Yolanda y Puigdemont, amnistía y autodeterminación

Puigdemont

Con la definitiva dimisión del personaje que nunca debió acceder a una responsabilidad como la que ostentaba con grave descrédito para España en general y el fútbol en particular, se cierra un episodio que ha mantenido a una parte no menor de la opinión pública española entretenida durante semanas, para solaz de Sánchez. Así ha sido hasta que Puigdemont ha tomado el relevo con su «minuto de oro» obtenido gracias a la vicepresidenta del Gobierno en funciones, tan aficionada a los abrazos, sonrisas, «picos y piquitos» a diestro y siniestro, y que sería una adecuada sucesora del citado personaje cesado y dimitido.

El síndrome de la rana parecía tan interiorizado por la sociedad española, que ha pasado como si fuera algo propio de la normalidad democrática, un acto tan bochornoso e indigno como el protagonizado por Yolanda Díaz desplazándose al lugar donde reside el conocido prófugo de la Justicia, suplicándole que permita la investidura de Sánchez, «dialogando y negociando», que es lo propio de una democracia. Pero, en este caso, sin importar con quién, dónde, el qué, y para qué; es decir, qué se negocia, con quién se negocia, dónde se negocia y para qué se hace. Respondamos con las palabras Puigdemont, Bruselas (Waterloo), amnistía, autodeterminación y Moncloa, y tenemos la respuesta: por supuesto, España ni está, ni se la espera.

Hablamos en pasado porque las concentraciones producidas ayer ante los ayuntamientos de diferentes localidades españolas, parecen indican síntomas de que el hartazgo habría llegado casi a rebosar el vaso de la paciencia de los españoles. «Más vale tarde que nunca», al menos en este caso, porque el escenario político nacional, económico y social que se abre ante una investidura de las características que se vislumbran, es más que preocupante.

Aunque también puede considerarse oportuno aplicar otra conocida frase al momento actual: «Lo que tenga que suceder, que suceda cuanto antes». En este caso, preferir que este frankenstein 2.0. se forme ahora, y España quede vacunada lo antes posible de esta infección separatista, populista y comunista, que estaría llamada a ser un «sanchismo con Gobierno de corta vigencia». Eso por considerar que una nueva repetición —que sería la tercera con Sánchez, que cuenta por repeticiones sus elecciones como candidato— podrían dar un resultado similar al actual, siendo peor el remedio (la repetición electoral) que la enfermedad (acabar con el sanchismo).

En cuanto a esas concentraciones de este pasado domingo, no debe olvidarse que han sido efectuadas sólo a través de las redes sociales y sin marca política alguna que las identifique, lo que debe ser tenido en cuenta a la hora de evaluar su respuesta. El test pone de relieve que una parte de la sociedad española ya habría interiorizado un necesario ¡basta ya! para hacer visible un rechazo a una situación que coloca el futuro de España y de los españoles en manos de una persona que no tiene límite para satisfacer el poder que ambiciona.

No hay palabras en el diccionario de la RAE (no confundir con la RFEF) para definir lo que sucede actualmente en España, que comenzó cuando Sánchez accedió al mando del PSOE. Su partido lo cesó de la Secretaría General tras dos rotundas y sucesivas derrotas (89 y 84 diputados), y obligó a la primera repetición electoral en 2016, lo que no había sucedido desde la aprobación de la Constitución, pretendiendo obligar a una tercera elección o formar el primer gobierno frankenstein. Incomprensiblemente, apenas nueve meses después recuperaba el mando y convertía al PSOE en su personal plataforma política, con la que menos de un año después, y por medio de una moción de censura con todo ese monstruoso apoyo —el actual sanchismo— hacía realidad su ambición de acceder a La Moncloa a cualquier precio, en este caso sin pasar por las urnas, que se lo habían impedido en dos ocasiones.

Sánchez y Junqueras al parecer se ha contagiado de covid, no sabemos si junts o sólo simultáneamente, y así esquivar ambos tanto el G20 como el onze de setembre.

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