Tecno sapiens

Toxicidad digital: ¿estás contaminado?

Toxicidad digital: ¿estás contaminado?

¿Conoces a una adolescente que cambie de color de pelo como cambia de calcetines?  ¿Que siempre está con cara de ‘mal huele’? ¿Que se viste unisex con ropa dos veces su talla? No, no es tu sobrina.

Se trata de Billie Eilish, y no es una adolescente cualquiera. Con tan sólo 13 años publicó una canción en YouTube que hoy cuenta con 374 millones de vistas. Y que a pesar de su estilo ecléctico,  marcas reconocidas de moda como Louis Vuitton han diseñado para ella.

La imagen de Eilish era clara: alejarse de los estereotipos estéticos que imperan en cantantes de Pop como Ariadna Grande o Lana del Rey, y mostrar una imagen de adolescente rebelde e inconformista.

Sin embargo, esta joven, que hoy se acerca a los 20 años, que cuenta con cinco grammys, y que ha sido la artista más joven en cantar la banda sonora de James Bond, ha decidido dar un vuelco a su imagen. Desde hace un tiempo dejó el color verde aguacate de su cabeza para pasarse al rubio platino,  su maquillaje es más refinado y su vestimenta más ajustada.

El pasado mes de septiembre lanzó la canción Your power y, para promocionarla, la revista Vogue le hizo unas fotos en las que aparecía en corsé, tacones y mucha piel a la vista. Resultado: al día siguiente de publicar las fotos en su cuenta de Instagram perdió 100.000 seguidores, y se ganó una jauría de enemigos que la tildaban de traidora, de zorra, y de hipersexualizar su imagen.

¿Podemos considerar que Instagram, y sus seguidores (el 60% tiene menos de 30 años) son los mejores modelos de intelectualidad, de cultura y de ética, para que se sientan en posesión de la verdad y sean capaces de enjuiciar y mandar a la hoguera digital a una persona?

Vivimos en un mundo en el cual el sinsentido se instala muy cómodamente en la mente de muchos, fomentado por redes que promulgan de manera inconsciente (y allí radica el peligro) una serie de valores e idearios colectivos, que atacan directamente a la imagen de las personas.

¿Y cuál es el mandato no escrito de Instagram? La felicidad y la belleza. La gente publica fotos de comidas, de perros y gatos, de vacaciones, y de selfies en un mundo feliz. ¡Pareciera que el planeta sólo está habitado por efebos! Lo más triste es que aquéllos a los que la naturaleza no ha dado lo que la red impone, acuden a apps para ser más guapos, más delgados, etc. En fin, para parecerse más a los otros, y menos a ellos mismos.

Así, que cuando un seguidor de Billie Eilish, o de cualquier persona, se siente con el derecho divino de atacarla por su imagen, debería pensar (con sólo esto ya me sentiría conforme): “¿A qué le hago la crítica: a la persona o a la imagen que tengo de esa persona?”. Ahí radica toda la discusión.

El mundo, por fortuna, no es Instagram, y las personas evolucionamos a nuestro ritmo, con nuestros tiempos y recursos. Cambiar nuestra apariencia es parte de lo que hacemos cada día. ¿O tú te vistes como lo hacías hace 10 años?

Así que, antes de enjuiciar a una persona por su imagen, primero fíjate en la tuya y piensa: «¿Este es mi verdadero yo, que he construido gracias a una profunda reflexión sobre mi ser, o este que critica es sólo la pálida copia del instagramer de turno?».

 

Lo último en Opinión

Últimas noticias