La tormenta perfecta de la burbuja cripto y el futuro de las monedas digitales

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La cotización del popular bitcoin ha escalado un 40 % desde principios de noviembre rompiendo en varias ocasiones la barrera de los 100.000 dólares y ha supuesto una sorpresa para aquellos que desconocen que hay ya más de 210 millones de inversores en esta criptomoneda, la más volátil y popular de las existentes. El mercado de las criptomonedas aglutina a más de 425 millones de inversores según el Crypto Wealth Report de 2024. Detrás de esta escalada están decisiones como la de BlackRock propietario de 21 millones de bitcoins para respaldar y comercializar el iShares Bitcoin Trust (IBIT) un fondo ETF (exchange traded fund) sobre el bitcoin como una opción para inversores, pero sobre todo las promesas de Trump. 

Las monedas virtuales o criptomonedas son un ejemplo innegable de la rápida adopción de una parte creciente de la población de una gran mayoría de países gracias a la tecnología, los sistemas de registro distribuido (DLT, blockchain), la digitalización y la criptografía que permite que se desarrollen este tipo de activos como medio de pago, inversión o reserva de valor. Este hecho ha originado que los reguladores y los supervisores hayan comenzado a prestar una especial atención a dichas figuras.

Los más de 17.000 criptoactivos, entre monedas digitales, NFTs (Non Fungible Token) y tokens (ICO, Initial Coin Offerings) han venido para quedarse, es ya incontestable el notable éxito de alguna de ellas como el bitcoin, que es incluso moneda de curso legal en El Salvador desde septiembre de 2021. El bitcoin se configura como una alternativa opaca a las transferencias de divisas de curso legal con una gran facilidad de almacenaje y de transporte en un escenario donde los bancos informan al fisco hasta de los pagos por bizum. Finalmente destaca su creciente reconocimiento internacional frente al dinero fiduciario menor de curso legal en Asia, África o Latinoamérica.

Nadie duda de que su atractivo se basa en su usabilidad y experiencia cliente, así como en la confidencialidad (salvo cuando el exchange es centralizado utilizando Coinbase o Binance como custodio de las criptos) y en poder hacer transacciones de bajo coste de una forma segura, irreversible, inmediata y transparente a cualquier hora del día en cualquier lugar del mundo. Sin restricciones. Cuando el exchange o mercado es descentralizado no existe un registro de los titulares de las criptomonedas como tal dado que blockchain solo informa de claves públicas y direcciones. Si la información además se almacena en un wallet o monedero propio como parte de una cartera fría la confidencialidad es total.

Pero las monedas digitales no están exentas de riesgo. Hemos visto como el bitcoin cotizaba un 30 % más bajo en Corea del Sur que cuenta con siete millones de ciudadanos registrados para operar con criptodivisas, durante la reciente crisis política con declaración de la ley marcial. Una falta de liquidez provocada tanto por las ventas como por la llamada prima Kimchi que supone un control estricto de los capitales sur coreanos desde la crisis financiera de 2008

Estos escenarios tan volátiles y la limitada liquidez de los mercados ponen en guardia a los diferentes gobiernos y a los bancos centrales que alertan del gran riesgo que conlleva este tipo de inversiones avisando a los inversores ocasionales. 

Con el objetivo de paliar este tipo de riesgos se han creado las criptomonedas estables (stable coins) con el valor anclado en una cesta de activos tangibles como materias primas oro, plata o incluso monedas fiduciarias reconocidas como el euro o el dólar. Todo apunta a que este tipo de criptos serán utilizados para pagos transfronterizos dado su valor estable.

Pero, ¿son las criptos un medio moderno de innovación económica o una fuente de riesgo? Se está avanzando en una regulación financiera para proteger a los inversores, aunque habrá divorcio normativo entre Europa y los EEUU. La normativa europea sobre Mercados de Criptoactivos (MiCA) tiene como objetivo garantizar una mayor transparencia, estabilidad, seguridad y resistencia en el mercado de criptomonedas. 

Sin embargo, los nuevos gobernantes de los EEUU priorizan la innovación de los activos digitales como cruciales para hacer de su gran nación un lugar que responda a la necesidad de más capital para los inversores. Durante la campaña electoral, Trump prometió la creación de una reserva de bitcoins, ayudas a la minería de bitcoin y una regulación más laxa. La propuesta del nombramiento de Paul Atkins procedente de la Digital Chamber´s Token Alliance desde 2017 para presidir la Comisión Nacional del Mercado de Valores de EEUU (SEC) marca las primeras acciones de la futura administración. La reserva estratégica de bitcoins propuesta por la senadora Lummis alcanzaría el millón de bitcoins en su máximo histórico a cambio de las reservas en oro. En los próximos meses se concretará la regulación de las criptomonedas en los EEUU y no sabemos si tras los anuncios en campaña, sus políticas efectivas serán similares a las europeas o habrá una apuesta por un entorno más innovador e impulsor del sector de las criptomonedas.

