 1.482 metros de altitud y la cruz en la cima como recompensa.
Una de las rutas más populares parte de Pagomakurre, en la zona de Vizcaya, y otra desde Murua, en Álava. Ambas permiten disfrutar de buenas vistas y, si coincide, también de una buena recolección. Para quienes prefieren algo más tranquilo, está la circular Ubide-Gorbeia, que recorre bosques y antiguos pastos, y permite ir con calma, incluso con niños.
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Tradición pastoril, productos locales y buen comer
Algo que llama la atención en Gorbeia es cómo la naturaleza convive con la vida rural. En muchos caseríos aún se elabora el queso de oveja latxa, ese que tiene un sabor potente y auténtico. También se produce miel, que recoge el aroma de los bosques. Y si te paras en alguno de los pueblos cercanos, como Zeanuri o Zigoitia, seguro que puedes probar ambos productos.
La gente que vive alrededor del parque lleva generaciones cuidando ese entorno. Hay pastores, apicultores, ganaderos. Y se nota. Porque el parque no es solo un lugar bonito, también es un territorio vivo. Ir a recoger setas allí es también una forma de acercarse a ese modo de vida más pausado, más conectado con lo que ofrece la tierra.
Otros rincones que merecen una visita
Además de Otzarreta, hay otros lugares dentro del parque que vale la pena conocer. Uno de ellos es la cascada de Gujuli, con una caída de más de 100 metros. Otro punto curioso es el macizo de Itxina, un laberinto de roca caliza con cuevas y simas.
Y si no te interesa tanto la micología, puedes simplemente caminar, respirar aire puro, escuchar el sonido del agua o sentarte a observar cómo cambia el bosque con la luz de la tarde. A veces eso es más que suficiente.
Además, Octubre es todavía un mes perfecto para escaparse a Gorbeia. No hace el frío del invierno, pero ya se nota que el verano quedó atrás. Y ese cambio se vive intensamente en este parque. Los colores, los olores, la humedad en el aire todo invita a ir sin prisas, y a mirar bien por dónde pisas por si hay alguna seta escondida.
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