Sánchez: quien quiera entender, que entienda

Sánchez: quien quiera entender, que entienda
Sánchez: quien quiera entender, que entienda

Para comprender debidamente la situación que estamos viviendo en España desde que Pedro Sánchez asumió la presidencia del Gobierno el 1 de junio de 2018, es preciso analizar con la perspectiva del tiempo transcurrido, los antecedentes inmediatos de aquella moción de censura que, con el apoyo del bloque político cohesionado con Pablo Iglesias, le aupó a La Moncloa. Hay una frase que sintetiza a la perfección todo lo ocurrido y lo que sigue ocurriendo: «No es No, señor Rajoy: ¿qué parte del No, no ha entendido?». Esos cuatro noes en esas doce palabras expresan el talante y la personalidad de su autor, precisamente por las singulares circunstancias en las que fueron pronunciadas.

Recapitulando: el 20 de diciembre de 2015 se habían celebrado las elecciones generales al acabar la legislatura de mayoría absoluta del PP con 186 diputados, obtenida en las anteriores del 20 de noviembre de 2011, que llevaron a Mariano Rajoy a la presidencia del Gobierno. La profunda crisis económica había provocado el cambio del Ejecutivo socialista de Zapatero, que no se presentó a la nueva reelección, siendo sustituido por Rubalcaba (q.e.p.d.) como candidato. El Gobierno, con grandes sacrificios del conjunto de los españoles, había conseguido evitar el «rescate» que, como espada de Damocles, pendía sobre nuestro país y que hubiera ocasionado sin duda una profunda crispación social como consecuencia de las drásticas medidas que se anunciaban con esa intervención en materia económica, social y presupuestaria. A finales de 2015, no sólo se había evitado el rescate, sino que además liderábamos el crecimiento en la zona euro. Pese a ese desgaste, el PP volvió a ganar las elecciones con 123 escaños frente a los 89 de un PSOE con Pedro Sánchez de candidato, que obtuvo el peor resultado de la historia de su partido.

En esas condiciones, Rajoy ofreció a Sánchez pública y privadamente negociar un acuerdo para formar Gobierno. Esa fue la primera ocasión en la que Sánchez pronunció la frase de los cuatro noes, lo que impidió a Rajoy aceptar la propuesta de S.M. el Rey de presentarse a la investidura. Pero sí se presentó como candidato el propio Sánchez, previo pacto con Albert Rivera, pidiéndole al vencedor de las elecciones en el debate que aceptara lo que él le había negado con sus cuatro noes.

La consecuencia de aquello fue que por primera vez en las doce legislaturas constitucionales, los comicios tuvieron que repetirse. Hasta entonces, con mayoría o sin ella, siempre había gobernado la fuerza más votada. La repetición electoral fue el 26 de junio de 2016 y no solo volvió a ganar el PP, sino que esta vez lo hizo con 137 escaños, 52 por encima de Sánchez, que bajó todavía más, hasta los 84. Tras alcanzar esta vez un acuerdo con Ciudadanos, Rajoy se presentó a la investidura con un apoyo de 170 diputados, pidiendo la abstención «técnica» de esos escasos votos necesarios para facilitar la investidura en segunda votación, y evitar una nueva repetición electoral que hubiera sido la tercera en menos un año.

Sánchez en ese debate repitió esos cuatro noes, por lo que no fue posible la investidura. La contumaz cerrazón de quien había fracasado en sus dos intentos como candidato y que se negaba a cualquier acuerdo que desbloqueara la situación que, por cierto, los votos del PNV hubieran resuelto, obligó a que fuera el propio PSOE el que un mes después, el 1 de octubre, en un dramático Comité Federal, optara por cesarlo nombrando una Comisión Gestora hasta el siguiente Congreso del partido.

Esa decisión permitió que el 29 de octubre hubiera investidura del presidente, con los 170 votos a favor, 111 en contra y 68 abstenciones. El resto no es preciso recordarlo por estar más cercano en la memoria colectiva: unos meses después, tras viajar Sánchez a los EEUU, volvía a la Secretaría General de su partido. Tan solo un año después de aquello, presentó la moción de censura. Los seis votos del PNV negados dos veces al PP para la investidura, sirvieron para pactar los presupuestos en mayo de 2018, para una semana después regalárselos a Sánchez en su investidura a fin de que gobernara con ellos. La felonía de esa conducta se comenta por sí sola.

Recién instalado en La Moncloa era visitado por George Soros. Quien quiera entender, entienda.

Lo último en Opinión

Últimas noticias