El debate sobre las criptos está servido. Estabilidad, confianza, seguridad y liquidez frente a innovación, volatilidad con nuevas oportunidades de financiación y de inversión. 

Y aquí entran los Bancos Centrales que quieren hacerlo por la puerta grande en el mercado de monedas digitales con el argumento de que su participación reducirá los posibles casos de estafa electrónica y la conspiración para cometer fraude de valores. Cuando hablamos de fraude, recordemos uno de los más recientes y conocidos, el colapso en 2022 de Cripto FTX una plataforma de Bahamas de intercambio de criptomonedas, hoy en proceso de quiebra, que ha dejado a un millón de usuarios afectados en todo el mundo. Recientemente ha llegado a un acuerdo para pagar 228 millones de dólares a la plataforma Bybit poniendo fin a una demanda judicial iniciada en noviembre de 2023.

Desde el año 2015 los principales bancos centrales han desarrollado el proyecto de monedas soberanas digitales de curso legal universal (CBDC) creadas por ellos que aunasen lo mejor de las monedas físicas, el dinero, con lo mejor de las monedas digitales ya aceptadas por una parte importante del público. El Banco Central Europeo acaba de publicar su segundo informe de progreso de la fase de preparación del euro digital (digital euro rulebook). Tres han sido las estrategias posibles para desarrollar las CBDC:

1.-Creacion de un sistema digital CBCD mayorista para mejorar los sistemas de compensación y liquidación y propiciar transferencias interbancarias más rápidas, seguras y eficientes. Esta decisión implica el desarrollo de una intensa regulación sobre criptoactivos en la que las entidades bancarias cuentan con experiencia de cumplimiento normativo, reputación y control de la privacidad.

2.-Crear un CBDC que funcione como efectivo digital, por ejemplo, un euro digital con una cuantía limitada y asociado a un tipo de interés. Una forma electrónica de dinero emitido por el Eurosistema. El euro digital estaría en una nube del banco central que controlaría la circulación de ese tipo de efectivo digital ya sea anónimamente o no. El principal argumento del BCE para establecer este euro digital, en estudio desde julio de 2021, además de un claro avance de la digitalización de la economía europea con pagos rápidos y fáciles sería hacer frente al crecimiento de los sistemas de pago digitales emitidos y controlados desde fuera de la zona euro, lo que puede comprometer la estabilidad financiera y la soberanía monetaria. 

Como dinero de banco central, un euro digital sería un bien público europeo al que todos deberían poder acceder y utilizar. Accesibilidad y usabilidad universales con funcionalidades online y offline, para que el euro digital desempeñe su papel de ancla monetaria. En este sentido dos son las opciones que el BCE está analizando en la actualidad. Escenario 1, los intermediarios supervisados podrían integrar el euro digital en sus propias plataformas, accediendo desde aplicaciones bancarias que ya usan y conocen. Escenario 2, el Eurosistema desarrolla una nueva aplicación para el euro digital que únicamente incluye funcionalidades de pago básicas que ejecutarían los intermediarios en cualquier lugar de la zona del euro.

3.-Desarrollo de CBDC en un escenario disruptivo, permitiendo depósitos en bancos centrales con un carácter más permanente y una remuneración más elevada que la del efectivo digital. A las ventajas de eficiencia, control monetario y seguridad se contrapone un coste elevado de transformación del sistema de intermediación y del canal de transmisión de la política monetaria actual. Tendría un claro efecto negativo sobre los depósitos bancarios que son clave en la actividad bancaria privada actual. 

Desde el punto de vista del ciudadano, la realidad es compleja, los CBDCs no son como el dinero digital real porque puedes perder el control sobre cómo quieres gastarlo, limitando tu libertad financiera. Este asunto dará mucho que hablar porque los CBDC técnicamente podrían ser programables y esto implicaría su trazabilidad, su caducidad y bloqueo o la limitación de su uso en el tiempo, lugar geográfico o el tipo de compra en función de parámetros sociales o políticos. Han comenzado ya los casos de uso innovadores y en Julio de 2025 se publicará un informe de resultados. El diablo está en los detalles.  El control y la limitación de la libertad financiera que nació con las monedas digitales mediante una nueva regulación será uno de los grandes debates durante 2025.

Libertas pecuniaria in periculo est 

José Luis Moreno, economista, ha sido director de Economía en la Comunidad de Madrid y en el Ayuntamiento de Madrid. Analista económico y empresarial.

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