Violencia importada

Violencia importada, liberal enfurruñada

El pasado fin de semana, 4 mujeres y 2 niños fueron asesinados en menos de 24 horas. En Las Pedroñeras (Cuenca) un marroquí descuartizó a su ex mujer y a sus dos hijos, de cinco y siete años. En Zafarraya (Granada), un asesino de nacionalidad española descargó una escopeta de caza sobre una joven y su madre. En Fuengirola (Málaga), una mujer de edad avanzada, que padecía movilidad reducida ha sido estrangulada por su marido, un español de 75 años, que se ha intentado suicidar después.

El fin de semana anterior en Gata de Gorgos (Alicante), tres marroquís con antecedentes por agresiones y okupación, asesinaron a palos a un hombre que previamente había impedido que abusaran de una menor. Unos días antes, en la localidad madrileña de Collado Villalba, otro okupa marroquí con numerosos antecedentes, atracó con extrema violencia y a punta de cuchillo a un anciano indigente, para robarle los 18 euros que había recibido por caridad ese día.

La semana pasada, la Policía Foral detuvo en Tudela a un marroquí con 32 antecedentes, la mayoría por robos y hurtos. También en Navarra, otro marroquí, en estancia irregular en nuestro país, acuchilló cerca de la estación de autobuses de Pamplona a un hombre por ser gay, al grito de: «Maricones, os voy a matar». Tras publicar esta noticia, el Gobierno de Navarra que preside María Chivite (PSOE) envió una queja al medio de comunicación, solicitando que se ocultara el origen marroquí de los agresores, así como su situación administrativa irregular, puesto que opinan que son datos sensibles y mencionarlos no aporta información relevante.

La inmensa mayoría de los medios de comunicación cuando han publicado estas noticias lo han hecho sin mencionar la nacionalidad de los delincuentes, excepto cuando estos son españoles, en cuyo caso sí que se destaca. A pregunta de Vox en la Comisión Mixta de Control Parlamentario de la Corporación RTVE, la presidenta socialista de RTVE, Concepción Cascajosa, respondió que «siempre debemos identificar a los delincuentes con la precaución de no destacar datos que puedan provocar juicios de valor injustos o peligrosos, como mencionar su etnia, su color de piel, su religión, su procedencia o su orientación sexual».

Según los datos sobre violencia de género publicados por el Ministerio de Igualdad, en 2023, 26 de los 58 asesinatos de mujeres fueron cometidos por extranjeros, lo que significó que el 12% de la población cometió el 44,8% de los feminicidios del año pasado. Este porcentaje ha seguido creciendo y en 2024 asciende ya al 47,4%, con 9 asesinos extranjeros entre los 19 asesinatos cometidos hasta la fecha. Y esto sin entrar a analizar el origen de todos esos asesinos que tienen nacionalidad española.

Informar de que la población extranjera tenga una tasa de criminalidad que casi triplica la media, de que la mitad de los feminicidios son cometidos por el inmigrantes extranjeros, y dar la información del origen, los antecedentes y la situación irregular de los asesinos de mujeres no es ni racismo ni xenofobia, sino querer ayudar a solucionar un problema. Sólo 9 de los más de 6 millones de extranjeros que hay en España son responsables de estas muertes, no se puede criminalizar a tantos por tan pocos. Pero del mismo modo, sólo 10 de los más de 42 millones de españoles son culpables y tampoco se puede hacer lo mismo con nuestros hombres, como hace la izquierda.

España no tiene un problema de violencia machista, pero como el resto de Europa, tenemos un gigantesco problema de violencia importada. Negarse a diagnosticar los orígenes de una enfermedad sólo puede conducir a la muerte del paciente. Si la extrema izquierda gobernante fuera verdaderamente feminista no se dedicaría a soltar violadores y se preocuparía de averiguar quienes están asesinando a las mujeres, pero como sólo les interesa regar sus chiringuitos, cuanto peor nos vaya, mejor para ellos.

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