Sánchez, quédate en África por favor

Sánchez, quédate en África por favor

Volverá a La Mareta. Que no se alteren las cenizas que César Manrique Cabrera, el escultor de Lanzarote, dejó perfectamente organizadas. Hubo una vez un visitante de Rodríguez Zapatero, uno de aquellos que, presuntamente, jugaban al baloncesto en aquella posesión, al que un día se le soltó la boca, y sin tomar precaución alguna, se explayó en un restaurante de los que en Madrid frecuentan tirios y troyanos: “La verdad -dijo- es que allí se está francamente bien”. Los convecinos del bocachancla aún están haciendo risas con la confesión del enchufado. Ahora, durante el “reinado” de Sánchez, no ha aparecido todavía un lenguaraz que también reconozca que “allí se está francamente bien”. Tiempo al tiempo: alguien meterá el cuezo. A lo que íbamos: como ha publicado este periódico, en una de las citas que el aún presidente ha mantenido con los que le soportan el Twitter, se ha presentado a la consideración pública como un hortera de bolera: en zapatillas. ¿Por qué no así, dado que el hombre -escribíamos hace un par de crónicas- ha estado disfrutando de unas “merecidas vacaciones”? En su momento un colega muy celebrado y hasta famoso reconoció que él, en bastantes ocasiones, presentaba el Telediario en calzoncillos “Abanderado”, los mejores parece de aquella época.

No volveremos a insistir aquí en la pléyade de grandes problemas que asolan a nuestro país. Sólo añadir, que como el sol se ha dado una tregua, el recibo de la luz ha menguado, dos días, sólo dos días, un ápice, “un pequeño ápice” como subrayó en una ocasión la ex portavoz Montero. ¿O se llama realmente Montoro y no nos hemos enterado? No es imposible; los dos pertenecen a la misma saga. El Gobierno de ahora mismo podría abochornar, por su menestralidad, a un patio de verduleras, de las que antes se peleaban ferozmente por el precio de unas acelgas. El último episodio de la lucha entre “largo caballeristas” (Sánchez) y leninistas (ya saben a quién me refiero) es el protagonizado por la facción más analfabeta del Gobierno que ha resucitado la antigualla franquista de las nacionalizaciones y está a punto -ya lo verán- de exigir al “Rey” de Tetuán, Sánchez Castejón I, el establecimiento de varios planes quinquenales para que España se parezca cada vez más a los soviéticos del padrecito asesino Iosif Stalin.

Es probable que este reyezuelo nefando, en su egolatría psicopatológica, no esté vislumbrando ni de lejos, el daño que le ha hecho su actitud escapista durante el largo y cálido verano. Es más: para que su inanidad política no aparezca como incomparable, ni siquiera ha permitido que dos de sus ministros más relevantes, la señora Robles, de Defensa, y el señor Albares, de Asuntos Exteriores, hayan tenido la bondad de explicar al público en general en qué está consistiendo su gestión, la gestión del Gobierno, en dos asuntos-escándalo de estos días: la gran gran bronca de Afganistán, y la expulsión, a fuego ardiendo, de los niños migrados de Marruecos que invadieron Ceuta hace unos meses, Es que ni siquiera un director general de Moncloa, que los hay a borbotones, ni de los dos ministerios mencionados, ha tenido la decencia de comparecer para enseñarnos cómo está trabajando el Gobierno en la resolución de estas dos crisis. No es de extrañar que, según fuentes jurídicas, el absentismo escalofriante de esta conjunción de extrema izquierda sufra, más pronto que tarde, varios revolcones judiciales de los que hacen época.

Estamos esperando como agua de agosto (de la que está habiendo demasiada en el norte de España) las próximas encuestas fiables que recojan, porque no puede ser de otro modo, la opinión que tenemos los españoles de la huida estival del escapista. Lo más lógico sería pensar que los sondeos, salvo el vergonzoso CIS de Tezanos, le van a arrear en lo que más duele, que no es otra cosa que la intención de voto. Sin embargo, algunos de sus fieles que aún pululan por la redes, y otros que se empeñan en decolorar la realidad, vienen insistiendo en que va a ser tan fascinante la oferta política que Sánchez presentará en cuanto vuelva de su safari africano, que estos pecadillos agosteños (ya se sabe: ”en agosto nunca pasa nada”) serán olvidados en un ratito. ¿Qué tramará este individuo? Nos lo preguntamos todos. Pero es simple: más fotografías también como “rey” de la vacunación universal, y, desde luego, apropiación de los fondos europeos que ya han empezado a llegar a cuentagotas. Fuera de esos dos provechos todo es niebla para “Sánchez I, el escapista”.

Tiene tan alto sentido de su papel decisivo en el orden mundial, no digamos ya en el de España, que, tal y como suele afirmar sin ambages el antiguo socialista Joaquín Leguina: “Se cree incomprendido por las hordas del fascismo”. No está mal el dibujo. Su envalentonada altivez le lleva además a atribuirse en solitario los éxitos, y volcar las moñigas sobre los demás de su torpeza. O sea, la actitud de un caballero. Ya ha vuelto a Madrid y todavía no ha pensado ni por un momento en qué se ocupará tras el safari africano que emprenderá el día 23. Encima pide a la oposición “sentido de Estado”. No merecemos a este individuo. Pero no se engañen: África, Nigeria y Egipto, lo necesitan. Si, fullero escapista, te necesitan: quédate por favor allí.

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