La vileza contra Madrid

La vileza contra Madrid

Resultaba extraño el tiempo que estaban tardando algunos sectores de la izquierda en atacar a la Comunidad de Madrid para tapar la incompetencia del Gobierno de Sánchez en la gestión de la doble crisis -sanitaria y económica- que ha provocado el coronavirus. Y resultaba extraño no porque fuese lógico ese ataque, que no lo es, sino porque es lo que la experiencia pasada, ante otras situaciones, muestra que esa izquierda ha hecho, de manera que el ataque estaba cantado que iba a terminar llegando.

Tras hacer gala de la peor gestión de la situación creada por la pandemia, el Gobierno ha pasado a difamar a la Comunidad de Madrid. El vicepresidente Iglesias, el líder comunista de Podemos, acusó el viernes por la mañana a Isabel Díaz Ayuso de “jugar con vidas” al solicitar el Gobierno de la Comunidad de Madrid el paso de fase en esta lenta reapertura que el Ejecutivo llama “desescalada”, para terminar diciendo el líder podemita que era lógico pensar que en Madrid sería más lento el proceso.  Posteriormente, Lastra, la portavoz socialista en el Congreso, dijo en Twitter que estaban protegiendo a los madrileños al no pasar Madrid de fase.

Es decir, por los comentarios de ambos políticos, da la sensación de que, con independencia de si Madrid reunía o no los criterios sanitarios para pasar de fase, la decisión se había tomado previamente por motivos políticos, porque si los técnicos se reunían por la tarde, ¿cómo Iglesias podía saber por la mañana qué iba a opinar el famoso -y oculto- comité científico? Y si eran criterios sanitarios, ¿por qué se atribuye Lastra la decisión al decir que “estamos protegiendo la salud de los madrileños”?

Adicionalmente, por si no hubiese quedado claro el nuevo objetivo del Gobierno, el PSOE emitió un vídeo hace semanas donde venía a insinuar la responsabilidad del Gobierno regional en la muerte de 1.100 personas en residencias de ancianos, y este fin de semana volvía al ataque diciendo que “El Gobierno de la Comunidad de Madrid, el mejor ejemplo de gestión ineficaz e irresponsable ante la crisis del COVID”.

Al margen de eso, decir que ellos protegen la salud de los madrileños por no pasar de fase equivale a decir que la Comunidad de Madrid la ponía en peligro al solicitar el pase. Eso, además de falso, es vil y mezquino, incluso para quienes hacen de la ausencia de verdad y de la tentación totalitarista su guía en la actuación política. ¿De verdad pueden decir que Madrid no es la provincia -y comunidad, si quieren- más preparada para responder ante una crisis sanitaria? ¿Por qué, si no, miles de españoles de otras regiones acuden a la sanidad madrileña todos los años para tratarse de todo tipo de enfermedades? ¿Creen que esas personas no valoran su vida?

La realidad es que la sanidad madrileña en su conjunto es una de las mejores del mundo y, por supuesto, la mejor de España -que ya es buena de por sí en el resto de regiones-. Sanidad madrileña -pública y privada- por la que han pasado muchos insignes representantes de la izquierda que han sufrido coronavirus -muchos, tras ir a la manifestación del ocho de marzo que hizo que el Gobierno retrasase la adopción de medidas que podrían haber sido más suaves y efectivas-, del que afortunadamente se han recuperado.

Contratar a miles de sanitarios, levantar un hospital de campaña con más de cinco mil camas e incrementar notablemente el número de camas destinadas a cuidados intensivos en un breve espacio de tiempo, no parece que sea gestionar mal una situación, con independencia de que siempre se pueden hacer las cosas mejor, pero cuyo resultado ha sido muy positivo conjugando premura y necesidad con el aumento de recursos.

Muchos españoles comentaban estos días que lo positivo de que el centro-derecha no estuviese en el banco azul es que nos ahorrábamos espectáculos como el que pudimos ver cuando los atentados del 11-M o el sacrificio del perro Excalibur en el caso de la auxiliar contagiada por Ébola en 2014, que afortunadamente, sanó. Pues bien, vista la reacción de la izquierda contra la Comunidad de Madrid puede concluirse que los españoles que pensaban eso no se equivocaban: si estando el PP en la oposición acusa la izquierda al centro-derecha sin justificación ni argumentos para ocultar la gestión del Gobierno de la nación, qué no habrían hecho de estar gobernando el PP.

La Comunidad de Madrid es la obsesión de la izquierda, porque no soporta no ya el no gobernar allí desde 1995, sino que sea el espejo que les supone ver que se puede bajar los impuestos, ser austeros y tener los mejores servicios, aparte de ser los más solidarios con el resto de España. En lo personal, dos figuras políticas obsesionan especialmente a la izquierda: Aznar y Aguirre. No soportan que no se hayan rendido jamás, que hayan gestionado bien y que no admitan la superioridad moral de la izquierda. En lo político, detestan al PP en su conjunto. Y dentro de las administraciones gobernadas por políticos de Génova, la emprenden especialmente contra la Comunidad de Madrid, la más próspera de las regiones españolas desde 1995, justo el momento en el que la izquierda -y era una izquierda infinitamente mejor que la actual- dejó de gobernar en la región madrileña.

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