Vivir es cada día más caro
La inflación se encuentra al alza por culpa del precio del petróleo y de ese jeroglífico indescifrable que es el del precio de la electricidad que, por más promesas que vaya lanzando el Gobierno de turno, siempre se dispara inexplicablemente. Uno tiene la convicción de que en el transcurso de lustros recientes se han agotado ya toda suerte de excusas no convincentes y sin ningún efecto práctico salvo que la luz va encareciéndose.
A ese auge de la inflación hay que incorporar una sucinta reflexión: no es lo mismo que la inflación se anime como consecuencia de aumentos salariales y de una mejor potencia adquisitiva por parte de los consumidores que debido a aumentos en los precios del petróleo y de la electricidad, con lo cual se golpea directamente a la renta disponible de las familias que ven mermada su potencia de compra.
Con la inflación por los suelos o incluso por el subsuelo, es decir, a tipo cero o negativo, aún se daba capacidad adquisitiva y poder de compra por la ciudadanía. Hoy, la tasa de inflación supera el 2% y los aumentos salariales, si los hay, están en general por debajo de ese 2%. Se pierde, por tanto poder de compra. El consumo privado estreñido y acumulado a lo largo de años anteriores, ya se ha ido evacuando.
Deberes sin hacer
El final de la política monetaria ultraexpansiva del BCE en enero de 2019 invita a formular otras introspecciones. ¿Se encuentra España en unas buenas condiciones hoy por hoy para hacer frente y poder encajar turbulencias financieras y rayos económicos?
La realidad indica que en los buenos tiempos quienes han ostentado las riendas hacendísticas del país no han ajustado su quehacer a una rigurosa disciplina fiscal en la dirección que se tendría que haber enfilado. Hemos continuado vomitando déficit y aumentando con ligereza nuestra deuda pública que en lo concerniente a los pasivos en circulación de las Administraciones Públicas suman 1.635.904 millones de euros, camino del 140% de nuestro PIB. El horizonte comienza a ponerse cada vez más oscuro. Vivir está cada día más caro.